La muralla de Pontevedra fue una fortificación clave en la defensa de la ciudad, pero la mayor parte de ella desapareció hacia finales del siglo XIX. A pesar de ello, algunos restos aún se conservan y se han integrado en el paisaje urbano, convirtiéndose en un valioso patrimonio histórico.

En el siglo XXI, diversas obras de reforma urbana en el casco antiguo permitieron localizar restos adicionales de la muralla medieval. Estos fueron estudiados, catalogados y, en su mayoría, restaurados para integrarse en el patrimonio arquitectónico de Pontevedra. La conservación y restauración de estos restos no solo preservan la historia de Pontevedra, sino que también enriquecen el entorno urbano, proporcionando a residentes y visitantes una conexión tangible con el pasado medieval de la ciudad.

Historia de la Muralla de Pontevedra: Origen, Ampliaciones y Desaparición

Origen

La primera muralla de Pontevedra fue construida en el siglo XII, con una fortificación definitiva que se inició en el siglo XIII y se completó en el siglo XV. Durante siglos, esta estructura defensiva mantuvo su forma y fisonomía hasta su demolición a finales del siglo XIX.

Ampliaciones

Según el historiador Juan Juega Puig, la muralla de Pontevedra experimentó tres ampliaciones significativas:
1. Primera Ampliación (1300-1325): Esta ampliación se produjo debido al crecimiento urbano ligado al comercio pesquero. Durante este periodo, la ciudad recibió privilegios para la producción y comercialización de pescado, lo que impulsó la expansión del recinto amurallado y la creación de la parroquia de San Bartolomé.
2. Segunda Ampliación (1300-1325): La ciudad continuó creciendo, y nuevas órdenes religiosas fundaron conventos extramuros como Santo Domingo, San Francisco y Santa Clara, reflejando el aumento de la población y la necesidad de expandir el territorio amurallado.
3. Tercera Ampliación (1450-1480): Esta expansión abarcó el Convento de San Francisco y respondió a tres factores: la necesidad de mayores defensas, el crecimiento económico y demográfico, y la creación de nuevos espacios para la Feira Franca otorgada por Enrique IV de Castilla.

Deterioro y Abandono

A medida que disminuían las amenazas de ataques, la muralla perdió su función defensiva, lo que condujo a su abandono progresivo. Los avances militares la hicieron obsoleta y el ataque inglés de Homobod en 1719 aceleró su deterioro.

Desaparición de la muralla de Pontevedra

En 1835, las puertas de madera de la muralla fueron sustituidas debido a su mal estado. A mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento decidió su derribo para permitir la expansión urbana. La demolición se llevó a cabo entre 1848 y 1886, comenzando por la puerta de Trabancas (paso entre la plaza de la Peregrina y de la Herrería) y siguiendo con otras puertas y torres. Solo se salvó, en parte, la puerta de Santo Domingo, trasladada al convento de San Francisco.

Descripción de la Muralla de Pontevedra

La muralla se organizaba en torno a dos lomas: una en la basílica de Santa María la Maior y otra en el convento de San Francisco. Tenía una altura de 7 metros, con almenas y un adarve de dos metros de ancho en todo su recorrido. Contaba con numerosas torres y un perímetro de 2,170 metros. La Torre probablemente más conocida fuese la Torre de la Bastida, situada en el solar que ocupa hoy el edificio decimonónico de la Casa Consistorial. En la parte exterior se encontraba un foso.

Puertas Principales

1. Puerta de Santa María: Cerca de la basílica de Santa María.
2. Puerta de Santo Domingo: Junto al convento de los dominicos, comunicaba con el barrio de pescadores de A Moureira.
3. Puerta de Trabancas: Conectaba la plaza de la Herrería con la plaza de la Peregrina. Hoy en su lugar por la que entraba el Camino de Santiago Portugués en la ciudad amurallada se encuentra una placa.

4. Puerta de Rocheforte: Se abría hacia la calle de Santa Clara, comunicando con el camino de Castilla.
Otras puertas incluyeron la puerta Galera, puerta del Ribeiro, la del puente del Burgo y la del Barón, cerca del actual parador de Pontevedra.

Torres Fortificadas

El complejo defensivo de la muralla de Pontevedra se completaba con varias Torres Fortificadas distribuidas a lo largo de su perímetro. Entre las más destacadas se encontraban:
1. Las Torres Arzobispales: Ubicadas cerca de la basílica de Santa María La Maior, eran un punto clave en la estructura defensiva.
2. La Torre del Oro: Situada en la parte norte de la muralla, en la confluencia de las calles Sierra y Padre Amoedo. Su nombre se debe a su semejanza con la famosa Torre del Oro de Sevilla.
3. La Torre Bastida: Este torreón defensivo estaba en el solar donde hoy se encuentra la Casa Consistorial de Pontevedra.
4. Dos torres entre las puertas de Trabancas y Rocheforte: Añadían una capa adicional de protección en esta zona.
5. Otras dos torres a las orillas del río Lérez: Estratégicamente colocadas para proteger la entrada desde el río.

La muralla y sus torres cobran vida cada año durante la Feira Franca, una fiesta medieval que se celebra el primer fin de semana de septiembre. Este evento conmemora la concesión de la venta libre de impuestos durante una Feria Franca otorgada a la ciudad por el rey Enrique IV en el siglo XV, recreando la reconstrucción de las puertas principales de la muralla.

Influencia en el Urbanismo de la muralla

La muralla delimitaba el crecimiento urbano, afectando la altura y el tamaño de los edificios. Las principales puertas marcaban los ejes de comunicación de la ciudad con los cuatro puntos cardinales.

Funciones de la muralla

La muralla servía múltiples propósitos: defensa contra enemigos, prevención de epidemias, regulación de actividades morales y sobre todo el control del tránsito de mercancías. La entrada de productos comerciales como el vino (de Ribeiro de Avia) y el pescado (sardina otoñal) estaba estrictamente controlada a través de sus puertas principales, garantizando la fiscalidad y el orden en el comercio local.

Restos conservados en la actualidad

Hoy en día, los restos de la muralla de Pontevedra pueden encontrarse en varios puntos del casco antiguo:

1. Calle Arzobispo Malvar: Aquí se conserva un paño completo con almenas en la parte superior. Este tramo, de aproximadamente 40 metros de longitud, se puede acceder desde los jardines de los edificios del lado oeste de la avenida de Santa María. Delante del campillo de Santa María, se creó un paseo y zonas de césped alrededor de los restos encontrados.

2. Basílica de Santa María la Maior: Delante de esta basílica, también se puede apreciar una parte de la muralla.

3. Perímetro del Casco Antiguo: Otros restos se incorporaron a distintas construcciones, como la casa modernista de la cofradía de la Peregrina en la plaza de la Peregrina. O la Puerta de Trabancas, durante la rehabilitación del café Savoy, se incorporaron restos de la muralla.

4. Calle Sierra: En la planta baja del Edificio Castelao del Museo de Pontevedra, se encuentran vestigios de la muralla. Parte de la muralla se integró en este edificio del Museo de Pontevedra, pudiéndose ver desde el exterior.

Los restos de la muralla no solo se conservan, sino que se han convertido en parte activa de la vida urbana. Ejemplos de ello incluye el Restaurante-tapería La Muralla. Situado en la calle Michelena 20, este establecimiento conserva un paño de la muralla en su sótano, integrándolo como un elemento decorativo y de interés histórico.

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