Viajemos en el tiempo hasta la época romana, a las orillas del majestuoso río Sil, donde los ingenieros romanos llevaron a cabo proezas impresionantes para extraer el codiciado metal precioso: el oro.

Si bien muchos conocen las Médulas, pocos se aventuran a descubrir la joya oculta en las montañas de O Courel, en la comarca de Quiroga, Montefurado. Nos encontramos ante uno de los testimonios más extraordinarios de la minería del oro, desarrollada por los romanos en el noroeste de la entonces llamada Hispania.

Desde cerca no es fácil contemplarlo, y menos aún desde la cara norte, por lo que aconsejamos hacerlo desde el vecino mirador de Anguieiros o, en la boca sur, desde la OsCovallos.

¡Descubre los secretos que guardan este túnel milenario y su entorno sorprendente! Y si quieres practicar senderismo, anímate a seguir la Ruta do Ouro de Quiroga.

Proeza Romana en Montefurado: El tunel de Boca do Monte

Durante el reinado del emperador Trajano I (comienzos del siglo II), se erigió una grandiosa obra de ingeniería: el túnel de «Boca do Monte» en Montefurado. Los romanos desviaron las aguas del río Sil aprovechando un meandro para facilitar el lavado de tierras en busca de oro. Este túnel excavado en pizarra, conocido también como el túnel de Montefurado, ha resistido el paso de los siglos, aunque no sin desafíos.

Intrigantes Derrumbes y Vestigios en Montefurado

Con 20 metros de ancho, el agujero se realizó con vocación de perdurabilidad, en el sector más duro de las rocas pizarrosas. Sin embargo, la pizarra, un material más suave que el granito, ha experimentado varios derrumbes a lo largo de los años. En 1934, una crecida del río redujo su longitud original de 120 metros a 52 metros. Los vecinos cuentan que este incidente no fue el único; en 2011, una gran placa de piedra se desprendió de una de las paredes laterales, dejando rastros visibles.

Además de las fascinante estructura histórica, llaman la atención las piedras pulidas en el lecho del río. Su suavidad y brillo sugieren un cuidado extraordinario, casi como si fueran de otro planeta, añadiendo un elemento aún más misterioso a este histórico rincón.

Mirador de Anguieiros

En la parte alta de la parroquia de Os Anguieiros, donde antes se alzaba un imponente castro romano llamado «O Castrillón», hoy se encuentra el Mirador de Anguieiros. Este mirador, accesible desde la carretera del pueblo de Os Covallos, ofrece una perspectiva excepcional del túnel, llevándonos de vuelta a la grandeza romana y sus complejas obras de ingeniería.

La aldea de Montefurado

La explotación aurífera también se ejecutó, provocando el desplome del monte (ruina montium) por medio de canales procedentes del río Xares, en la colina donde ahora tiene asiento la aldea de Montefurado. Como testigos quedan varios pináculos de barro, como Las Médulas pero a pequeña escala, mientras que las galerías fueron convertidas en bodegas.

El Enigma del Castillo de «A Pena do Corvo»

Sobre el túnel, se ubicaba el misterioso Castillo de «A Pena do Corvo», del cual no queda rastro alguno. Las historias locales debaten si era un castillo o simplemente una torre de vigilancia circular en el antiguo camino al pueblo de O Ermidón. En un mapa de 1864, aún se pueden apreciar vestigios de esta construcción, añadiendo un toque de enigma a la rica historia de la región.

 

Una maravilla con los días contados

Los estudiosos del tema consideran que la maravilla de Montefurado tiene los días contados. El rio erosiona sin piedad con sus crecidas, ahora más intensas cuando se abren las compuertas del embalse de San Martiño. No se sabe exactamente cuando esto ocurrirá. Esperemos que sea en siglos.

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