Vélez Blanco, la historia de un expolio

Vélez Blanco es un bello pueblo de la provincia de Almería. Se encuentra en la Sierra de María a 164 kilómetros de la capital por la AP-7.

Desde lo alto de un cerro, rodeado de montañas peladas se alza imponente su castillo del siglo XVI. Vinculado a los Fajardo y testigo de la historia de su expolio. El expolio de su patio renacentista, el más hermosos del sur español y que hoy no se puede admirar en sus entrañas sino muy lejos de aquí, en una de las salas del Museo Metropolitano de Nueva York.

Si eres amante del senderismo o del ciclismo de montaña, en Vélez Blanco tienes la oportunidad de realizar diversas rutas por la Sierra María-Los Vélez. Si eres un poco más arriesgado, podrás acceder al Cerro El Gabar, donde podrás practicar un poco de vuelo libre.

Aunque cualquier época del año es estupenda para visitar este lugar, del 21 al 27 de julio es el mejor momento para visitar el pueblo, pues es cuando el castillo acogerá algunos conciertos del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco. Junto a la iglesia de Santiago y al convento franciscano de San Luis Obispo, reabierto para la ocasión. Merece la pena también resaltar las fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Yedra.

El Castillo de los Fajardo

Historia del castillo

El Castillo de los Fajardo, declarada Conjunto histórico-Artístico, es la joya del patrimonio de esta localidad de la comarca de Los Vélez. Símbolo arquitectónico de la provincia de Almería, es también el emblema de los más indisculpables de los expolios.

Fue Don Pedro de Fajardo y Chacón, primer marqués de Los Vélez, quien mando erigir a principios del siglo XVI esta inexpugnable fortaleza. Situada en un otero aislado frente a las aristas pedregosas de la Sierra de María, gozaba por fuera de toda suerte de defensas. Sin embargo, por dentro mostraba todo el esplendor y apego de marqué a las artes.
Para su construcción, el marqués contrató a los más reconocidos arquitectos del momento para proyectarlo y trajo de Italia artesanos del mármol que levantaron con su piedra de Macael los más hermosos y armoniosos patios del Renacimiento español.

El Vergonzante expolio

Aquí, en Vélez Blanco, el viajero encontrará el continente. Lo más valioso del contenido de esta obra del renacimiento castellano realizada por artistas italianos en nuestro país, hay que ir a verlo un poco lejos, en Nueva York.

El inicio de su expolio fue cuando los duques de Medina Sidonia, propietarios del castillo, vendieron el patio –claustro-por una irrisoria cantidad a un anticuario francés, Goldberg. Piedra a piedra, con la ayuda de los lugareños, el anticuario fue desmontado y trasladado el claustro y otras partes del castillo desde el puerto de Cartagena con destino a Marsella, a la espera de un futuro comprador.

Finalmente en 1913, el adinerado estadounidense George Blumenthal adquirió la escalera, galería y el patio renacentista al anticuario para decorar el patio de su mansión neoyorquina. Trasladado a Nueva York y muerto sin herederos, las piezas fueron donadas al Museo Metropolitano de la ciudad de los rascacielos. Allí, los expertos de arte italiano enseguida reconocieron su valor. Desde entonces allí se exhiben, al lado de una selecta colección de piezas italianas del Renacimiento.

A este gran expolio le siguió otro menos comentado, el de los lugareños. Piedras para edificar sus casas, artesonados que ardieron en chimeneas…Un legado maltratado y perdido para siempre, que nadie protegió. Ni las autoridades políticas de la época, ni los cronistas locales, ni sus legítimos herederos, el pueblo.

El Castillo en la actualidad

Tras este expolio, habitual en una época en que nobles e iglesia malvendían el patrimonio artístico español, y en el que nadie protegía el patrimonio, Vélez blanco se quedó como el que tiene una cáscara de un huevo. Hoy, el patio es una pared desnuda y sin vida, como un cuerpo que le falta el alma, aunque en la puerta blasonada de la fortaleza aún se exhiba con orgullo el antiguo escudo de los Fajardo.

Del continente propiamente del castillo aún se conserva los lienzos de la muralla, cimientos, crujías y un esplendoroso aljibe, además de su espacio más sobresaliente, el patio de honor. Del contenido, lo poco que se ha podido recuperar.

Los pasillos que conducen al patio están decorados con murales que recuerdan la historia del monumento y su expolio. En la torre del homenaje se hallan los salones del Triunfo y la Mitología, antaño decorados con frisos de mármol que hoy están expuesto en el Museo de artes Decorativas de París. Desde ellos se divisa la Sierra de los Filambres y el desierto de Tabernas.

El otro patrimonio histórico-artístico de Vélez Blanco

Aunque el castillo es lo más conocido, Vélez Blanco cuenta con más patrimonio. La Iglesia de Santiago Apóstol domina desde una posición privilegiada el caserío de Vélez Blanco. Un pueblo de callejuelas estrechas y tortuosas y plazas mínimas que recuerdan su pasado árabe en el barrio de la morería.

Destaca también la Ermita de la Inmaculada Concepción y la Iglesia de La Magdalena, levantada sobre una antigua mezquita y de la que solo se mantienen vestigios. El Convento de San Luis y unas cuantas casas señoriales, como la de la casa Corredera.

En la página web del Ayuntamiento, podéis consultar los principales monumentos y lugares de interés en el pueblo.

No puedes abandonar el lugar sin visitar la Fuente de los Cinco Caños, el centro de Interpretación del Agua, el Alporchón y el Centro de Visitantes “Almacén de Trigo” una invitación a conocer el Parque Natural de la Sierra de María-Los Vélez.

Patrimonio natural y arqueológico. Cuevas y yacimientos

Pinturas rupestres

En Vélez Blanco hay mucho más por descubrir, y parte de ello son las muestras de su patrimonio arqueológico, representadas en las pinturas rupestres de los abrigos del estrecho de Santonge, de Gabar, de las Colmenas y de las Tejeras.

Cueva de los Letreros

Además de sus bellos paisajes, en Vélez no te puedes perder la Cueva de los Letreros declarada Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La cueva contiene el famoso Indalo, pintura rupestre del neolítico y actual símbolo de Almería.

Cueva de Ambrosio

También hay que visitar el yacimiento arqueológico de la cueva de Ambrosio. Y acercarnos a Vélez Rubio, en cuyo casco urbano se concentran el mayor número de edificios históricos de la provincia para visitar la iglesia de la Encarnación y el Museo Miguel Guirao.

Patrimonio gastronómico

Por supuesto, un foodies no puede marcharte de Vélez Blanco sin antes haber probado la exquisita gastronomía del local.  Sus platos más representativos son las Migas de harina, que era la comida tradicional de la gente campesina. Se sirven con uva, tomate crudo y aceitunas picadas al estilo local (aliñadas con romero, tomillo y naranja). También con arenques, ajos, pimientos tostados y remojón picante.

También son deliciosos los Gurullos con perdiz o liebre, las Setas en salsa. Los Alfajores, los roscos de anís y vino, los Bollos de nata, los «bilbaos», «mantecados dormidos» y otros deliciosos postres.

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