El Monasterio de Santa María de Oia, joya arquitectónica del municipio, se erige como un testigo silencioso de los siglos que ha vivido. Enclavado en la comarca de O Baixo Miño es testigo de la rica historia de Galicia. Hoy en día se encuentra narra una nueva historia gracias a la dedicación del grupo familiar Vasco Gallega y su Fundación Bretal, en el centro de un ambicioso proyecto de recuperación. La visión es devolverle a este monumento su antiguo esplendor, preservando y resaltando sus elementos históricos y arquitectónicos para las generaciones futuras. Este esfuerzo no solo restaura un monumento, sino que también reaviva la conexión de la comunidad con su pasado.
A medida que avanza este proyecto, el Monasterio de Santa María de Oia se prepara para recibir el futuro con renovada vitalidad. La Fundación Bretal se convierte en un ejemplo de cómo la iniciativa privada puede contribuir significativamente a la preservación del patrimonio cultural. Estamos emocionados por descubrir cómo este monumento, lleno de historia y significado, recupera su antiguo esplendor y se convierte en un faro cultural para las generaciones venideras. ¡Una nueva era se avecina para el Monasterio de Oia!
Tabla de contenidos
Orígenes Centenarios
La historia del Monasterio de Santa María de Oia se remonta al siglo XII, cuando bajo el mandato del rey gallego Alfonso VII en 1132 y el primer abad Pedro de Incio se inició su construcción. En sus muros se congregaron monjes que anteriormente residían en diversos puntos de la comarca, dando inicio a una comunidad monástica que perduraría a lo largo de los siglos. En 1185, el monasterio se integró a la Orden del Císter, sometiéndose a la abadía de Claraval, la cual, en 1547, se unió a la congregación cisterciense de Castilla. Esta rica historia se refleja en la arquitectura sobria y austera que caracteriza al monasterio, tan típica de la congregación cistercienese.
A lo largo de los siglos, el Monasterio de Santa María de Oia ha experimentado transformaciones en su arquitectura que han dejado una marca imborrable en su estructura. Elementos románicos, góticos y barrocos coexisten en sus paredes, resultado de las reformas y modificaciones realizadas hasta finales del siglo XVIII. La iglesia, con tres naves dispuestas en planta de cruz latina, exhibe un coro del siglo XVII y una fachada de estilo barroco que data de finales del siglo XVIII.
Santa María de Oia: Defensor del Mar y Cuna de Tradiciones
Un acontecimiento destacable en la historia de Santa María de Oia la marcó un hito que resonaría a lo largo de los siglos. este hecho transformó el destino del monasterio, otorgándole un papel crucial en la defensa de la costa gallega. Así, gracias a su estratégico emplazamiento, justo a orillas del mar, el monasterio desempeñó un papel clave en momentos de amenazas externas.
El Protector de la Costa
Se cuenta que en el año 1624, siete años después del asalto de los piratas turco-berberiscos a Cangas do Morrazo, los monjes de Santa María de Oia demostraron su valentía y destreza al desbaratar un ataque de la flota turca. Este acto heroico no solo salvó al monasterio, sino que también atrajo la atención del rey Felipe IV, quien reconoció la importancia de la defensa costera liderada por los monjes. Como reconocimiento a su hazaña, el monasterio recibió el prestigioso título de «Real» y otros privilegios que marcarían el inicio de su época de mayor esplendor. Los monjes, apodados cariñosamente como “los monjes artilleros”, ganaron renombre por su valentía en la protección de la costa.
A Rapa das Bestas
Además de su contribución a la defensa, los monjes de Oia introdujeron prácticas que han perdurado en la zona hasta el día de hoy. La cría de caballos en estado de libertad, originaria de los montes pertenecientes al monasterio, ha dado lugar a un espectáculo conocido a nivel internacional: A rapa das bestas. Esta tradición, que implica la reunión y marca de caballos salvajes, es un testimonio vivo de la conexión entre la historia del monasterio y la vida cotidiana de la región.
Los vinos de la DO Rías Baixas
Además, los monjes de Oia dejaron un legado agrícola significativo al realizar la roturación de tierras, abrir caminos y, siguiendo la tradición de las abadías francesas cistercienses, implantar el cultivo de la vid. Hoy en día, los frutos de su labor se pueden disfrutar en forma de sabrosos caldos bajo la prestigiosa denominación de origen Rías Baixas.
