Jerez de la Frontera, pura esencia andaluza

La bonita ciudad de Jerez de la Frontera es famosa sobre todo por sus vinos, pero también sus caballos y el flamenco.

Los vinos de Jerez cuentan con más de cuarenta bodegas, muchas de ellas centenarias y es hoy toda una seña de identidad. Además, esta ciudad gaditana ha conservado la estirpe de los caballos de pura raza española. Y por si esto fuese poco, la ciudad ha sido la cuna de alguno de los palos más conocidos del flamenco.

Jerez de la Frontera se encuentra a media hora de Cádiz y a algo más de una hora de Sevilla. Posee aeropuerto, por lo que podemos llegar directamente en avión. La A-480 une Jerez y Sanlúcar de Barrameda y la A-4 desciende hasta el Puerto de Santa María.

Toda esta zona tierra es maravillosa, por lo que cualquier época del año es estupenda para visitarla, pero el otoño lo es en especial, cuando tiene lugar la vendimia en las tierras blancas y albarizas del Marco de Jerez.

Los Vinos de Jerez

Jerez de la frontera, es pura esencia. Sus vinos, que llevan su nombre, han sido reconocidos desde la antigüedad y hoy lo son mundialmente, siendo una de las zonas vitivinícolas más extensa del mundo.

La vid la trajeron a estas tierras los fenicios allá por el año 1100 a.C. La cultivaron los romanos y los árabes siguieron elaborando vino, a pesar de la prohibición de su religión. Cuando la ciudad fue conquistada por los cristianos, los primeros reyes intercambiaron con los ingleses el vino de Jerez por lana. Esto propició que se popularizara en ese país y que incluso en los saqueos posteriores, como en el de Cádiz, por el pirata inglés Martin Frobisher, llevase como botín unas miles de botas de este vino. En en tiempo, la reina Isabel I lo consideraba un vino excepcional e incluso fue alabado por William Shakespeare.

Esto propició que muchos ingleses crearan bodegas en Jerez, para llevar a su país, vinos elaborados aquí pero a su completo gusto. El hecho de que muchos propietarios deriven de familias inglesas, se nota en alguno de los nombres de las bodegas.

Su característico sabor deriva de muchas circunstancias. Por un lado el terruño, una tierra albariza. Por otra la cercanía de los vientos atlánticos. También las cepas, de las que se extrae la uva de la variedad palomino, para elabora los caldos. Y por último, la crianza y el envejecimiento, mediante un sistema de soleras que nos permite degustar vinos con historia, que han descansado cientos de años.

Ruta de los vinos de Jerez

Visitar las bodegas de Jerez es adentrarse en un mundo fascinante de la enología. La ruta del Vino y el Brandy de Jerez, -que es una especie de aguardiente de alta graduación, obtenido del primero-, pasa por distintas bodegas históricas. Cuatro de las más importantes son Bodegas Williams&Humbert, Bodegas Tío Pepe, Bodegas Lustao y Bodegas Pedro Domecq.

Al hablar solo de los vinos de Jerez de la Frontera es quedarse corto. Bajo el Marco de Jerez están adscritas dos ciudades más, San Lucar de Barrameda y El Puerto de Santa María. 

La primera es una ciudad encantadora, con su famosa playa de la Pileta y sus incomparables carreras de caballos. En ellas es visita indispensable acercarse a las Bodegas Barbadillo, las cuales elaboran manzanilla.

En el Puerto destacan las bodegas Osborne, asomadas a la bahía de Cádiz. Sus famosos vinos pueden adquirirse en medio mundo.
Su emblema, la silueta del toro bravo, concebida inicialmente como valla publicitaria del su Brandy de solera, fue poblando poco a poco distintos puntos de la geografía española, traspasando la marca comercial para convertirse en un símbolo cultural de España.

Sus otros atractivos

Jerez es una ciudad para andarla sin prisa, como por la popular plaza del Arenal,  y saborear cada uno de sus atractivos

Además de las bodegas la visita turística de esta bonita ciudad pasa por su catedral, la cual contiene el museo catedralicio. Construida sobre la antigua mezquita, la catedral aúna con acierto el renacimiento el barroco y el neoclásico. Su torre campanario es uno de los símbolos monumentales de Jerez.

También destaca la cartuja, la Iglesia de Santiago, el alcázar árabe y la cámara oscura y el Museo de los relojes en el Palacio de Ayala

Asistir en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez al espectáculo de ver como bailan los caballos andaluces es todo un espectáculo.
Cada martes y jueves (y algunos sábados) tienen lugar las exhibiciones de los caballos en su picadero. Una auténtica danza ecuestre, con música española y vestuario de época del siglo XVIII.

Además de la actuación hay que aprovechar la entrada para visitar el palacio en el que se ubica la Escuela, del siglo XIX, sus salones de época y recorrer las instalaciones del Museo del Enganche.

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