El Valle del Río Verde se encuentra entre la autovía que une Granada con la cálida Costa Tropical, desviándose por una estrecha carretera, La Cabra. La Costa Tropical es el lugar más cálido y acogedor de pasar el invierno, cuando el resto de Europa se enfunda el abrigo.
El valle es un lugar lleno de paisajes agrestes y espectaculares. Un ecosistema rocoso, cubierto de bosques e integrado en el parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.
El lugar es ideal para los amantes del turismo activo que ha permanecido intacto desde la época nazarí. Con barrancos poco conocidos que descienden desde el puerto del suspiro del Moro hasta la Costa Tropical, aquí puedes disfrutar de senderismo, descenso de cañones e incluso parapente.
Para recorrer el Valle del río verde una opción es tomar el desvío a Otívar en el kilómetro 144 de la A-44 que lleva de Granada a Motril. La A-4050 recorre por completo el Valle del río Verde. Otra opción es llegando desde la A-7 que recorre la costa mediterránea hasta Almuñecar y subir desde el sur al valle por la misma A-4050.
El Valle del Río Verde es uno de los enclaves más secretos y espectaculares de España. Anímate a disfrutarlo, pues este es un destino ideal cualquier época del año.
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La ruta del valle del Río Verde
Esta ruta atraviesa un territorio de grandes desniveles, cubierto de peñas afiladas vertiginosos barrancos que se precipitan hasta el Mediterráneo.
Desde la carretera, por encima de los 13300 metros parten los distintos senderos que llevan a los distintos enclaves del río Verde y que nos permiten disfrutar de esta extraordinaria calidad medioambiental, de la riqueza de su ecosistema y de su fauna. Una pureza vinculada a la historia del valle, en parte finca del desaparecido marquesado de Cázulas.
Sus paisajes están repletos de saltos de agua y remansos cristalinos, como el embalse de la cueva de Funes o la cascada de los Árboles Petrificados, que los convierten en uno de los destinos preferidos para hacer barranquismo en Andalucía.
Al oeste de la carretera que avanza entre las blancas paredes de los mármoles de la sierra, se extiende el territorio protegido del parque natural de las Sierras de Tejera, Almijara y Alhama que se interna ya en la provincia de Málaga.
Flora y fauna de la zona
En el camino nos encontramos al principio cultivos de nísperos antes de comenzar el descenso. Los descensos entre los cañones del valle discurren entre la vegetación de algarrobos, encinas pinos y enebros, vegetación típica de la Sierra de Almijara.
Ya en los bancales cercanos a la costa aparecen las plantaciones de frutas tropicales, sobre todo chirimoyos y aguacateros.
Aquí también hay una rica fauna. Por los montes podemos encontrar jabalíes, en roqueros se pueden ver ejemplares de cabra montesa y por los cielos sobrevolar la zona águilas reales.
El Mirador de la Cabra Montés
A más de mil metros de altura, el mirador de la Cabra Montés es la plataforma de una antigua gasolinera que tiene unas vistas increíbles sobre el parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama y sobre los pueblos de la parte inferior del valle, el litoral y el norte de África, en los días claros.
En la panorámica destacan las extensiones cultivadas que llegan hasta el mar, donde se reflejan los pueblos de Motril y Salobreña sobre la línea de la costa.
Desde el Mirador, la carretera desciende convertida en un largo balcón con alguna s plataformas para lanzarse en parapente, si es que te atreves. Desde lo alto, el paisaje abarca las cumbres de Sierra Nevada, las cortaduras del río Verde y los blancos pueblos de la parte baja del valle.
Empresas para los amantes del turismo activo.
Barranquismo Río Verde ofrece esta rutas de barranquismo. Aquí te puedes apuntar a hacer con equipo de escalada descenso de barrancos y con trajes de neopreno recorrer los tramos más espectaculares del rio con el cuerpo metido en sus bellas aguas esmeraldas.
Por su parte, en Ocioaventura organizan actividades de senderismo, alpinismo, espeleología o parapente.
Visitando los pueblos del Camino
Lentegí
Para subir a Letengi hay que tomar un desvío pues éste es el más alto de los pueblos del valle. Un paraíso de tranquilidad con unas excelentes vistas panorámicas desde sus balcones urbanos, ya que el pueblo se sitúa por encima de los 600 metros de altura.
El pueblo posee una pequeña iglesia mudéjar con un bonito artesonado. Desde aquí arte una ruta senderista hacia el río que da nombre al pueblo, el Letengi. La ruta del Letengi rivaliza en belleza con la ruta del río Verde, al que se une pocos metros después. Trescientos metros después se encuentra el pueblo de Otivar.
Otívar
Otívar es un pueblo con el típico aspecto alpujarreño, casas blancas y miradores que enfilan hacia la ladera. Posee un pequeño templo, el de San Jose y un hermoso paseo a la Junta de los Ríos.
El pueblo no pasa desapercibido para los foodies, ya que cuenta con una de las mejores ofertas gastronómicas de la zona, además de con buena animación.
Aquí puedes darte un buen atracón de frutas exóticas ya que abundan las plantaciones de chirimoyas y los aguacateros, frutas exóticas que llegaron a finales del siglo XX creando una nueva fuente de riqueza a la zona y que complementaron la oferta tradicional de olivos y uvas de mesa.
Jete
Al fondo del valle se encuentra el pueblo de Jete. Un pueblo bien merece un paseo parando en la iglesia de San Antonio y en la bodegas de Horacio Calvente.
Desde Jete el río Verde se dirige hacia Almuñecar, regando una extensa huerta a nivel del mar dedicada a la agricultura y al turismo de invierno, dada la benevolencia de este clima.
En la fuente del Pilar Viejo se inicia la ruta de senderismo del camino de Caucales a través de las plantaciones subtropicales.