Formentera y sus espectaculares atardeceres

La menor de las Pitiusas, Formentera, es una isla pequeña, de unos 19 kilómetros de largo por 2 de ancho. Un lugar de clima envidiable que sobrevive cada verano de las oleadas de turistas y yates para mostrarse el resto del año como un auténtico paraíso y refugio perfecto de tranquilidad.

Eso mismo pensaron los hippies que en los años 60 tomaron la isla, como antes lo habían hecho los corsarios, aunque los primeros con una doctrina distinta de paz y amor.

Este territorio virgen envuelto en aureola hippy-chic con ecos cinematográficos, que sobrevivió a la especulación y con una geografía accesible de tamaño de bolsillo nos ofrece atractivos inmensos, bajo la luz del Mediterráneo que lo envuelve todo. Entre ellos contamos sobre todo con infinitas y luminosas puestas de sol. Disfrutarlas mientras practicamos kayaking, una disciplina de origen esquimal, pero no en el polo norte sino en alguna de las mejores playas del mundo, es una experiencia realmente espectacular.

La isla ofrece durante todo el año un sinfín de actividades por tierra y mar para disfrutar de la naturaleza en estado puro. A la increíble belleza de su litoral, ausencia de construcciones y estado de conservación casi salvaje de sus playas se les suman los servicios y seguridad que hacen de la isla un destino perfecto para ir en familia.

Por todo eso y por mucho más, allá nos vamos a Formentera.

Cómo llegar a Formentera

La isla no tiene aeropuerto, por lo que se ha de volar desde Ibiza, hacia donde hay vuelos frecuentes desde distintas ciudades españolas.

Desde Ibiza hay que ir por mar a la Pitiusa menor. Podemos llegar con navieras como Trasmapi o Balearia que ofrecen ferries entre las dos islas.

También viajes el corte Inglés ofrece en cualquier fecha vuelos, o vuelos más hotel, en Formentera.

Cuándo ir

Formentera goza de un clima agradable la mayor parte del año.

Sus temperaturas no son extremas pero dado que en verano acoge miles de turistas, los meses más apropiados para visitarla son en primavera y otoño.

Principalmente mayo, junio, septiembre y octubre, en los cuales aún es posible bañarse ya que el mar registra unos 22 grados.

Atractivos de la isla

No nos faltan los motivos para ir a Formentera, pues como hemos dicho, muchos son los atractivos de esta isla para su pequeño tamaño.

Aquí tenemos iglesias como la de San Francesc Xavier en la localidad que ejerce como capital de la isla. También faros emblemáticos sobre imponentes acantilados. Mercadillos que reseñan un estilo de vida alternativo. Torres de la época de los piratas y molinos de viento (como el de la foto, el Molino viejo de La Mola). Salinas que esconden entre juncos y cañas ánades, flamencos y garzas reales.

 

Castillos FormenteraTorres Formentera

Arriba el Castillo de Formentera y a la derecha la Torre des Pi des Català

El mejor atardecer del mundo

Pero si algo nos atrae de este privilegiado espacio natural es ese mar azul, que envuelve y abraza la isla, con las aguas más cristalinas del país. Un mar transparente, lleno de todas esas gradaciones de color azul, que debe su coloración a la peculiar fotosíntesis de la posidonia que depura los sedimentos. Una planta que adorna los fondos de la menor de las islas pitiusas, conformando la pradera oceánica más extensa del Mediterráneo. Unos ocho kilómetros de longitud, declarada por la Unesco, como no, Patrimonio de la Humanidad.

Si a este mar le añadimos la luz de los atardeceres de película, no hay disculpa para visitar esta bellísima isla mediterránea que nos regala panorámicas de fuego y oro repletos de luminosidad.

Una buena forma de disfrutar la isla es alquilar un kayak y navegar libre unos cuantos kilómetros a la orilla de las espectaculares calas. De esta forma podrás realizar ciertas cómodas paradas cuando desees.
También se puede emprender itinerarios más largos acompañados de un monitor, con el que descubrir otra faceta más escarpada y misteriosa de la isla.

La ruta de La Savina a Cala Saona

Una ruta emocionante es la que desde La Savina, el puerto que enlaza la isla con Ibiza, se enfila hacia Cala Saona para contemplar la puesta de sol.
La ruta en kayak es de cinco kilómetros y dos horas de duración y no requiere ningún tipo de experiencia previa . Lo único imprescindible es querer disfrutar de este incomparable paseo con un no menos incomparable final.

Durante el trayecto en Kayak disfrutaremos de un paisaje y atractivos naturales que antes ni siquiera hemos soñado. Las magníficas formaciones rocosas de Can Marroig, con su conjunto de pequeñas calas declarado reserva natural son un rincón agreste, donde disfrutar del baño en sus espectaculares piscinas naturales.
A su vez, a medida que se va metiendo el sol, sus paredes se van tiñendo de un tono cobrizo, mientras que el agua adquiere destellos dorados, con el islote de Es Vedrá y Es Vedranell en el horizonte.

Es ese el momento en que los kayaks se sitúan en primera línea para deleitarse desde su posición privilegiada de una de las mejores puestas de sol del mundo en el entorno de Es Caló. Algo realmente espectacular.

Puesta de sol Formentera

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