El retiro del Santo en San Millán de la Cogolla

En esta ocasión nos vamos a San Millán de la Cogolla, a 43 kilómetros al sureste de Logroño, después de Tricio, Cárdenas y Berceo.

A unos ocho kilómetros de San Millán de la Cogolla por la carretera LR-422, en el margen derecho del río Cárdenas se encuentra el área recreativa de los Corrales de Urre. Aquí se inicia la ruta que nos lleva hacia la Cueva del Santo.

Río arriba, a través de un bosque espectacular de hayas encontraremos la cueva que durante cuarenta años, allá por el siglo VI el Santo hizo vida de eremita. Después del paseo a este refugio visitaremos los Monasterios de Yuso y Suso, patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La cueva, junto a los monasterios y el bosque forman un triángulo perfecto de historia, arte y naturaleza.

Cueva de San Millán de la Cogolla La RiojaLa Cueva del Santo

Como si fuera un nido de pájaro, la Cueva del Santo se encuentra en la ladera oriental del valle de Cárdenas, en un cortado rocoso con impresionantes vistas. Para llegar a ella no hace falta tener una preparación física especial. Existe una senda perfectamente señalizada de una hora de duración-incluida la vuelta por el mismo camino- que nos permite subir a la misma.

La senda comienza cruzando un pequeño puente sobre el barranco de Fragoso, afluente del Cárdenas. Luego asciende por un denso y frondoso bosque de hayas y avellanos hasta llegar a la curva de los Cuatro Vientos. Desde aquí se obtiene una panorámica del valle impresionante.

Tras descansar un poco proseguimos la ascensión por una pendiente que cada vez se hace más pronunciada y zigzagueante hasta llegar, tras pasar entre los pinos a la casa del Santo. Allí, su puerta permanece abierta día y noche y su acceso es libre al haber sido acondicionada como ermita rupestre en el siglo XVII, 1100 años después de que la habitara el Santo.

El lugar se encuentra tal y como lo dejó el Santo, añadiéndole solo tres paredes, un tejado y un altar. Envuelta en un halo de silencio y rodeada de un paisaje de montaña espectacular, presidido por el pico de San Lorenzo, en lo alto de la sierra de la Demanda. Al pie, el frondoso valle de hayas que en otoño se vuelve de un impresionante ocre y rojo.

Visitando los gigantes del bosque

Como la excursión es corta, podemos dar otro hermosísimo paseo junto al río Cárdenas, por la prolongación de la carretera que sube hasta el área recreativa de los Corrales de Urre. A dos horas incluidas (volviendo por el mismo camino) se encuentran dos árboles de más de tres siglos y medio de vida.
El haya de las Carrias se encuentra valle arriba a un kilómetro de los Corrales de Urre. El gran árbol es un ejemplar protegido y señalizado como árbol singular de La Rioja.
Dos kilómetros más adelante junto a una pista de tierra a continuación de la carretera de asfalto se encuentra el otro enorme ejemplar, el Mostajo del río Cárdenas.

Monasterio de Yuso, el “Escorial de la Rioja”

Para conocer el Monasterio de Yuso conocido como de Abajo, donde se conservan las reliquias de San Millán y valiosos códices y cantorales, hay que coger el coche.
El monasterio es uno de los monasterios más grandes e impresionantes de España.  De estilo románico fue construido en el siglo XI y reedificado en el XVI en estilo herreriano.

También pueden admirarse una copia de las Glosas emilianenses. Son unas notas que un monje escribió hace más de mil años en el margen de un texto en latín y que se consideran según Dámaso Alonso “el primer vagido de la lengua española”. Se puede visitar sin reserva.

Monasterio de Yuso San Millán de la Cogolla La RiojaMonasterio de Suso San Millán de la Cogolla La RiojaMonasterio de Suso de Arriba

A dos kilómetros de San Millán de la Cogolla se encuentra el Monasterio de Suso, un cenobio pequeño y rústico que conserva el sabor de la época Medieval. De corte sencilla, sus moradores de la España visigoda llevaban aquí una vida apartada y de marcada austeridad.
A diferencia del de Yuso solo se puede visitar con reserva anticipada.
El monasterio fué levantado en el siglo XVI sobre las cuevas donde moraron San Millán y sus discípulos. Aquí se puede ver el primer enterramiento del santo.

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