Transitando en coche por las Montañas de Prades

Hoy nos moveremos por la Cordillera Prelitoral catalana, a un paso de la costa Mediterránea donde encontraremos un paisaje de gran valor ecológicos y genuinos y atractivos pueblos de esencia rural.
Aquí, en la comarca del Baix Camp, a unos cuantos kilómetros de la famosa costa tarraconense descubriremos pueblos y aldeas tan especiales como el tranquilo Capafonts, el relajante La Febró, el pueblo abandonado de La Mussara, o Prades el verdadero epicentro de la zona. Una experiencia para compartir en familia. Un paisaje de montaña que conserva todo el patrimonio natural, histórico y gastronómico del rural catalán.

Para conocerlos cualquier época del año es maravillosa, pero el verano es especial por las numerosas actividades -sobre todo para niños- y fiestas locales que aquí se celebran. Por ejemplo, el Concurso Internacional de Perros Pastores que acoge en agosto, desde hace décadas, Prades. O también el ciclo de conciertos de la Iglesia de Sant Martí en L´Aleixar. Más información…

Cómo llegar a las montañas de Prades

Desde las playas de la Costa Daurada de Salou, Cambrills o Tarragona siguiendo la serpenteante T-704 alcanzamos en unos veinte kilómetros tras pasar poblaciones como L´Aleixar o Vilaplana, llegamos a las montañas de Prades.

Para llegar hasta allí, desde Tarragona, hay que recorrer 59 kilómetros, primero por la AP-7 (salida 37) se engarza con la N-340 y la fachada costera del pueblo. Desde el interior de la península, en Lleida tomar la AP-2 hasta Montblanc y luego por la N-240 dirección L´Espluga de Francolí.

El pueblo de Prades

El pueblo de Prades es un trozo del Medievo que se puede descubrir por ejemplo en los retazos de sus murallas y en su portal medieval que se abre en la plaza de Sant Roc, frente al puente, en cuyo extremo derecho se encuentra la casa más antigua y su Iglesia parroquial, la de Santa María de Prades.

Casas señoriales con majestuosos y antiguos portales, ya que aunque el pueblo alcanzó su máximo esplendor en los siglos XIV y XV cuando los condes de Prades establecieron aquí su residencia, su historia es mucho más antigua.
El origen del pueblo se remonta al Triásico, hace doscientos cincuenta millones de años cuando su geología lo dotó de rojas rocas areniscas. Así en la edad Media se construyeron sus murallas y demás edificaciones con ellas, dándole su característico color, lo que le ha llevado a conocerse como la «villa vermella». Así es su plaza Major, donde hace siglos lugareños y foráneos se dan cita en su mercado y donde destaca su esférica fuente renacentista, todo un símbolo de la villa.

Turismo activo en los alrededores de Prades

Prades es un buen lugar desde el que descubrir la zona, bien practicando senderismo o BTT ya que nos ofrece hermosos senderos y deliciosas rutas.

Una de ellas es la que nos lleva a la ermita de l´Abellera, a 2 kilómetros de Prades y a la que se accede por la carretera que lleva a La Febró y Capafons –o por el camí de la ermita de la Mare de Deu de l´Abellera-.
La ermita es una construcción del siglo XVI incrustada en un riscal a 1020 metros de altura, aprovechando una cueva y asomada al valle del Brugent. En ella vivió fray Bernardo Boil, primer vicario apostólico de las Indias que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje a América.

Otra ruta es la que nos lleva a la Roca Forada o la que nos conduce a El Tossal de Baltasana, la cima más alta del Baix Camp.

Vilaplana

Además de Prades, otros pueblos desbordan atractivos culturales y naturales. Uno de ellos es Vilaplana. Situado a los pies de un vertiginoso riscal, Vilaplana es un destino imprescindible para todos aquellos amantes del senderismo y la escalada, en medio de un abrupto y montañoso entorno.

Capafonts

Pero si hablamos de pueblos espectaculares, uno de ellos es Capafonts. El pueblo se encuentra en lo alto de una colina, en la cabecera del río Brugent y con la cima del Picorandan de fondo. Este es un pueblo maravilloso donde además de disfrutar de su tranquilidad y serenidad también puedes vivir, entre otras, dos experiencias singulares.
La primera es descubrir en familia la pasión y maestría del oficio de pastor de la mano de Eva y Sergi. La otra experiencia es realizar a pie o en bicicleta el ascenso a la ermita de Barrulles. Y es que este pueblo es ideal como punto de partida de excursiones por las montañas.

