Participar en el Walking Festival es una buena forma de conocer la isla canaria de Tenerife. El festival es un gran encuentro internacional de senderistas en el que se ofrece la oportunidad de realizar una docena de recorridos guiados por los parques naturales de la península de Anaga, Teno y Teide. En él se desarrollan conferencias, talleres gastronómicos y animación musical. Se celebra la penúltima semana de mayo y cuesta unos 150 euros participando en cuatro rutas.
Nosotros vamos a empezar por conocer una zona escondida de la isla donde para nada sirve el coche, pues solo se puede llegar a ella a pie o en barco. Esto convierte a ese sitio, la península de Anaga, en un lugar alejado del turismo masivo, apto para senderistas y amantes de las playas salvajes.
Un sendero a través de bosques de laurisilva une en pocas horas los remotos caseríos y las playas salvajes de Benijo y Roque Bermejo. En estos pocos kilómetros se reúnen todos los paisajes posibles debido a que las subidas y luego bajadas nos determinan las distintas alturas climáticas y con ello parece que vamos recorriendo las distintas estaciones del año. Menos nieve, aquí podemos percibirlo todo.
¡Vamos a recorrerlo!!!!.
Tabla de contenidos
La península de Anaga
La península de Anaga es una isla dentro de la propia isla. Situada en el norte de Tenerife esta península destaca por su figura alargada, con vertientes muy escarpadas, pese a no rebasar los 1000 metros sobre el mar.
Rompeolas de los vientos alisios, aquí se advierte el conocido contraste entre la casi siempre nublada costa norte y el soleado y turístico sur.
Y es que la península de Anaga es una de las zonas más lluviosas de Tenerife. Este clima condiciona su verde vegetación, la cual generaba pastos verdes que antaño alimentaban los rebaños de los pastores guanches que habitaban la península.
Inicio de la ruta EN COCHE
Quizás aquí no haya mucho turismo porque acercarse en coche o en autobús (aquí llaman guagua) desde la capital, Santa Cruz de Tenerife, subiendo hasta El Bailadero y bajando por la vertiente contraria del macizo-la nubosa, la norte- hacia Taganana y Almáciga nos lleva casi una hora.
Desde el mirador Cabeza del Tejo, la población de Almáciga se muestra como un cúmulo de casas blancas apiñadas bajo el impresionante Roque de las Ánimas, un afilado domo o cúpula de lava de 373 metros.
Ya en Benijo, en el restaurante El Frontón termina el asfalto y arranca la pista de tierra por la que a pie nos encaminamos al caserío de El Draguillo, a una media hora y unos dos kilómetros.
SENDERO
El sendero empieza ya de forma espectacular, bordeando la Playa de Benijo, un arenal solitario, nudista y salvaje. Unos 300 metros de arena negra donde no hay ninguna instalación. Se accede a pie en pocos minutos, por una senda con escaleras que nace junto al restaurante El Mirador. Ahí está el roque del mismo nombre y el roque de La Rapadura rasgando sus aguas.
En el caserío de El Draguillo se abandona la costa y se emprende la ascensión hasta la divisoria del macizo, a más de 600 metros sobre el nivel del mar, la Cruz del Draguillo, siguiendo las señales blancas y amarillas del sendero PR-TF6.
A medida que se va ganado altura nos encontramos distintos pisos de palmeras, brezos, dragos…y finalmente un bosque nuboso.
En el alto del macizo de Anaga, a mitad de camino entre Benijo y Roque Bermejo se localiza el bosque de Laurisilva, una de las selvas más antiguas del planeta y que alberga multitud de especies endémicas.
Desde el Draguillo hasta la divisoria del macizo nos lleva hora y media. Es ahora el momento en que toca descender.
Descendiendo a Chamorga
El descenso por la ladera contraria hacia Chamorga nos lleva media hora más. El caserío situado en la parte más oriental del macizo de Anaga, a 475 metros sobre el mar posee una amplia ermita, interesantes muestras de arquitectura rural y hermosos huertos. Un medio centenar de vecinos y un bar ¿¿¿Casa Álvaro??’ el cual es ideal para reponer fuerzas tomando un plato de papas con carne y chocos en salsa.
Descender de Chamorga a Roque Bermejo por el barranco homónimo nos lleva unos sesenta minutos.
Roque Bermejo es un islote volcánico rojizo que da nombre a una playa y a un poblado y caserío remoto sin acceso por carretera y a una playa agreste de 90 metros de longitud. Antes de llegar a pie, se ve en lo alto el faro de Anaga.
Para acabar el trayecto solo nos queda volver a Santa Cruz en taxi acuático surcando las olas del atlántico. Toda una experiencia. ¿No?.
Desde Foodies&Travellers os animamos a vivirla.