La Historia de la Ciudad de Pontevedra comienza con una leyenda renacentista que afirma que Pontevedra fue fundada por Teucro, héroe de la Guerra de Troya. Según esta historia, Teucro, tras ser rechazado por su padre Telamón, llegó a estas tierras y fundó Helenos. Otra versión sugiere que fue guiado por una sirena llamada Leucoiña. La fachada del ayuntamiento de Pontevedra tiene una inscripción sobre este origen. En la Plaza de San José hay un monumento a Teucro. Y en en el atrio de la Iglesia de la Virgen Peregrinas hay también una estatua de Teucro. 

Antigüedad y Origen Romano

Los primeros restos arqueológicos en Pontevedra incluyen hachas de la Edad del Bronce y dos castros donde hoy se encuentran las iglesias de Santa María y San Francisco. Aunque no se han encontrado pruebas de asentamientos antes de la época romana, se cree que la ciudad se originó en la mansión romana de Turoqua, cerca del actual puente del Burgo (puente viejo»-Pontus Veteris-) que dio nombre a la ciudad.

La construcción de vías de comunicación tras la integración de Gallaecia en el Imperio Romano fue crucial para el desarrollo de la ciudad. En 1988 se descubrió una columna miliaria dedicada al emperador Adriano, confirmando el paso de la calzada romana por Pontevedra.

La Edad Media

Pontevedra es mencionada en documentos del siglo XII como Pontus Veteris. Tras el reinado de Fernando II de León, la restauración de caminos y puentes reactivó la ciudad. En 1141, una escritura del Monasterio de Lérez menciona Pontus Veteri, el viejo puente romano en ruinas. Fernando II otorgó el fuero a los habitantes en 1141. Durante el siglo XIII, privilegios como el monopolio de la fabricación de grasa de sardinas impulsaron la economía local. La ciudad comenzó a crecer, requiriendo la ampliación del recinto amurallado.

La Edad Moderna

Pontevedra alcanzó su apogeo con Enrique IV, quien en 1467 concedió una feria franca de treinta días. Desde la Edad Media hasta el siglo XVI, fue el principal puerto de Galicia y uno de los más importantes de Europa occidental. La ciudad se destacó en el comercio de pescado salado con Portugal. A finales del siglo xv se fundó la Cofradía del Gremio de Mareantes que se convirtió en el centro económico de la ciudad al controlar el comercio marítimo. La nao Santa María, una de las tres carabelas del viaje a América fue construida en esta ciudad. Concretamente en sus carpinterías de ribera por el poderoso gremio de Mareantes, de ahí que también se la conozca como «La Gallega». Sin embargo, a finales del siglo XVI, Pontevedra comenzó a decaer debido a la inestabilidad política y al abandono por parte de la Corona de Castilla.

Edad Contemporánea

Siglo XIX

En el siglo XIX, la economía de Pontevedra se basaba en la artesanía, el comercio, la pesca y la agricultura. La invasión napoleónica en 1809 y la división de España en provincias en 1833 marcaron el resurgimiento de la ciudad. Nuevas infraestructuras y servicios trajeron población y riqueza. La demolición de murallas y edificios históricos permitió el crecimiento urbano. En 1884 llegó el ferrocarril y en 1888 la luz eléctrica, siendo la primera ciudad gallega en contar con este servicio. La Sociedad Arqueológica de Pontevedra, fundada en 1894, protegió el patrimonio histórico.

Siglo XX

A principios del siglo XX, Pontevedra era un centro cultural y político destacado en Galicia y España. La ciudad sufrió la Guerra Civil, con consecuencias devastadoras. Sin embargo, en las décadas siguientes, se recuperó con un crecimiento sostenido, destacando la construcción y la creación del campus universitario en 1990. El Plan Urban de 1996 permitió la rehabilitación del casco histórico.

Siglo XXI

En el siglo XXI, Pontevedra ha experimentado un renacimiento cultural y urbanístico. La peatonalización del centro, la ampliación de carriles-bici y la recuperación del patrimonio han mejorado la calidad de vida. La población ha aumentado y la ciudad ha recibido numerosos premios, como el premio ONU – Hábitat en 2015 y el primer premio de seguridad urbana de Europa en 2020. Pontevedra se erige hoy como un modelo de ciudad sostenible y con movilidad responsable. Una ciudad de una gran calidad de vida y que recibe al viajero con los brazos abiertos.

 

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