La Muralla de Lugo

La Muralla Romana de Lugo data de finales del siglo III. Su construcción tuvo por objeto la defensa de la ciudad romana de Lucus Augusti ante la amenaza bárbara. Integraba en un complejo defensivo formado por foso, muralla e intervallum.

Encierra un área de unas 34,4 hectáreas y un perímetro aproximado de 2.120 metros. Su espesor es de una media de unos 4,20 metros y su altura oscila entre los 8 y los 12 metros. Su planta es cuadrangular y los criterios del trazado son aún desconocidos, ya que dejó desprotegidas algunas zonas residenciales importantes al tiempo que, en otros tramos, incluyó descampados entre sus muros.

Está construida con un mortero que se elaboraba a base de tierra, piedra suelta y guijarros, cementado con agua.
Presenta, actualmente, 71 cubos (60 de planta circular y 11 cuadrangulares) con torres de dos pisos.

El acceso al recinto amurallado se realizaba a través de 10 puertas, de las que cinco se abrieron a partir de 1853 debido al crecimiento urbano.

La UNESCO considera la Muralla Romana de Lugo «ejemplo único y excepcional de las fortificaciones militares romanas». Es la única en los tres continentes por los que se extendió el Imperio Romano que conserva íntegro su perímetro.

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