Vejer de la Frontera, uno de los pueblos más bonitos de Andalucía. El motivo es que cuenta con mucha historia y un paisaje excepcional. Para admirarlo solo tienes que recorrer la ruta que discurre por el tramo costero.
En su discurrir encontrarás, entre otros atractivos, imponentes acantilados, un faro lleno de historia y el yacimiento de Baelo Claudia, uno de los mejores conservados de la Hispania Romana. Acompañado todo ello con unas excepcionales vistas sobre el mar y la luz y el olor del infinito de un azul océano atlántico.
Vejer de la Frontera es un lugar que hay que visitar en la vida sí o sí. La mejor época para hacerlo es en verano, así podrás asistir a las representaciones de teatro que se celebran en la ciudad-factoría de Baelo Claudia.
El teatro acoge representaciones como parte de la programación del Festival teatros Romanos de Andalucía, junto a los de Málaga e Itálica.
Durante el atardecer los meses de verano tienen lugar en las ruinas de la ciudad romana las Noches de Baelo en las que se realizan visitas guiadas y amenizadas. En ellas, personajes de otra época relatan historias de la ciudad mientras el sol se oculta tras la sierra de la Plata.
El pueblo se encuentra a 56 kilómetros de Cádiz por la A-48 y por la A-4 desde el norte.
Visitando el pueblo de Vejer de la Frontera
Vejer de la Frontera es uno de los llamados pueblos blancos. De esos de casas teñidas de cal y calles laberínticas de dificultoso trazado. Aupado a lo alto de un cerro, el pueblo está rodeado de una muralla y tiene un castillo árabe y más lugares de interés que bien merecen una visita.
Destacan sus iglesias mudéjares como la Iglesia del Divino Salvador, sus palacios y señoriales casonas con patios como las de la calle de Nuestra Señora de la Oliva. Sus puertas como la Segur y sus rincones como la Plazuela y la plaza de España.
A la plaza de España de Vejer de la Frontera, donde se encuentra la fuente de los azulejos, se la conoce como la plaza de los Pescaitos, porque este es el lugar al que vine a degustarse las frituras de pescado. Aunque si eres un poco lambón, mejor puedes comprar unos camiones o unas tortas vejeriegas o unos dulces árabes en alguna pastelería local, como la pastelería Galván, “La Exquisita”.
La alta situación del pueblo le asegura unas panorámicas espectaculares sobre el mar, el cual queda muy cerca. Pasear por sus calles es una delicia, pues Vejer de la Frontera es bonito a rabiar. Algunas empresas de turismo organizan animadas rutas por la ciudad, como Marmitas Vejer , que organiza rutas cantadas o Infovejer, que organiza rutas nocturnas y por sus patios.
Las Playas y alrededores
Después de conocer el pueblo, lo que más apetece es conocer su playa, , la playa de El Palmar, la cual curiosamente se encuentra a 14 kilómetros del pueblo.
Un poco más lejos se encuentra Los Caños de Meca, un pueblo costero situado en el término municipal de Barbate, que presume de playas. La más concurrida es la playa del Pirata. También lo es la salvaje playa de Castillejos.
Siguiendo por un camino de dos kilómetros llegamos a el entorno de cabo Trafalgar. Aquí se encuentran las playas de la Marisucia y el Faro, ideal para pasear al atardecer. Este es un momento mágico, cuando el sol cae sobre el horizonte con el faro de Trafalgar al fondo. La playa es larguísima. Arranca en el mismo Faro y se puede llegar hasta Conil andando.
Faro de Trafalgar
Una carretera que en ocasiones se llena de arena por acción del viento, nos lleva a un pequeño islote, unido a tierra por un tómbolo. Un lugar árido pero lleno de historia.
Primero fueron los romanos quienes levantaron un templo en honor al dios Juno. Luego lo árabes una torre de vigilancia para defenderse de los piratas, y que fue el lugar donde se libró la batalla de Trafalgar entre tropas inglesas y españolas en 1805.
