Visitando Pastrana y Zorita de los Canes

Viajamos a Pastrana, en la comarca de la Alcarria, concretamente al lugar en el que Felipe II mantuvo enjaulada a la princesa de Éboli, doña Ana de Mendoza y de la Cerda. Mujer conspiradora, apasionada y finalmente desdichada. Encerrada por orden del rey Felipe II, con el que se dice que tuvo relaciones, en su palacio Ducal de Pastrana, privada de sus hijos, bienes e incluso de la luz, aquí pasó sus días hasta su muerte en 1592, 10 años después de su cautiverio.

Pastrana se encuentra a 55 kilómetros de Guadalajara por la Carretera de Cuenca N-320 y desviándose en la salida 329 por la CM-200. Desde ahí bajaremos a Zorita de los Canes.

Pastrana

Situada entre los ríos Tajo y Tajuña, esta villa de trazado y ambiente medievales es una de las más importantes de la provincia de Guadalajara.

Fue residencia de nobles linajes y sede de conventos fundados por la mística Santa Teresa de Jesús. Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. A cada paso se ve un blasón, una aldaba, o grandes cerrojos…y es que su conjunto histórico conserva un nutrido grupo de bellos edificios. Entre ellos el Palacio Ducal (de mediados siglo XVI), un espléndido edificio renacentista, como demuestra su elegante portada. Más información…

La princesa de Éboli….

En su Palacio Ducal fue encerrada esta princesa, de la que se sabe que debió tener bastante carácter. Como muestran sus retratos, tenía un solo ojo, pero no por ello tenía mala vista para los asuntos que le rodeaban.

Se casó muy joven, con tan solo 12 años con Ruy Gómez de Silva, 24 años mayor que ella, amigo y principal consejero del rey Felipe II. Conocido por eso como Rey Gómez. ¿Pudo haber amor en esa unión? Probablemente el único sentimiento era hacia el título que aportaba a la casa Pastrana. Tras enviudar se enamoró de Antonio Pérez, hombre famoso por sus intrigas.

Sea por lo que fuere, la princesa cayó en desgracia y fue finalmente encerrada en este, su castillo Ducal. Solo se le permitía asomarse una sola hora al día a una ventana enrejada a la que ahora se llama plaza de la Hora, por ese mismo motivo.

…y su Palacio Ducal

El palacio es una obra renacentista de Alonso de Covarrubias. Posee planta rectangular con torreones esquineros y portada plateresca, flanqueada por columnas corintias. Restaurado no hace mucho, conserva espléndidos artesonados y la sala con la reja en cuestión por la que se asomaba la princesa.

La oficina de turismo organiza visitas guiadas todos los días y teatralizadas el primer sábado del mes por la mañana. Otras visitas se extienden hasta el casco histórico.

La Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción y Museo de los Tapices

En el palacio vivió y murió la princesa, pero sus restos se encuentran, junto a los de sus esposo Ruy Gómez de Silva, en la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción.
Por la calle Mayor de Pastrana se va directamente a la plaza de la Hora, presidida por la Colegiata.

La colegiata e iglesia parroquial de la Asunción (siglos XVI-XVII) está adosada a la iglesia gótica de la Orden del Temple (siglos XII-XIV). Del patrimonio artístico que alberga destaca el Museo de los Tapices, que guarda una serie de tapices flamencos de Tournai (siglo XV).

Fuente de los Cuatro Caños

Cerca de la Colegiata se encuentra la Fuente de los Cuatro Caños. La Fuente construida en 1588 se encuentra en la plaza del mismo nombre, que en la época medieval la plaza fue centro de la villa.

Desde la fuente, de pilón octogonal y de copa semiesférica,  se abren una serie de callejuelas con solera, como la de Palma, donde se encuentra la sinagoga, la casa de la Inquisición y otra de un Caballero de Calatrava, orden a la que el marido de la princesa, el príncipe de Éboli, también fue miembro destacado.

Convento del Carmen

La princesa de Éboli conoció a Santa Teresa, con la que se reunió en 1569 y junto a la misma fundaron dos conventos, pero luego acabaron mal por discrepancias políticas, o porque igual el lugar no era muy grande para tales señoras.

Uno de ellos, el Convento de San José es de estricta clausura, por lo que no es visitable. Sin embargo, en sus dependencias de su parte trasera, se encuentra el Cenador de las Monjas, uno de los mejores restaurantes de la villa.

