Pontevedra, joya de As Rías Baixas y capital de la comarca, cautiva con su encanto único. Desde sus pintorescos barrios marineros hasta su enfoque pro-peatonal, Pontevedra respira un aire de distinción. Desde que los romanos bautizaron a la ciudad de Pontevedra como Ad Duos Pontes, el mar ha marcado profundamente el carácter de Pontevedra a lo largo de los siglos en forma de astilleros, puerto pesquero y una intensa actividad comercial.

Pontevedra, ciudad de larga tradición marítima y mercantil, conserva uno de los cascos históricos más importantes y elegantes de Galicia. En la confluencia del río Lérez con la ría de Pontevedra, la antigua urbe desarrolló un núcleo amurallado de calles empedradas y recogidas plazuelas, algunas de ellas porticadas. Un entramado de calles y plazas que guarda importantes edificaciones civiles y religiosas.

La bella ciudad del Lérez, Pontevedra no es una habitual de las guías turísticas, a pesar de ser la capital de la provincia homónima. Muchos atribuyen esta capitalidad por error a la ciudad de Vigo, debido a que Vigo es la ciudad más importante de Galicia y junto a A Coruña el motor económico de la región. Por eso, aunque no suela entrar en los planes de los que visitan las Rías Baixas, Pontevedra es sin embargo una bella ciudad a la que vale la pena acercarse. Vamos a contaros hoy algunos de los motivos. Más información…

Por la belleza del casco antiguo de Pontevedra

El primero de ellos es para admirar su precioso casco antiguo. Infinitamente menos conocido que el casco antiguo de Santiago pero con un encanto equiparable.

En el centro del casco antiguo se sitúa la plaza de España, donde se levanta el Ayuntamiento, edificación ecléctica construida en el siglo XIX. Su fachada principal queda definida por sus cuatro pares de columnas, los frontones de las puertas, así como por el balcón y el reloj.

Frente a él se extiende la alameda, un amplio paseo frente al cual se encuentran suntuosas edificaciones civiles como la Diputación, cuya fachada decimonónica contrasta con las ruinas medievales del convento de Santo Domingo (s. XIV), conjunto declarado Monumento Nacional.
El enclave, una de las sedes del Museo Provincial, alberga elementos arquitectónicos de diversa procedencia, tales como capiteles románicos y góticos, laudas o sarcófagos.

Calles y plazas

En las plazas de reminiscencias gremiales de Pontevedra, como la Plaza de la Leña, La de la Verdura, La Ferrería…abundan las casas nobles, los soportales, las gaviotas y los niños. Callejones de piedra granítica verdinosa, jardines llenos de camelias y plazas recoletas adornan esta ciudad y la dotan de gran autenticidad. Como la de La de la Verdura, donde antes se celebraban mercados y se vendían leña y piñas -muy demandadas entonces por los hornos locales de pan- o verduras. O La plaza de La Ferrería tomó su nombre de los herreros que trabajaban antiguamente bajo sus soportales.

La Capilla de la Peregrina

Al sur de la Plaza de La Ferrería asoma la Capela da Peregrina, uno de los monumentos más simbólicos relevantes y visitados de la ciudad. El santuario(s. XVIII) de la patrona de Pontevedra es una pequeña Iglesia, entre barroca y neoclásica del siglo XVIII, con planta en forma de vieira que llama especialmente la atención y que guarda la imagen de la patrona de la ciudad. También llama la atención su pila de agua bendita que una concha gigante del pacífico.

La capilla se levantó a partir de 1778 sobre planos del portugués Antonio Souto y hoy en día es una parada obligada cuando se realiza el Camino de Santiago Portugués o se visita la ciudad por cualquier otro motivo.

Enfrente de este templo se encuentra la popular plaza de la Ferrería, rodeada de destacados edificios como la iglesia convento de San Francisco, construido en estilo ojival tardío entre los siglos XIV y XV. Consta de planta de cruz latina, cabecera con tres ábsides, y conserva varios sepulcros medievales.

Basílica de Santa María

El recorrido por Pontevedra discurre por típicas calles comerciales con nombres de gremios y plazas de granito como la del Teucro, la de Cinco Calles o la de la Verdura. Al adentrarse en su casco antiguo, se destaca la majestuosa Basílica de Santa María, testigo imponente de su rica historia y arquitectura, el mejor ejemplo de arquitectura religiosa de la ciudad.

Construida en el siglo XVI por el gremio de mareantes (navegantes) conjuga el gótico tardío con el renacimiento. Este grandioso templo renacentista alcanzó un gran refinamiento en sus formas. Así, en el interior de la edificación se aprecian sus tres naves cubiertas por bóvedas de crucería y una serie de capillas laterales. En la parte externa sobresale su fachada principal, obra de Cornelis de Holanda y Juan Nobre. Todo ello le convierte en una de las joyas del arte gallego. Considerada una de las obras cumbres del plateresco en Galicia, tiene una curiosa imagen en su portada oeste, la de San Xerome con gafas y, por error, el Cristo a la Izquierda del Padre.
En el interior sorprenden las Bóvedas de Crucería en forma de trébol de 4 hojas.

La Iglesia fue erigida por el poderoso Gremio de Mareantes en el siglo XVI, cuando Pontevedra era el puerto más importante de la región y su urbe más poblada. A unas cuantas zancadas de la basílica está la plazoleta de las Cinco Calles, donde vivió el famoso escritor Ramón de Valle-Inclán.

