Gerona, la bella ciudad de los cuatro ríos

Enclavada en el valle del Ter, la ciudad de Gerona es llamada la “Ciudad de los Cuatro Ríos”, por los confluir en ella el Ter y el Onyar que confluyen en el parque de la Devesa, y los afluentes Güell y Galligans que confluyen en el Onyar. Este último divide el casco histórico de la ciudad moderna.

Su casco histórico conserva huellas de su larga historia, desde que fuera fundada por los romanos en el siglo I a. C. A. Dominado por construcciones medievales y reminiscencias romanas, árabes y hebreas.
A los romanos debemos la primitiva muralla, el recinto amurallado de la Força Vella, cuyos restos llegan desde el Paseo Arqueológico hasta los Jardines de la Muralla. Más información…

La Catedral y la Pia Alomoina

En la Força Vella, se dan cita las obras cumbres de su devenir histórico como su Catedral. La Catedral es un monumento de origen románico, el cual se intuye en su estratégica ubicación y en el aspecto de fortaleza.

Sin embargo el elemento más destacable es una inmensa nave gótica, la más ancha de la arquitectura medieval europea. En su interior se conserva una de las joyas textiles del románico catalán, el Tapiz de la Creación.

Al lado de la escalinata de entrada a la catedral se encuentra la Pia Alomoina, una antigua institución benéfica de estilo gótico.

Otras piezas clave de la arquitectura religiosa

Girona cuenta con otras piezas clave de la arquitectura religiosa. Templos románicos cuyos ábsides y cúpulas octogonales que conforman elementos claves del Medievo catalán.

Ejemplo de ellos son el monasterio benedictino de Sant Pere de Galligants, monumento histórico-artístico; o la iglesia de Sant Nicolau.

De estilo gótico es el convento de Sant Doménech. Rodeado de jardines. Este convento constituye un claro ejemplo de la importancia de las órdenes religiosas en la colonización y repoblación de Cataluña durante la Edad Media.

También dentro del recinto amurallado se encuentra la basílica de San Félix, del siglo XIV sobre el solar de un edificio del siglo VI.

Gerona, un lugar de confluencia de culturas

En Gerona se dan cita importantes manifestaciones artísticas árabes y hebreas, fruto de los siglos de convivencia de estas culturas con la cristiana.

Así, descubrimos multitud de pequeñas calles que formaban el Call, la judería de Girona. Actualmente, el Call es una de las juderías mejor conservadas de España. La calle Força es el eje central de este barrio que contaba con sinagoga y centros de estudio cabalístico.

La plaça del Oli y la plaça del Vi mantienen todo su sabor; y en ellas, se abren alguna de las mejores joyas de arquitectura palaciega medieval, como la Fontana d’Or.

Un convento capuchino alberga los Baños Árabes, donde tenemos que destacar un templete levantado sobre ocho finas columnas y coronado por una cúpula octogonal.

Antes de cruzar el río y encaminarnos hacia la Girona moderna, podemos subir hasta el campanario de Sant Feliu o acercarnos al Pont de Pedra sobre el Onyar, desde donde obtendremos vistas áreas del todo el caserío de la ciudad, y de las fachadas pintadas de ocres, añiles y calderos.

Y también de modernidad y recreo

Al otro lado del río encontramos los más bellos ejemplos del modernismo catalán de obra del arquitecto gerundense Rafael Masó. Son edificios destacados entre otros, la Fábrica Teixidor y la casa de la Punxa.

También se instala en esta área, aunque de estilo barroco del siglo XVII, El Hospital de Santa Caterina.

Y, al otro lado del Paseig Devesa, se extiende uno de los lugares de recreo de los gerundenses, el Parc Devesa, una exótica masa forestal compuesta, principalmente, por plataneros, que contrasta fuertemente con la arquitectura medieval de la ciudad.

No puedes abandonar la ciudad sin visitar algunos de sus numerosos museos; Museo de Historia de la Ciudad, de los Judíos, el Arqueológico de Sant Pere de Galligants, el Capitular, el del Cine-Colección Tomàs Mallol o el museo de Arte. 

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