Aínsa, puro arte en el corazón del Pirineo Oscense

La Villa de Ainsa, declarada Conjunto-Histórico-Artístico, constituye un magnifico exponente del urbanismo medieval. Una villa de piedra típica de postal en la confluencia de los ríos Cinca y Ara.
Capital del antiguo reino de Sobrarbe incorporado al de Aragón en el siglo XI, la villa presenta en su casco antiguo un conjunto uniforme y apiñado de casas enormemente armónico, en el que destacan la esbelta torre de La Colegiata y el enorme recinto del castillo, casi tan grande como el resto del pueblo.
La ciudad conserva casi totalmente las murallas que lo rodeaban, y está plagado de monumentos que nos transportan en el tiempo al Medievo.

Aínsa se encuentra a 102 kilómetros de Huesca por la A-138 y la A-22 y como cruce de caminos es una parada obligatoria para aquellos que buscan experiencias de turismo activo en el Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el pirineo oscense o en los de Guara y Posets-Maladeta.

Cualquier época del año es ideal para visitarla, pero sobre todo cuando se celebra la Morisma que en los años pares, el primer domingo de septiembre recuerda la reconquista de Aínsa por las tropas cristianas. Más información…

Las dos caras de Aínsa

Aínsa es uno de los pueblos con más encanto del pirineo aragonés. Un pueblo con una larga historia, la cual se dibuja en las piedras de su conjunto monumental rodeado de ríos y nieves perpetuas.
La ciudad presenta dos caras. Por un lado la más comercial en su barrio de abajo. Un cruce de carreteras donde los vecinos fueron tomando asiento a mediados del siglo XX, tras abandonar el recinto amurallado. Por otro lado, arriba, la turística parte vieja que mantiene la autenticidad de muchas construcciones y la estructura de la villa medieval. Un pueblo museo concentrado en un corto espacio que se puede contemplar en un paseo. Para concretar visitas guiadas pulsa aquí.

La Aínsa monumental

La ciudad turística presenta en una punta el castillo, y en la otra el Portal de Afuera, una de las cinco puertas que se conservan.
En el medio, un conjunto medieval arquetípico, con sus callejuelas, plaza porticada, dos bodegas comunales, restos de murallas y casonas de piedra tostada.
La ciudad cuenta con un trazado simple, con dos calles, La Grande y La Pequeña o de Santa Cruz y dos plazas importantes, La Mayor o de Gonzalo I, y la del Salvador. El casco antiguo de carácter medieval se extiende entre la Plaza Mayor y la de Santa Cruz.

Plaza Mayor de Ainsa

La plaza Mayor es una de las plazas medievales más bonitas de España. Está ubicada en la parte alta de la población y es el centro de la villa. Destacan sus edificios de los siglos XII y XIII y sus cuidadas casas de piedra y porches románicos. Presume de escudos y ventanas geminadas como las de Arnal, Bielsa o Latorre.

Iglesia de Santa María

En la calle pequeña las edificaciones son más simples, pero en la plaza, con soportales a los dos lados, destaca la iglesia románica de Santa María, de la primera mitad del s. XI. El templo es uno de los más destacados de todo el Sobrarbe. En ella podemos admirar su portada, una interesante cripta románica y su torre de campanario , con unas vistas estupendas que domina el paisaje urbano. Algo posterior es el claustro irregular realizado en pleno s. XIII.

La Ciudadella

En el noroeste del casco urbano se conserva la ciudadela. Su origen es una torre pentagonal, construida a mediados del s. XI e integrada en el sistema defensivo, frente al peligro musulmán. Posteriormente esta fortaleza fue revitalizada a finales del XVI, construyéndose la actual ciudadela, dentro del sistema defensivo de la frontera de Francia.

El Castillo

El Castillo de Aínsa se encuentra ubicado al lado de su plaza, con una silueta dibuja desde el cielo un barco varado. Su parte más antigua es la torre del homenaje, la cual acoge el Eco-Museo de Aínsa o albergue de la fauna. Aquí, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos ha restaurado la Torre del Homenaje del castillo de Aínsa para recrear los ambientes naturales de los Pirineos y mostrar su rica biodiversidad.

En su patio de armas tiene lugar tanto ferias como festivales, como la Expoferia de Sobrarbe en septiembre o el Festival de Música Castillo de Aínsa del 19-28 de julio.

En el sureste se encuentra el Centro de Interpretación del Geoparque de Sobrarbe y en el Noreste la Oficina de Turismo.

La Cruz Cubierta

En el Medievo, en este estratégico enclave fronterizo se producían escaramuzas y se celebraban ferias y mercados que incluso rivalizaban con la opulenta Jaca.
En el año 724, cuando las tropas cristianas al mando de Garci-Ximeno se reunieron en Aínsa para reconquistar la población bajo el dominio musulmán se consiguió la victoria, pero cuenta la leyenda que fue gracias a la aparición de una cruz radiante sobre una carrasca.

A un kilómetro y medio aproximadamente se localiza esta carrasca, bajo un pequeño templete circular de 1655, que conmemora la conquista de Aínsa. Y la victoria se celebra en la fiesta de la Morisma.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte perdido

Ordesa es una maravilla de la naturaleza, que te cautivará por sus bosques seculares, por el sonido de los saltos de agua y sus escarpadas de roca caliza. 

Torla

Es la puerta de entrada al exuberante cañón del río Arazas, es decir al Parque Nacional de Ordesa y Monte perdido. También es un ejemplo de arquitectura rural pirenaica.

El rio Arazas en su descenso por el valle de Ordesa nos deja una sucesión de bellas cascadas llamadas Gradas de Soaso. Destacan las de Arripas, Estrecho, la Cueva y sobre todo la famosa Cola de Caballo. Para conocer la zona es recomendable seguir la ruta de senderismo que nos lleva hacia el fondo del Circo de Soaso. En unas tres horas de suave caminata alcanzamos la famosa cascada.

Cañón de Añisclo

También hay que recorrer el cañón de Añisclo desde la ermita de San Urbez, por donde discurre el río Bellós.

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