Santa María de Oia, más allá de ser un lugar de oración, se erige como un guardián del mar y un impulsor de tradiciones arraigadas en la identidad gallega. Su historia, llena de heroísmo y visión, sigue siendo un testimonio inspirador de la contribución de las comunidades religiosas al patrimonio y la cultura de Galicia.
La Leyenda de la Virgen del Mar: Patrona Protectora de Oia
En los anales de la historia del Monasterio de Santa María de Oia, un acontecimiento trascendental, previo al heroico episodio con los piratas turcos, destaca como una manifestación divina: la leyenda de la Virgen del Mar, quien hoy ostenta el título de patrona del Concello de Oia. Esta leyenda, llena de misticismo y fe, añade un capítulo único a la rica historia del Monasterio de Santa María de Oia, mostrando cómo la espiritualidad y la conexión con lo divino han moldeado la identidad de esta región gallega a lo largo de los siglos. La Virgen del Mar, con su historia de llegada milagrosa desde el océano, sigue siendo un faro de esperanza y devoción para la comunidad de Oia.
Cuenta la leyenda…
Que en el año 1581, cuando unos labradores, mientras trabajaban en un acantilado de la costa conocido como A Orilluda, descubrieron una imagen de una virgen que estaba unida por una cadena a la figura de un perro. Tras rescatarla, los devotos labradores llevaron en procesión a hombros la misteriosa imagen hasta el Monasterio de Santa María de Oia.
La llegada de los hombres, con la Virgen del Mar en procesión, causó asombro entre los monjes del monasterio. Los labradores, emocionados y fervorosos, explicaron a los perplejos religiosos que la imagen había llegado hasta ellos desde el mar, montada en el lomo de un canino que lucía un collar de conchas marinas. Los monjes, con asombro y devoción, tomaron sobre sus propios hombros la imagen de la Virgen y la condujeron solemnemente a la iglesia del monasterio, donde hoy luce.
El evento fue considerado un milagro, ya que la imagen no sufrió daño alguno en los escarpados acantilados de la zona. La leyenda de la Virgen del Mar se arraigó en la historia y la tradición de Oia, convirtiéndose en la protectora de la comunidad local. La devoción hacia la Virgen del Mar se ha transmitido de generación en generación, consolidándola como una figura sagrada y símbolo de protección para los habitantes de Oia.
El Siglo XIX: Tiempos Oscuros para Santa María de Oia
Con la llegada del siglo XIX, una sombra se cierne sobre el esplendoroso conjunto monástico de Santa María de Oia, marcando un abrupto freno a su intenso desarrollo a lo largo de los siglos anteriores. Este periodo, lejos de traer progreso, trae consigo desafíos y cambios que transformarán drásticamente la vida del monasterio.
La invasión napoleónica, seguida por la desamortización de Mendizábal en 1835, se revelan como acontecimientos devastadores para el monasterio. Estos eventos conducen al abandono definitivo de los monjes, quienes son expulsados de la que había sido su morada desde el siglo XII. Así, la historia de Santa María de Oia toma un giro inesperado y doloroso.
Paso a manos privadas
A partir de 1838, por mandato del obispo de Tui, el templo experimenta una transformación radical al convertirse en sede parroquial. Mientras tanto, las dependencias monacales, ahora despojadas de su propósito original, son subastadas y pasan a manos privadas. Este cambio marca el comienzo de una larga época de abandono y deterioro para el conjunto monástico.
Los inicios de esta nueva etapa no son benevolentes. Santa María de Oia, que alguna vez fue un centro espiritual vibrante y un símbolo de la historia gallega, se ve ahora sumida en la tristeza del olvido. Las dependencias que alguna vez resonaron con cánticos monásticos y actividades diarias, ahora están marcadas por la ausencia y el silencio. El siglo XIX deja una cicatriz profunda en la historia de Santa María de Oia, pero también marca el inicio de una lucha por la preservación y restauración de este valioso patrimonio. Aunque estos tiempos oscuros hayan dejado sus huellas, el espíritu resiliente de Santa María de Oia y el deseo de restaurar su antiguo esplendor perduraron en aquellos que buscan proteger y revitalizar este tesoro histórico.
