El Fenicio, un pequeño tesoro libanés en Vigo

Trece días después de su apertura en la calle República Argentina de Vigo, nos hemos acercado a conocer El Fenicio, un pequeño restaurante de comida libanesa.
El restaurante El Fenicio es un tesoro escondido al final de esta céntrica calle viguesa, casi al llegar a la rotonda conocida por los lugareños como “La Paellera”. Aquí, en un discreto local de apenas setenta metros se despliega la más genuina cocina libanesa. Una cocina totalmente distinta a la oferta culinaria de la ciudad. No podríamos definirla con una sola palabra, pues cada plato es todo un descubrimiento.

Detrás de esta oferta culinaria, nuestro amigo Samir Slim. Un libanés afincado desde hace un par de años en nuestra ciudad, que poco después de “desembarcar” en Vigo inició su aventura en la restauración de nuestro país.

Su primer local, un restaurante italiano, Mimasa, al que ya le dedicamos un post anteriormente. En aquel momento yo pensé que era un tanto extraño que un libanés abriera un restaurante italiano. Pero sus razones eran fundamentalmente dos. La primera porque conocía perfectamente esa cocina, dado que nuestro cosmopolita amigo había vivido más de una década en Milán. La segunda razón era una espinita que ha tenido clavada en el corazón, y que El Fenicio, creo, logrará arrancar de todo.

Y es que a veces hay que soltar lastre y comenzar a navegar, hacia el éxito. Un éxito que para mí es imparable, pues el Fenicio, su pequeña “niña mimada” lo tiene todo. Una cocina mediterránea que refleja la riqueza cultural de un pueblo que tan bien describe su nombre. Por eso os vamos a contar cual ha sido nuestra experiencia. Zarpamos ya!!!

Primera impresión del local

El local es pequeñito pero eso no lo priva de estar decorado con temática oriental, que en ocasiones es un poco ostentosa. Lámparas de cristal, dorados, cristalerías talladas…La limpieza es correcta. Eso es algo que compruebo siempre cuando voy a comer fuera de casa. Antes de llevarme nada a la boca me fijo en la cocina o visito el aseo.
Particularmente me gustan las cocinas abiertas y ver lo que se “cuece” en ella. En esta ocasión no es posible, quizás sea porque el local es pequeño o porque como los platos son cuidados, con bastantes variaciones de ingredientes, la cocinera necesita un poco de concentración. Por eso visité el aseo y la impresión en este aspecto también es buena.

Opciones de menús

Nada más llegar aproximadamente a las 14:30 este jueves, previa reserva, el responsable de sala nos asigna una mesa. Sobre un pequeño recipiente con piedritas decorativas doradas se encuentra una tarjeta la cual contiene el código QR que nos abre las puertas de este universo gastronómico.

En la carta aparecen ensaladas, entrantes fríos y calientes, platos principales, y postres. Carta de Vinos y otras bebidas, alguna libanesa.

Fuera de carta el restaurante cuenta con un menú diario que varía según el día y que “canta” el camarero. Este menú está compuesto por un primero y un principal a elegir entre dos, postre, café y bebidas, a un precio de 14,50. Un buen precio ya que lo forman platos que aparecen en carta y que pidiéndolos de forma separada, el conjunto duplicaría el precio.
También se muestra en carta un Menú degustación por 25 euros. Pero lo cierto es que aunque todo nos parece muy apetitoso, la mesa que nos han asignado para dos no es demasiado grande para darnos ese homenaje y disfrutar este tipo de comida a nuestras anchas.
Así que decidimos en esta ocasión pedir el menú del día y dejar el degustación para cuando podamos hacer la reserva de la mesa más grande del local. Para ello necesitamos ser 4 personas y hoy, aunque somos el número mínimo de personas para poder pedir el menú degustación, somos solo dos.
Pues manos a la obra pedimos ambos el menú del día, pero indicando al camarero que no fueran iguales, de forma que probáramos las dos opciones y que lo que tuviese pepino pues que nos lo quitase…pues no nos gusta mucho.

Toma de contacto

Por eso mismo, en vez de regalarnos un entrante, que si lo contenía, nos ofrecieron unas aceitunas con pan de pita.

No me gusta el pepino pero para otra ocasión no digo nada, porque aunque lo que nos pusieron estaba bueno, estoy segura que lo que no, me sorprendería más, dado que lo que vino a continuación así lo hizo.

Primeros platos

A elegir entre dos tipos de ensaladas. Una de ellas es la Fatush y la otra que no aparece en carta, más tradicional con un guiño a las que se sirven en su otro restaurante italiano, con mozzarella, aceitunas negras…que aunque estaba muy buena no me sorprendió tanto.


