Un Oasis llamado desierto de Las Palmas

Cuando hablamos de desierto, todos lo asociamos a un terreno arenoso o pedregoso, seco y carente de vegetación. También un lugar despoblado donde no hay gente. Pero en la ciudad de Castellón existe un parque natural de vegetación mediterránea que se puede recorrer cómodamente en coche, el Desierto de las Palmas.

Situado a las afueras de Benicàssim, el Desierto de las Palmas es un lugar de retiro de los carmelitas descalzos desde el siglo XVII.

Declarado parque natural, este paisaje de gran frondosidad y agua abundante debe su nombre a la gran cantidad de palmitos que crecen entre pinos y hierbas aromáticas. Aquí, hay que visitar el Monasterio de los carmelitas descalzos, las ruinas del antiguo convento y un buen número de ermitas.

De espesura apenas impenetrable en este desierto existen alcornoques, madroños, brezos, enebros, palmitos y un sinfín de especies mediterráneas más.

Además, tampoco está vacío porque en él hay masías y abundan los senderistas y ciclistas. Nada tiene que ver con el desierto que en su día eligieron los carmelitas descalzos para levantar su Monasterio, allá a finales del siglo XVI para hacer vida contemplativa ni con las poblaciones que lo rodean que sí que gozan de una soledad inquebrantable.

La Vía Verde del Mar

Una buena opción para conocer esta ruta es pedalear por la vía verde del mar, desde Benicásisim hasta Oropesa. Son un total 5,7 kilómetros siguiendo el trazado de un antiguo ferrocarril por una costa abrupta y bellísima. El viajero puede admirar en este recorrido playas, cabos, torres defensivas (Colomera y de la Cordal) y un túnel de 570 metros de longitud. Si quieres realizar esta ruta en bicileta, las puedes alquilar

Castellón de las Plana

La ruta comienza en Castellón de la Plana, la capital de provincia y la mayor de esas poblaciones. La ciudad tiene dos partes muy distintas. Junto al mar El Grao, la parte más lúdica, con 4,5 kilómetros de playas y restaurantes excelentes. En la otra parte presidiendo el campanario gótico renacentista El Fadri, en la llanura naranjera, al sur del Desierto y a cinco kilómetros del mar.

Es curioso que hasta 1251, los castelloneses no vivieron ni en la Plana ni en el Grao. Habitaban a siete kilómetros al norte de la actual capital en el cerro del Parque Natural del Desierto de las Palmas. Aquí junto a la ermita de la Magdalena se ven las ruinas de Castell Vell, que fue reconquistado en 1233. Fue entonces cuando sus habitantes se mudaron a la llanura dando lugar a Castellón de la Plana.

Llegando a Castell Vell

La zigzageante carretera que nos lleva a Castell Vell CV-147 va ganando altura durante los siete primeros kilómetros hasta llegar al Centro de Interpretación del parque natural donde arrancan las primeras sendas, incluída la que asciende al pico Bartolo, máxima altura del Desierto (736 metros). En la cumbre de este espacio no solo se divisa el mar, sino más allá, las Islas Columbretes, a 59 kilómetros de la costa.

Siguiendo la ruta

Un kilómetro más adelante, siguiendo la CV-147 encontramos el Monasterio Nuevo Carmelita. Lo descubrimos en el camino hacia ese pulmón verde del Desierto de las Palmas. Construido en el siglo XVIII con la iglesia en el centro y, en torno a ella, las demás dependencias de los monjes. En sus inmediaciones encontramos diez ermitas, las ruinas del Monasterio Viejo, una casa de oración y, por encima de esta, la Portería Alta, primitiva puerta de la amurallada finca conventual, hoy magnífico mirador al que se llega tras un breve paseo.

Después de unos dos kilómetros y medio hay que desviarse con el coche a la izquierda, por el camino asfaltado que se adentra en el barranco de Miravet, el cual presenta picos de arenisca roja. Son las llamadas Agujas de Santa Águeda.

A cuatro kilómetros aparece señalizada la fuente del Perelló, donde se sube, en una hora al castillo de Miravet. Ese castillo situado sobre una escarpada y angosta pena es el que el Cid arrebató a los musulmanes en 1091.
Continuamos el trayecto en coche hasta salir a a la CV-148, que baja de Cabanes a la costa.

Finalizando la ruta en Benicássim

Luego la ruta regresa a Castellón de la Plana por la N-340, pasando por Marina dÓr, Oropesa del Mar y Benicássim.

Benicássim es una población ubicada al lado mismo del Desierto de las Palmas. Constituye un centro tradicional de vacaciones por sus 6 kilómetros de playa de arena, y la presencia de altos montes desde los que se puede contemplar el mar. Estas alturas, que protegen de los vientos a la localidad, se distribuyen por el paraje natural del Desierto de las Palmas, y la sierra de Santa Águeda con su pico Bartolo (729 metros). Por eso, contemplándolo desde la playa, los tejados y jardines de esta población llamada el “Biarritz Valenciano” se confunde con los verdores del Desierto las Palmas.

Este paraje de recogimiento espiritual fundado por los carmelitas ofrece ahora interesantes recorridos a pie y en bicicleta. La antigua destilería de licor carmelitano elaborado con plantas aromáticas de la zona se trasladó al casco urbano.

Patrimonio monumental

En la zona de la playa de Benicàssim surgieron a finales del siglo XIX y principios de este siglo un conjunto de villas de vacaciones, de estilos modernista y colonial.  51 catalogadas, algunas con nombres que parecen dedicados por los carmelitas a las vírgenes y santas; Villa Santa Cristina, Villa María, Villa Ana…De las que perdura, entre otras, la más antigua, Villa Pilar (1860).

La riqueza patrimonial se encuentra también en la iglesia parroquial, construida en estilo neoclásico en el siglo XVIII, que es el edifico emblemático del núcleo urbano tradicional. Otros monumentos históricos son la Torre Vigía de San Vicente, situada en el centro de la playa, y el castillo medieval de Montornés. Más información…

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