Recorriendo la pétrea y medieval ciudad de Ávila

Cuando nombramos la ciudad de Ávila, lo primero que se nos viene a la cabeza es su magnífica muralla medieval de estilo románico que rodea la ciudad vieja y que es la seña de identidad de la ciudad desde el siglo XI. Esta inmensa edificación pétrea con sus 2500 almenas y 87 torreones es una de las más antiguas, íntegras y mejor conservadas del mundo.

Ávila es la capital de provincia más alta de España. Se encuentra a 1.131 metros sobre el nivel del mar, junto al curso del río Adaja, lo que explica las relativamente frecuentes nevadas que sufre su casco urbano en invierno. Si es que no buscas una estampa navideña, lo mejor es evitar el invierno para visitarla. Por eso, septiembre es quizás la mejor época para visitarla esta monumental ciudad pues acoge importantes citas culturales: Jornadas Medievales, Festival Internacional Cir&Co, Ávila Mágica y la Semana Europea de la Cultura Judía. Si visitas la ciudad en verano y el clima acompaña con buenas temperaturas, un buen plan es asistir a algunas de las visitas nocturnas y teatralizadas a la Muralla. También su Semana Santa ya que es de interés turístico internacional.

Si decides venir e  ir en coche, la ciudad de Ávila se encuentra a 110 kilómetros de Madrid por la AP-6, a 100 kilómetros de Salamanca por la A-50, a 50 minutos de Segovia y a media hora de Valladolid.

Al caer la noche la ciudad se envuelve en silencio, pero la ciudad nunca se cierra. Sus nueve puertas están siempre abiertas, invitándonos a todos a entrar. Pasemos pues a conocerla.

Las dos formas de conocer la ciudad

La muralla tiene una longitud de 2,5 kilómetros y se puede recorrer a pie todo su perímetro. Son unos 1700 metros de paseo por el adarve donde existen cuatro accesos: La Puerta del Alcázar, la más monumental, la de la Carnicerías o Puerta del Peso de la Harina, Arco del Carmen y Puente Adaja.
Recorrer la ciudad alrededor de su muralla es adentrarse en la historia, pues su casco histórico medieval se encuentra en un excelente estado de conservación.

Una buena forma de conocer la ciudad es pasear por el adarve de su muralla, ya que desde la altura se admiran mejor las panorámicas de la ciudad intramuros y también a poca distancias las otras joyas monumentales situadas en el exterior.

Otra buena forma de conocer la ciudad es disfrutar del recorrido por el exterior, a la sombra de sus almenas o paseando en el interior por su adarve, porque tanto por dentro de la muralla como por fuera, Ávila tiene mucho por conocer.

La ciudad medieval está llena de calles empedradas, iglesias románicas, y palacios renacentistas. De hecho, la Unesco ha incluido la muralla como las iglesias románicas abulenses en su lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Caminando por el adarve de la muralla

La Puerta del Alcázar, flanqueada por dos enormes torreones y abierta a la plaza principal, es un buen punto de partida para hacer el recorrido en sentido contrario a las agujas del reloj.


Lo primero que nos encontramos es la hermosa Iglesia románica de San Pedro, donde destaca su magnífico rosetón. A continuación se encuentra la dinámica calle San Segundo, una de las más animadas de la ciudad cuando llega el buen tiempo.


Siguiendo el paseo nos encontramos con el gran ábside de la Catedral de Ávila o cimorro, encajado en un cubo de la muralla, al lado de la puerta del Peso de la Harina. Esta edificación con aspecto de fortaleza es la primera catedral gótica de España. En el interior destaca sobre todo la piedra oxidada de sus naves, el trascoro, el retablo del altar mayor y sobre todo el sepulcro del erudito abulense El Tostado. Su interior acoge también el Museo Catedralicio. En el exterior nos llama la atención la portada de los Apóstoles. 

Junto a la catedral se encuentra la Casa de la Misericordia, y a sus espaldas, el Episcopio y algunos de los palacios del siglo XVI de la ciudad.

A partir de aquí el camino se tuerce a un lado al pasar por el jardín de la basílica de San Vicente con su maravillosa galería porticada, el mejor exponente de las iglesias románicas Patrimonio de la Humanidad de la ciudad.

Continuamos el camino por la cara norte de la muralla, la cual se va adaptando sorprendentemente al desnivel del terreno. Si ascendemos a uno de los torreones podremos admirar, entre otros monumentos el monasterio de la Encarnación y el Centro de Exposiciones y Congresos.
Siguiendo el camino encontramos con la espadaña del monasterio del Carmen y luego el cubo de San Segundo donde giramos para enfilar el frente del muro que se vuelca sobre el rio Adaja. En la puerta de Puente Adaja termina nuestro recorrido por el adarve.

Siguiendo a pié por la fachada sur

Este trayecto requiere mayor esfuerzo, pues hay que subir por la fachada sur, pero es el mejor tramo para ver los afloramientos rocosos sobre los que está cimentada la muralla, sobre sillares de granito.

Aquí se abren tres de sus nueve puertas. Son las de la Malaventura, la de la Santa y la del Rastro. A partir de esta última el camino se hace peatonal, es el conocido Paseo del Rastro . El camino discurre pegado a la Muralla y es uno de los lugares habituales en las idas y venidas de los abulenses. Desde su empedrado podemos divisar las estribaciones orientales de la Sierra de Gredos, la iglesia de Santiago y la ciudad moderna.

Donde acaba el paseo del Rastro, en el monumento del humilladero los Cuatro Postes, acaba también nuestro recorrido circular. Desde el mismo podemos divisar el abrazo de la muralla a su ciudad. Un abrazo que une la muralla y su ciudad y que dura ya diez siglos. Y de ahí a la eternidad. Un abrazo que desde hace unos años se repite en un acto solidario que consiste en formar una cadena humana de unas 3000 personas alrededor de la muralla.

Otras rutas de interés en Ávila

Además de recorrer la muralla de Ávila  y visitar la catedral como hemos hecho, también podemos realizar las siguientes rutas:

Ruta de las Iglesias Románicas

Existe un valioso conjunto de iglesias románicas en la ciudad, declaradas Patrimonio de la Humanidad. La basílica de San Vicente es el mejor exponente. Tampoco hay que perderse la de San Pedro, San Segundo, San Nicolás, San Andrés y Santo Tomé el Viejo, anexo al Museo Provincial.

Ruta de los Palacios

Muestra del antiguo esplendor que vivió la ciudad en el siglo XVI son la colección de palacios rehabilitados con diferentes usos. Destaca el Palacio de los Serranos, Polentinos, de los Deanes, los Águila

Ruta Teresiana

La huella de la mística Santa Teresa de Jesús está presente en numerosos rincones de la ciudad. Desde el convento levantado en su casa natal, al Museo de Santa Teresa, pasando por el monasterio de Gracia, la Encarnación, etc.

No hay que perderse…

Aunque se encuentra algo alejado del centro histórico no hay que perderse la visita al Monasterio de Santo Tomás. Este monasterio de finales del gótico. En su día fue palacio de verano de los Reyes Católicos, sede inquisitorial y también universidad.

Forman parte de él tres claustros magníficos, un retablo obra de Berruguete y el sepulcro del príncipe Juan, único hijo varón de Isabel y Fernando. Además, el claustro de los Reyes alberga un Museo de Arte oriental de gran riqueza y otro de las Ciencias Naturales.

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