Aquí está ubicado el faro de Trafalgar, un faro de 34 metros de altura.
El Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate
El Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate es una selva artificial reforestada por los vecinos del entorno hace algo más de cien años para evitar el avance de la arena que arrastraba el océano. Cubierta con pinos, carrascos y eucaliptos se encuentra al borde de los acantilados de vértigo, pues éstos alcanzan los cien metros de altura.
La Senda del Acantilado de Barbate
Un sendero señalizado de 7,2 kilómetros (5 horas de ida y vuelta), elevado 100 metros sobre el mar, permite caminar bordeando el espectacular acantilado entre Los Barbate y los Caños de Meca .
Un buen punto de partida para conocer a través de los distintos senderos los ecosistemas del parque natural es el área recreativa El Jarillo, a la que se llega por una pista forestal que arranca desde la carretera A-2233 en dirección a Los Caños.
Nosotros, sin embargo, partimos de la playa de la Hierbabuena, junto al puerto de Barbate, la cual trepa hacia los pinares.
Barbate es una población que no pasa desapercibida a unos foodies como nosotros, pues aquí podemos degustar el fabuloso atún de de almadraba.
Después de hacer lo propio comenzamos nuestro trayecto sobre una superficie aparentemente seca, pero por la que por su interior discurren los canales subterráneos que vierten sus aguas por caños y manantiales que van a parar al océano.
En la mitad de este pedregoso trayecto se encuentra la Torre del Tajo, emblema histórico del Parque Natural. Desde la misma en los días claros se puede divisar la costa de Marruecos.
Desde la misma hay que caminar unos cuantos metros para acercarse a los acantilados donde anidan aves acuáticas como gaviotas o grajillas. Después el trayecto se suaviza y ya en el descenso se divisa el Faro de Los Caños de Meca.
Zahara de los Atunes
Saliendo de Barbate, tras cruzar los cerros de la sierra del Retín, llegamos a Zahara de los Atunes.
Zahara de los Atunes es un pueblo gaditano tremendamente unido al mar, el cual cuenta con un amplio número de espectaculares playas. Muchas de ellas han sido preservadas por el hecho de que su entorno es área militar.
Entre palmeras, destaca la playa de los Alemanes, una playa de arenas doradas y aguas cristalinas situada de espaladas a la urbanización Atlanterra. Cerca se encuentra la pequeña playa nudista del Cañuelo, un trocito de 350 metros de paraíso escondido.
Podríamos seguir un sendero que discurre por el acantilado para llegara a la Playa de Bolonia, pero en esta ocasión queremos llegar descansados y por eso retornamos a Zahara de los Atunes para tomar la N-340 y llegar un descansados.
La Ensenada de Bolonia
La ensenada de Bolonia es un lugar abierto al mar y a los vientos. La playa de Bolonia, de unos tres kilómetros de belleza incomparable, está situada en el actual Parque Natural del Estrecho, entre la punta Camarinal y punta Paloma.
Es una de las últimas playas vírgenes del sur peninsular, cuyo sistema dunar es tremendamente móvil. Con más de 30 metros de altura avanza alimentada por el viento de levante hacia el pinar de pino piñonero repoblado de alto valor ecológico.
Baelo Claudia
Situado junto a la playa de Bolonia, próxima a la punta de Tarifa, se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia. Una ciudad que en su momento fue un pujante motor económico debido al comercio de Hispania con las colonias del Norte de África.
Un paseo por sus ruinas nos permite contemplar los restos del foro, templos, santuario, mercado, basílica, teatro, termas y fábricas de salazones, el corazón de su industria. Junto a las ruinas existe un centro de recepción con museo y tienda cuya entrada es gratuita -aunque cierra los lunes- y que nos permite empaparnos en la cultura romana.
Aquí damos por terminada nuestra visita a este pueblo espectacular, tan cargado de historia como de belleza. Volveremos, no tenemos duda o mejor…Nos quedamos.