El Siglo XX: Entre Colegios, Prisiones y Resurrección Patrimonial
El siglo XX trae consigo una serie de eventos dramáticos y transformadores para el Monasterio de Santa María de Oia, que se enfrenta a nuevas vicisitudes y desafíos a lo largo de esta centuria.
En 1910, los jesuitas expulsados de Portugal arrendaron el monasterio, estableciendo un colegio en sus antiguas dependencias. Este período de actividad educativa perduró hasta 1932, cuando la Compañía de Jesús fue nacionalizada y expulsada del territorio nacional. Este episodio coincide con los años de la Guerra Civil Española, durante la cual el monasterio se convirtió en un testigo trágico de la historia.
La época más oscura
Durante la Guerra Civil, Santa María de Oia fue utilizado como cárcel, acogiendo a numerosos prisioneros republicanos, principalmente catalanes, valencianos y mallorquines. En los últimos meses de 1937 y desde febrero hasta mayo de 1939, el monasterio fue oficialmente designado como campo de concentración franquista, llegando a albergar a tres mil reclusos. Las inscripciones murales en diversas estancias atestiguan la presencia y el sufrimiento de aquellos que estuvieron detenidos en este lugar. Las condiciones de internamiento, la falta de higiene y las ejecuciones nocturnas en las inmediaciones del cementerio contribuyeron a una alta mortalidad entre los prisioneros. Este período oscuro no solo dejó cicatrices en la historia del monasterio, sino que también exacerbó su estado de abandono y destrucción.
A partir de este momento, el monasterio pasó por varias transacciones entre diferentes familias, que llegaron a establecer sus hogares en este monumental sitio. Sin embargo, a pesar de las adversidades, en 1931 fue reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC), un paso fundamental hacia la preservación de su legado. El Siglo XX, marcado por episodios tumultuosos, también sienta las bases para la resurrección patrimonial de Santa María de Oia. A medida que avanza en la centuria, el monasterio se enfrenta a nuevos capítulos en su historia, cada uno contribuyendo a su rica y compleja narrativa.
Siglo XXI: Renaciendo de las Ruinas, Santa María de Oia Abre sus Puertas al Futuro
En el año 2004, Juan Martínez, director general del grupo familiar gallego Vasco Gallega, con sede en Vigo, dio un paso valiente y decidió al adquirir el Monasterio de Santa María de Oia al Banco Pastor. Al tomar posesión, se encontró con un edificio en un estado avanzado de deterioro, con algunas cubiertas hundidas y al borde del colapso. Ante este desafío monumental, Juan Martínez no solo vio ruinas, sino también una oportunidad de rescatar y devolver la vida a un monumento único.
La fundación Bretal
Bajo la dirección de Juan Martínez, el proyecto de recuperación tomó forma a través de la Fundación Bretal, una iniciativa dedicada a la preservación y revitalización del patrimonio histórico. Este esfuerzo hercúleo tenía como objetivo transformar el monasterio, que había sufrido décadas de abandono, en un hotel de cuatro estrellas y centro de talasoterapia, ofreciendo a los huéspedes una experiencia única que combina historia, lujo y bienestar. Al asumir la responsabilidad de restaurar este tesoro histórico, Juan Martínez y la Fundación Bretal se propusieron devolverle a Santa María de Oia su antiguo esplendor y darle una nueva vida en el siglo XXI. Sin embargo, la transformación requería tiempo y paciencia, ya que se necesitaban los permisos adecuados para iniciar la reforma.
Un futuro prometedor
Hoy, después de años de arduo trabajo y dedicación, el Monasterio de Santa María de Oia ha resurgido de las ruinas y está abierto al público. A través de la Fundación Bretal, se ofrecen visitas guiadas que permiten a los visitantes explorar este monumento único y aprender sobre su historia fascinante, sumergirse en la riqueza histórica y conocer su arquitectónica. Para más información y para reservar una visita guiada, se puede acceder al sitio web de la Fundación Bretal . ¡Una nueva era ha comenzado para Santa María de Oia en el siglo XXI!
(Fotos extraídas de Turismo de Galicia)