El Valle del Genal es uno de los paisajes más bellos de la provincia de Málaga. Amparado por los parques naturales de la Sierra de las Nieves, la Sierra de Grazalema y Los Alcornocales, este valle es uno de los ejemplos de la montaña mediterránea mejor conservada de Europa.
Más de media docena de pueblos blancos- y uno azul-, salpican sus montes entre senderos que trascurren por sus calles y se adentran en el bosque para conectar sus poblaciones. Aquellos bosques que en un pasado servían de refugio a los bandoleros que transitaban en busca de viajeros a los que arrebatarles su botín. Visitarlos en otoño es todo un espectáculo de color. Porque aquí se combina el paisaje cárstico de sus montañas con el color verde y ocre de sus bosques de castaños y almendros.
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Iniciando la ruta blanca
La ruta por este espectacular valle la podemos iniciar en Cartajima, uno de los pueblos blancos de la sierra. Un laberinto de calles entre casas pintadas con cal blanca que resplandecen en el medio de la montaña y que se hace notar por el sonido de las campanas de su iglesia del siglo XVI.
A diez minutos en coche aparece Parauta, donde parte la conocida Ruta de los Castaños. Una ruta de seis kilómetros por uno de los caminos más hermosos del valle.
Enseguida se alcanza el arroyo de los Granados, el enclave perfecto para descansar unos minutos ya que a partir de ese momento comienza la subida. En total son 150 metros de desnivel para continuar una senda en paralelo a la canalización de agua que desemboca en el nacimiento del río Genal, A la entrada del pueblo de Igualeja en el interior de una cueva emerge el manantial que da lugar al río.
La ruta continua por otras localidades del valle del Genal, como el pueblo de Pujerra, que rodeado de bosques de castaños vive de la recolección de la castaña, uno de los motores económicos de la zona, además del corcho y últimamente del turismo.
Alcanzando el pueblo azul
Escondido en la serranía se encuentra el pueblo de Júzcar es conocido como el “pueblo pitufo” por el color azul predominante de sus casas. Dicen que fue el último en ser comunicado por carretera, aunque hoy en día resulta inverosímil. En 2011 la productora de cine Sony pintó el pueblo de azul para organizar en él la presentación mundial de la película de Los pitufos. Desde entonces el pueblo es visitado cada año por turistas llegados de todos los rincones del planeta.
A solo 10 minutos se haya el primer alto horno de España dedicado a la elaboración de hojalata. Fue construido en el siglo XVII bajo la orden de Felipe V. Hoy en día las instalaciones las ocupa la bodega de Enrique Ruíz, un romántico amante de la enología que adquirió el edificio para hacer realidad su sueño de elaborar sus propios vinos de manera artesanal. Tan solo 15000 botellas por añada. Una exclusividad que acumula historia y sabor ya que catarlos es una experiencia única.
Siguiendo en ruta
Después podemos tomar la ruta de Los Riscos, un sendero circular de 6,5 kilómetros repleto de rocas de formas variadas. Luego seguimos en dirección a Alpandeire, donde nació y vivió Fray Leopoldo, declarado beato en 2010. Se pueden visitar las distintas estancias de la casa donde nació y la pequeña capilla en su honor.
También es imprescindible visitar la Iglesia de San Antonio de Padua donde se expone la pila bautismal de su ilustre vecino Fray Leopoldo y dos momias en perfecto estado de conservación. Si se quiere visitar esta iglesia, conocida como la “catedral de la serranía” por su gran tamaño, y está cerrada se puede preguntar a los vecinos por la llave.
Si cogemos la A-369 queda claro que Málaga es una de las tres provincias más montañosas de España. Tras pasar por Atajate, el pueblo con menos vecinos de la provincia, llegamos a Benadalid y Benalauría.
En Benadalid se encuentra un peculiar castillo árabe aunque de origen romano. De torres cilíndricas alberga en su interior el cementerio del pueblo.
En Benalauria se encuentra el Museo Etnográfico, El Museo ocupa un antiguo molino de aceite en Benalauria. Aquí objetos, documentos, proyecciones y medios tecnológicos relatan el pasado de la serranía de Ronda.
Para finalizar la ruta DEL VALLE DEL GENAL
Continuamos por el espinazo que separa los valles del Genal y del Guadiario en la ruta conocida antiguamente como El Camino Inglés. Esta es una ruta llena de miradores y llamada así porque eran muchos los extranjeros que antiguamente buscaban la esencia del antiguo Reino de Granada transitando por estas tierras, a pesar de la abundancia de bandoleros.
Tomamos el desvío a Algatocín, desembocando en Genalguacil, un pueblo-museo lleno de calma. Este presenta una peculiar estructura urbana de herencia morisca adaptada a la pendiente del terreno, con calles empinadas, estrechas y sinuosas donde sobresalen edificios del siglo XVIII con escudos heráldicos. A la belleza natural de este enclave le tenemos que añadir el aliciente de que desde el año 94 y con carácter bianual se celebran los “Encuentros de arte”. En este evento, artistas de todo el mundo son invitados a crear y dejar su obra expuesta en las calles del pueblo.
Continuamos la carretera en dirección a Benarrabá. A lo lejos divisamos el Castillo del Águila de Gaucín, último pueblo de esta ruta. Desde lo más alto de Gaucín, esta fortaleza andalusí gobierna el paisaje y hace de esta ruta algo inolvidables. La construcción conserva la muralla, los aljibes, la torre del homenaje y una mina de escape.
Aquí despedimos esta ruta por el hermoso Valle del Genal y os animamos a que lo visitéis. Realmente vale la pena.