Los patios cordobeses, arte y olor a azahar

Córdoba es conocida a nivel mundial por su Mezquita-Catedral. Posee un casco histórico monumental declarado Patrimonio Mundial. Lleno de callecitas, agradables plazas y animadas tabernas en las que disfrutar de un buen espectáculo flamenco o degustar la gastronomía local. Pero además, Córdoba cuenta con sus típicos patios llenos de flores, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad reconocido por la Unesco. Para poder admirarlos lo mejor es ir a Córdoba durante el mes de mayo que es cuando se celebra el Concurso de Patios, Rejas y Balcones, y los patios de la ciudad se abren de par en par al visitante.

Es cuando la fragancia de flores como los geranios, el azahar y el jazmín lo inundan todo y se celebran más fiestas tradicionales. Una de ellas son las fiestas de las Cruces de Mayo y la Batalla de Flores. En ese momento, la ciudad se llena de flores, hay espectáculos flamencos al aire libre y ambiente festivo en la calle. El mes concluye con la Feria de Córdoba.

Los Patios Cordobeses

Macetas de mil colores sobre paredes encaladas donde crecen sobre todo geranios. Un pozo de agua fresca y arriates donde germinan los limoneros. Artísticas rejas de hierro forjado y empedrado chino. Pero sobre todo, olor a jazmín, madreselva y al azahar de los naranjos. Eso son los patios cordobeses, la quinta esencia de la estética andaluza. Resumen de una forma de vivir que tiene sus raíces en Roma y en el al-Ándalus.

Los patios no solo están abiertos en mayo, pues la mayoría lo están para el año, pero sí es en esa fecha cuando se exhiben más cuidados. Una buena parte de ellos están ubicados en casas particulares, las cuales permiten la visita. Otros están en espacios públicos, en palacios y casonas señoriales convertidos en museos u organismo públicos.

El Palacio de Viana

Uno de los doce patios cordobeses que dan prestigio al Palacio de Viana es el prototipo de patio cordobés donde se percibe el rumor permanente del agua, la naturaleza, el hechizo y el romanticismo.
El Palacio de Viana  es una de las residencias nobiliarias más soberbias de Andalucía, prototipo de gran casa señorial andaluza y resumen de todos los patios de la ciudad.

Esta mansión señorial junta a decena de estancias señoriales, aposentos y caballerizas, acoge 12 patios, cada cual diferente, y un gran jardín romántico adornado con todo tipo de flores y plantas donde nos envuelve un rumor permanente a agua y naturaleza.

Construido en el siglo XIV, con el tiempo fue objeto de sucesivas ampliaciones hasta conformar un valioso inmueble barroco. Sus salones están decorados con muebles de estilos clásicos, lienzos de reputados maestros, libros antiguos y objetos decorativos de gran valor.

Los nombres de los patios muchas veces recuerdan a los oficios y/o la utilidad que tuvieron históricamente. La Cancela es el patio donde los ventanales enrejados miran a la plaza de Don Gome, entrada principal. La Madama es la estancia más romántica. El Pozo enlaza con el patio de la Alberca, donde se encuentra un estanque. Más información…

Patios populares

Los patios cordobeses más famosos se encuentran en los barrios populares. Uno de ellos es el patio de San Basilio. Localizado próximo al Alcázar de los Reyes Cristianos. Este patio intramuros es cuidado con mimo por sus propietarios, los cuales lo heredaron de sus antepasados.

También los encontramos en distintos enclaves. El patio de la calle Marroquines 6, con sus buganvillas. En los barrios más humildes como los de las calles Postrera y Martín de Roa donde sus propietarios e afanan en cuidarlos con esmero.

Otros lugares de interés

Plazas, calles y museos

La cuesta del Bailío es uno de los rincones más bellos de la Ciudad de Córdoba. Esencia suprema del espacio y la arquitectura andaluza. Son un conjunto de escaleras a diferente nivel enmarcadas por muros encalados y buganvillas que florecen en primavera. Al lado, la plaza del Cristo de los Faroles, un rectángulo de cielo y cal en mitad de la iglesia y un convento.

La calle Lucano y Lineros conduce hasta la cervantina  Plaza del Potro, una de las más emblemáticas de la ciudad. Aquí se encuentra la recuperada Posada del Potro, cuyo interior resumen las obsesiones artísticas de los patios andaluces.

Frente a la posada se encuentra el Hospital de la Caridad, el cual alberga dos museos, el Museo de bellas artes y el del famosos Julio Romero de Torres. El pintor que plasmó en sus lienzos un estilo personal que conjuga sentimiento popular y un genuino folclore, en una línea andalucísima plagada de esencia, refinamiento, sensualidad y embrujo.

La Plaza de la Corredera es una plaza rectangular y barroca adornada de balcones y ventanales enrejados, sigue el modelo de plaza mayor de estilo castellano y es la única en Andalucía de estas características. Esta plaza es el punto de encuentro de la ciudad, escenario en su día de fastos festivos, corridas de toros y ajusticiamientos públicos. Hoy es un punto castellano, un espacio lleno de terrazas, con un mercado de abastos y tiendas de antigüedades. Durante las obras de reconstrucción, se encontraron mosaicos magníficos de la época que se pueden ver en el Alcázar de los Reyes Cristianos.

En nuestra visita a los patios cordobeses también hay que acercarse a la Cruz de la plaza del conde Priego, la cual exhibe el monumento al torero Manolete.

Las Iglesias Fernandinas y la Ajerquía

Los patios más bellos también se extienden por la Judería, al lado de la Mezquita y por la Ajerquía, donde se encuentran las iglesias fernandinas. A un lado de sus calles y de sus plazas recoletas se hallan otros patios de similar belleza y equilibrio.

Las 14 parroquias que conforman la ruta de las iglesias fernandinas fueron edificadas tras la conquista cristiana en 1236, bajo la influencia de la arquitectura gótica.

Sus vetuscas fachadas presiden las populares placetas de arrabales de la Ajerquía, uno de los barios históricos mas grandes del munso. Cada una de ellas está dedicada a una figura religiosa, Santiago, San Pedro, San Lorenzo, Santa Marina de las Aguas Santas, La Magdalena

La Judería

La calleja de las Flores, con la Mezquita al fondo es una de las más populares. En torno a la Mezquita se extiende la Judería, la esencia de la ciudad hispanomusulmana. En su laberinto de angostas calles empedradas y casas blanqueadas con patios rebosantes de macetas y flores como geranios y buganvillas.

La judería se rinde homenaje a dos de los hijos más importantes de la historia de la ciudad. Con sendas estatuas, la de Averroes, junto a las murallas y la de Maimónides, en la plazoleta de Tiberiades.

Aquí abundan las tiendas de recuerdos, los talleres guadamecíes y cordobanes y famosos restaurantes de cocina cordobesa.

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