Bienvenidos a Canabal, una encantadora parroquia que forma parte del municipio de Sober, en pleno corazón de la Ribeira Sacra lucense y con límites al norte que se extienden hasta el municipio de Pantón.
Canabal fue en su día la parroquia más industrializada de Sober, destacando por albergar tres fábricas cerámicas de ladrillos. La primera de ellas abrió sus puertas en 1915, con 50 empleados, y la última, conocida como «fábrica nova», cerró en 1990 con un impresionante equipo de 80 trabajadores. La chimenea de 45 metros de altura de esta última fábrica aún se erige en la comarca como testigo mudo de su esplendor pasado.
Aunque hoy sus calles pueden dar la impresión de un pasado olvidado, este rincón encierra una historia fascinante que abarca desde principios hasta mediados del siglo XX.
Tabla de contenidos
La esplendorosa Historia de Canabal y su declive
Auge de la parroquia
En la época de mediados del siglo XX, con la construcción del embalse de Santo Estevo, Canabal experimentó un auge significativo. Muchos trabajadores de otras provincias se establecieron aquí, aprovechando la completa infraestructura del pueblo, que incluía bares, restaurantes, peluquerías, bancos, tiendas de ultramarinos, consultorios médicos, comercios de calzado, hostales, fondas, un cine y dos salas de baile.
La estación de ferrocarril de Canabal, inaugurada en 1884 y gestionada por Renfe desde 1941, jugó un papel crucial en el transporte de mercancías. Trabajadores como jefes de estación, guarda-agujas, mozos, factores, fogoneros y maquinistas contribuyeron al dinamismo de la estación, que fue clave para la transferencia de minerales desde las Minas de hierro de O Freixo en Marcelle hasta el cargadero de Rande en la ría de Vigo.
Además de las cerámicas, Canabal albergaba otras industrias como un aserradero, dos carpinterías y una fábrica de ataúdes. La excelente comunicación del pueblo, ubicado junto a la carretera general N-120 y con una estación de ferrocarril en la línea Monforte – Vigo, contribuyó al florecimiento de estas actividades.
Y su decadencia
El cierre de las minas al final de la Segunda Guerra Mundial marcó el declive de la prosperidad de Canabal. Las cerámicas cerraron, la presa de Santo Estevo se completó, y la estación de ferrocarril, aunque todavía en uso, dejó de ser el centro bullicioso que fue en el pasado.
Un dato curioso que añade aún más a la rica historia de Canabal es la existencia de una encomienda de los Templarios, erradicada por Felipe IV de Francia y disuelta por el papa Clemente V en el siglo XIV. La Iglesia parroquial de San Pedro, que data del siglo XII, fue la sede de una ordenación de caballeros templarios en 2019, recordando así los lazos históricos de la zona con esta misteriosa orden.
Aunque Canabal haya experimentado cambios a lo largo de los años, su historia perdura, recordándonos tiempos de esplendor y cambiando el ritmo a medida que avanzamos hacia el futuro.
Ven y descubre el encanto de Canabal, donde cada calle cuenta una historia olvidada.