El otro, el Convento del Carmen, fue fundado en el siglo XVI. Está ubicado en el valle del Arlés, a un kilómetro de Pastrana. Declarado conjunto histórico-artístico consta de convento, ermita de San Pedro, cenobio o cueva de San Juan de la Cruz y dos museos llenos de recuerdos de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, que aquí amaestró novicios. Además, el convento es sede del Museo de Historia Natural.

Otros lugares de interés en Pastrana

También podremos visitar el Colegio de San Buenaventura (siglo XVII) y además de los dos conventos fundados por Santa Teresa de Jesús antes mencionados, el Museo Teresiano. Más información…

Zorita de los Canes

Si bajamos por el valle otros cinco kilómetros, hasta el río Tajo, podremos ver los sotos más bellos de la comarca. En el margen izquierdo del río Tajo, en un alto peñón, se encuentra Zorita de los Canes.

Zorita de los Canes es una bonita localidad alcarreña próxima a la zona de los Embalses, con callejuelas en cuesta, limpias pero llenas de guijarros. Con casas bien labradas y pocos vecinos, apenas cien, lo que lo convierten en un pueblo tranquilo.

En la parte baja, junto al río, se conserva una parte de la muralla medieval con el arco de entrada, del siglo XIII y a lo alto del caserío los restos de su castillo, el más grande de Guadalajara, parada obligatoria tanto en la ruta de los castillos como del camino de Viaje a la Alcarria de Cela.

El Castillo de Zorita de los Canes o de los Calatravos

Esta impresionante fortaleza, situada en una atalaya rodeada del río Tajo y el arroyo Badujo, fue conquistada por los cristianos en 1085, del que fue primer alcaide el sobrino del Cid, Alvar Fáñez Minaya.

Sede general de la poderosa Orden de los Calatrava a finales del siglo XII y principios del XIII. El nombre de “los Canes» le viene de los perros alanos que usaban para vigilarlo. Entre sus ruinas destaca un complejo sistema de murallas, torreones, terrazas, puertas, y ventanas, además de una iglesia románica.

El castillo, de los siglos XII y XIII, conserva la torre albarrana. Bajo ella, adornada con cenefas de punta de diamante su puerta oriental, la occidental de hierro con doble arco ojival e interior de herradura. Una capilla románica restaurada y la sala del Moro.

Desde el castillo se divisa una magnífica panorámica de las aguas del Tajo, los tejados del caserío y las tierras de Zorita de los Canes.

En el municipio destacan también en la cima de la meseta la iglesia parroquial de San Juan Bautista, con ábside semicircular, cripta excavada en la roca caliza y sepulcros de caballeros calatravos adosados a la fachada meridional. Y es que vayas por donde vayas, aparecen cámaras subterráneas, trozos de murallas y terrazas que dominan la vega cerealista por donde discurren las aguas del Tajo, el más largo de la península ibérica.

Ruinas y Parque Arqueológico de Recópolis

También destacan la reserva fluvial del río Tajo, el molino del arroyo Badujo y el camino medieval de Recópolis, donde se encuentra lo más destacable de la villa, las bellas ruinas de Recópolis, a tan solo un kilómetro de Zorita, junto al río Tajo.

Recópolis fue la ciudad visigoda mandada construir por el rey Leovigildo en el año 578, en honor de su hijo Recaredo. Ubicada en el cerro de la Oliva, constituye uno de los pocos núcleos urbanos que nos legó la sociedad visigoda, además de ser el conjunto más antiguo de palacio-basílica altomedieval de todo el occidente europeo.

El conjunto arqueológico redobla su importancia por ser la única ciudad de nueva planta que construyeron los visigodos en sus tres siglos de reinado. Murallas, una iglesia, un palacio-basílica y otros muchos restos arqueológicos de lo que fue una de las ciudades más importantes del reino visigodo de Toledo.
Existe un itinerario perfectamente señalizado con paneles que nos guían por el laberinto de lo que antiguamente fueron viviendas, talleres de vidrio, comercios, cisternas y dependencias palaciegas. El recorrido termina en la iglesia, un templete de planta cruciforme con una preciosa sala bautismal. Desde el Centro de Interpretación se realizan visitas por libre guiadas y teatralizadas.

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