Las dos muy ricas pero a mí personalmente me ha gustado la libanes, libanesa. Ligera pero a la vez con texturas. Fresca, con el aroma y sabor de la hierbabuena y el crujiente del pan de pita. Una combinación perfecta.

Segundos platos

A elegir entre el Tetbiaá y una especie de Kebab. El Kebab estaba riquísimo, y más con una salsita de yogur que nos pusieron al lado.
Es algo de agradecer que las salsas vengan aparte y que decidas tu si ponerlas o no.

Acerca de la salsa

Detesto realmente cuando voy a comer y me echan directamente la salsa en el plato. Las razones son varias.
La primera es que antes de añadir nada a un plato, primero lo pruebo. Si me gusta lo hecho, si no, no. Así que si viene con la salsa “puesta”, algo que me parece de muy poco gusto, igual se llevan el plato devuelta.
La segunda es que como a mí me gusta comer, tengo que controlar un poco lo que como. Así que me gusta decidir la cantidad de salsa que le pongo a mi comida y que no sea otro el que decida por mí.
Otra razón es que pienso que a veces echan la salsa para que eso que llaman comida sepa a algo, porque la calidad es mala y el plato por sí solo no dice nada.

No es el caso de los platos de El Fenicio. La salsa pues es el nexo de unión de los ambos ya que los dos iban acompañados de la misma salsa. La probé, estaba bien así que la usé y me la comí, toda, toda. Pero antes saboree los platos sin ella.

El libanés, libanés el Tetbiaá es pollo con arroz y frutos secos. Nada más acercarlo el aroma dulzón de la canela hace que se me haga la boca agua. Para ser pollo, que a mí no me gusta demasiado, estaba realmente bueno, tanto que no sé si de elegir elegiría este o el delicioso Kebab.

Postre

El postre no podíamos elegir, así que ambos tomamos el mismo, Konafá. Y madre mía, mejor que solo fuera una opción porque esa maravilla yo no lo quería compartir, la quería todo para mí toda.

Sorprendente, distinto. No he probado antes nada igual y eso que adoro los postres de Juan de Casa Obdulia pero este es especial.
Recuerdo que cuando fui a Mimasa lo único que no me gustó fue el postre postres. Era como si tuviese que haber un postre, y ya. Yo esperaba una cremosa pannacota o un tiramisú de los ricos pero no, al menos en sus comienzos. Eran postres que para mi no eran caseros sino congelados, y tan duros que no había forma de meterles mano. No sé si ahora eso ha cambiado…

Pero aquí, esto no ocurre. El postre por si mismo tiene identidad propia y sobresale con contundencia. No es excesivamente grande ni pequeño. Tiene el tamaño adecuado. Y es rico, muy rico. No sabría muy bien describirlo, pues combina una especie de crujiente con un regusto de aceite con sabor a mantequilla. Encima tiene como una crema queso. Y la cobertura una especie de cabello de ángel que cierra el crujiente. He ido a la carta a ver los ingredientes pero de momento no aparece nada. No sé, pero sea lo que sea, el conjunto es espectacular.

Por último el café

El solo, un café italiano en toda regla, pequeñito pero según lo que me dijeron, rico. Yo tomé uno con leche, perfecto, como el de mi casa, que soy un poco adicta a él.
Buscando algo que mejorar, lo cual es difícil, lo único es que nos ofrecieron una infusión, pero como las de aquí. Sería el sumun si al final de la comida hubiese una infusión de esas aromatizadas que tan bien saben en los países árabes. Esas como las de marruecos, que preparan cambiando una y otra vez de recipiente y que tomamos en el Dukela en la capital, Pontevedra. Pero bueno…alcanzar la perfección es casi imposible. El Fenicio lo consigue. Un paso más sería ya rozar el cielo.
Esta vez Samir, ya no tengo nada más que aportarte. Felicidades y felicita también a la cocinera de nuestra parte. Gracias por una opción gastronómica que hacía falta en nuestra ciudad.

NUESTRA VALORACIÓN

El Ambiente (distribución, decoración del local y ruido): 9 Agradable pero como es un poco pequeño, aunque hay poco gente hay un poquito de ruido.
Respecto a el Local: 9 Decorado acorde con la temática del lugar, pero me hubiese gustado disfrutar la comida en una mesa un poco más grande
Si hablamos de Limpieza: 10 No he encontrado ningún fallo, todo muy correcto
El Servicio: 10 Fantástico el encargado de sala. Muy profesional y atento siempre
El Precio: 10 No llegó a 30 euros el menú para dos personas
La Calidad del producto: 10
La Relación calidad/precio: 10

NOTA: Como todos los locales cuya valoración supera el notable figurarán en nuestro espacio, www.foodiesandtravelleres.com, y es que…buscamos el lado amable de lo que nos rodea, de las personas, de las cosas. Las críticas, lo malo….no nos interesa.

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