También puedes descubrir en su laberíntica fisonomía rincones y lugares sorprendentes como Cal Macià, la Iglesia parroquial de Santa Maria, su fuente o el horno medieval de pan, una verdadera rareza en Cataluña, por su excelente estado de conservación y en que podemos conocer cómo se horneaba el pan antiguamente.

Brogit de la Vall

El Brogit de la Vall es un recorrido circular de 60 kilómetros y cuatro etapas que discurre por el valle del Brugent. Se inicia en el nacimiento del río en la fuente de la Llúdriga, en Capafons hasta su desembocadura en el Francolí, en el pueblo de La Riba.

Acompañados en todo momento con el murmullo de las aguas transitarlo con calma es todo un placer. Descubrir los llanos de Els Motllats repletos de carrascas y y bojs hasta sus frondosas orillas, además de los encantadores pueblos y aldeas en torno al río.

La Febró

Los Gorgs

Este pueblo es famoso por sus gorgs (pozas de aguas cristalinas) que se forman a causa de la erosión de los saltos de agua de un afluente del río Siurana sobre un fondo de roca caliza. Esto forma unos charcos profundos muy característicos en los que poder refrescarse en verano. Su acceso es rápido y fácil.

La manera más rápida de acceder a ellas es desde la carretera de Vilaplana a Febró, a la altura del km 25, cerca del Mas dels Frares. Desde allí solo se tienen que seguir las marcas rojas y blancas de un GR que, en este punto, cruza la carretera camino de Arbolí.

Al encontrarse en el fondo de un risco de 230 metros de profundidad y 8 de anchura parece que el eco que viene de sus avencs susurran leyendas de contrabandistas y guerrilleros. ¿Pero qué son los avencs?.

Los Avencs

Los «Avencs» o Simas de Febró están formadas por una grieta abierta en el riscal de La Mussara. Hay tres principales. La primera, la grieta Grande, es la más ancha y corta pero está aislada de las otras.
La que puede visitarse es la tercera y más alejada del risco, con una galería principal de casi 300 m de largo, unos 30 de fondo, y de 6 a 8 m de ancho. En su interior hay la cueva Grande, la cueva Pequeña y tres simas. La cueva Grande tiene un recorrido de 254 m y 39 de fondo y es una atractiva y fácil descubierta para introducirse en la exploración espeleológica. Esta grieta comunica con la segunda y con unos tramos laberínticos; todo el conjunto supera los 1.800 m.

Masías singulares

A poniente del pueblo hay la antigua casería arruinada y abandonada de los Masos de Galceran, integrada por cinco masías, mencionadas ya el 1728. El más importante de los que restan es el más de los Frailes, una piedra del cual trae la fecha de 1762, aunque ya es mencionado el 1641. Se trata de una antigua masía de la cartuja de Scala Dei restaurada por Evarist Fàbregas, que fue integrada al campamento militar de Los Castillejos, inaugurado el 1950 y cerrado el 2001, entre las tierras de Arbolí, la Mussara (municipio de Vilaplana) y Febró.

La Mussara

La Mussara es un pueblo fantasmagórico debido a su niebla perpetua a casi unos mil metros de altitud. La niebla es un elemento sugestivo que no falta nunca en la Mussara, y que da un tono fantasmagórico a los ocho ruinosos edificios que se conservan.

La forma de llegar a él es en coche, ya que la T-704 muere en él- o a pie desde Vilaplana por el sendero de herradura el camí de Les Toques, una de las excursiones clásicas de estas montañas.

La Iglesia de San Salvador es lo único que se mantiene en pié, ahora apuntalada, de la que se dice que cuando la niebla baja se pueden sentir las campanas, que su campanario, del siglo XIX, hace mucho que se echó a perder. En su interior es fácil, también, encontrar pinturas de cariz satánico: pentáculos, cruces invertidas, sacrificios animales,… Incluso se han obtenido psicofonías, o eso dicen. La iglesia llegó a albergar una imagen del siglo XIV de la Virgen del Patrocinio que se conserva en el Museo de Reus.

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