Museo representativo del arte gallego

Merece especial atención el Museo Provincial de Pontevedra, uno de los más importantes de Galicia. Sus fondos se encuentran distribuidos entre las ruinas de Santo Domingo y otros cuatro edificios que miran a la plaza de la Leña. Destaca de su colección un amplio muestrario de arte medieval y de pinturas españolas y europeas del s. XVI-XVIII, así como una selección de obras de artistas y arte popular gallego.

Cerrando la Plaza de la Leña por el este existen dos pazos del siglo XVIII, el de Castro Monteagudo y el de García Flórez, que forman parte del Museo de Pontevedra.  Este fabuloso rompecabezas de la cultura gallega alberga más de 16000 piezas expuestas en seis edificios distintos. Entre ellas se encuentran; espadas de la Edad de Bronce, tímpanos románicos, pinturas, grabados y esculturas de todas las épocas, azabaches compostelanos, cerámica de Sargadelos, abanicos, marfiles, milarios romanos, gaitas…

Alguno de sus edificios parece a primera vista viejo y aburrido. Nada más lejos de la realidad. El Sexto edificio ubicado en la rúa Padre Amoedo fue inaugurado en 2013. Con 23 salas es el más grande, moderno y llamativo del Museo. Aquí se exponen de forma permanente obras, mayoritariamente pictóricas, que permiten apreciar la evolución del arte gallego desde el gótico hasta la actualidad.

Por sus jardines de camelios

Pontevedra se conoce poco, porque asociado a la región gallega hay una creencia de que aquí, el clima es malo, con lluvias persistentes durante todo el invierno. Sin embargo las Rías Baixas cuentan con un microclima templado todo el año y el invierno es la estación de las Camelias.

Entre diciembre y abril, unas 8000 variedades de ellas inundan los jardines de la ciudad dotándola de gran colorido. Puedes admirarlas en los jardines de Colón, en la praza da Ferrería, en el Parador y cerca de la ciudad en el Pazo del siglo XIX de Lourizán. Situado en la ladera de un monte, entre las poblaciones de Pontevedra y Marín, a unos 3,5 kilómetros de la antigua carretera a este pueblo. El pazo es un maravilloso palacio de estilo modernista diseñado a principios del siglo XIX por el arquitecto Genaro de La Fuente.
Cuenta con un total de 54 hectáreas de jardín, finca y arboleda. Posee un importante jardín botánico con especies exóticas y autóctonas, quizás sea el mejor arboreto de España. Los especímenes más antiguos de camelia datan del siglo XIX. Hay más de 600 ejemplares de camelia japónica de distintos cultivares.

Por su variada oferta gastronómica

Otro de los motivos para visitar la ciudad es que Pontevedra es que es un buen lugar para desayunar o degustar a la hora del vermut o al atardecer algún que otro bocado de alta cocina gallega.

La plaza de La Ferrería es la mayor y la más animada de la capital y quizás la mejor para desayunar antes de empezar la excursión por su casco viejo. Bajo los soportales, allí mismo se encuentran varios míticos de la ciudad. La cafetería San Francisco, con buen café italiano y pastas artesanales. El café Saboy, conocido por sus tertulias desde 1936 y el Carabela.

Para otros tentempiés, la encantadora y minúscula Plaza de la Leña, en pleno corazón pontevedrés, ostenta el récord de terrazas por metro cuadrado. En cuatro palmos se juntan seis restaurantes y cuatro taperias. Algunas son de muy alto nivel donde se sirven ceviches y tatakis, pero también pulpo y empanada. De sus fogones emanan olores a chocos y calamares fritos que se junta con el olor a vino de sus tabernas populares. Lo que sí es realmente cierto en Pontevedra es que aquí no se pasa ni hambre ni sed.

Por sus alrededores

Aunque en su casco antiguo no cuente con playas, al confluir la desembocadura del río Leréz, con la entrada de la Ría, donde años atrás se instaló una “discutida” empresa celulosa, si cuenta con excelentes playas cercanas. Estás se encuentran en poblaciones esparcidas a lo largo de la ría de su mismo nombre. Pero hablar de ellas ya nos llevaría redactar otro post.

Combarro

Como adelanto podemos destacar el pequeño y cautivador pueblo de Combarro, que se encuentra a unos siete kilómetros de la capital pontevedresa. Con sus más de 30 hórreos y sus siete cruceros de la Virgen mirando a la ría y del Cristo tierra adentro, Combarro es uno de los pueblos más bellos de As Rías Baixas. Con sus embarcaciones tradicionales, casas marineras y hórreos a pie de playa Combarro es un auténtico santuario marino.

El Parque Nacional de las Islas Atlánticas

En la provincia de Pontevedra se encuentran dos de los espacios protegidos más importantes de Galicia. Uno de los más importantes es el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, que engloba a las Islas Cíes, así como a las islas de Ons, Cortegada y Sálvora.
Sus costas escarpadas y sus arenales son el hogar de miles de ejemplares de aves migratorias.
La riqueza tanto de su fauna y flora como de sus fondos marinos completan un ecosistema de incalculable valor ecológico.

El Parque Natural del Monte Aloia

El Parque Natural del Monte Aloia, en la denominada Serra do Galiñeiro, cobija restos arqueológicos de gran valor. Además, desde su punto más alto se obtienen imponentes vistas del valle del Miño.

Podríamos seguir descubriendo lugares especiales de esta maravillosa ría, pero lo dejamos para otra ocasión, cuando continuemos nuestro trayecto rumbo a La Toja. Aunque después de todo esto que hemos contado….¿Aún no tienes motivos para visitar Pontevedra?.

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