En esta ocasión recorreremos la costa occidental asturiana de oriente a occidente, iniciando nuestra ruta en el precioso pueblo de Cudillero para terminarla en Luarca. Un recorrido de unos 60 kilómetros por los acantilados de la costa occidental del Principado.
Aquí disfrutaremos de una gastronomía excepcional, de las impresionantes panorámicas como las de Cabo Vidio y de la belleza y silencio más absoluto de la playa del Silencio.
También visitaremos la ermita de la Regalina en lo alto de un acantilado y haremos hueco en el estómago recorriendo un sendero circular en Cabo Busto para luego disfrutar de la mejor pastelería local.
Por último llegaremos a Luarca, donde nos espera un fantástico jardín botánico y el más más fotografiado cementerio de España, donde el premio luarqueño Nobel Severo Ochoa descansa en paz.
Tabla de contenidos
Mapa del itinerario por la costa occidental asturiana II : De Cudillero a Luarca
Cudillero
Sin lugar a dudas Cudillero es uno de los pueblos más bonitos de Asturias, sino el más bonito. Se encuentra a 56 kilómetros de Oviedo por la autovía del Cantábrico (A-8)
Al puerto de Cudillero le llaman el anfiteatro. Sus apretujadas casas de vivos colores: rosas, azules, naranjas, amarillas y blancas se disponen escalonadas en la ladera sobre el puerto de manera que se asemejan a los palcos y su plaza de la Marina, la escena.
El antiguo puerto , debajo de las casas, hoy en desuso, donde antes se varaban las barcas se agolpan hoy las terrazas de los restaurantes que exhiben en sus terrazas las muestras de la más exquisita gastronomía asturiana. Sus mariscos, cachopos, merluza del pinchu preparada de distintas formas (a la romana, a la sidra, a la cazuela, al horno, en salpicón, negra con calamares, en salsa de pimientos verdes o de erizos, aquí llamados ourizos…) o las fabes con almejas son una delicia, más si las regamos de la excelente sidra asturiana. Y es que todas exquisiteces provienen de una materia prima excepcional. Cada día, los barcos parten del puerto nuevo y regresan por la tarde con sus capturas para descargar en la lonja (aquí llamada rula). Pulpo, merluza de pincho, caballa y bonito, el cual envasan en aceite.
Después de comer hay que moverse. Una buena opción es subir y bajar por este laberinto de calles. Hay tres rutas urbanas que permiten asomarse a los distintos miradores, entre ellos el mirador del Baluarte, al que se asomaban antiguamente las mujeres para otear la arribada de las lanchas.
Desde la plaza de Cudillero y dejando el puerto viejo a la izquierda, una senda permite llegar hasta el faro y continua hasta la población de La Atalaya, llamada así porque desde ella se contempla una buena panorámica del faro y de la costa circundante.
Cabo Vidio
Prosiguiendo nuestra ruta de Cudillero a Luarca, cerca de Cudillero, a unos 10 kilómetros se encuentra Oviñana. Aquí, el Cabo Vidio se adentra en el Cantábrico como si fuese la proa de un barco. Por ello es un magnífico observatorio de los acantilados y del Paisaje protegido de toda la costa occidental asturiana.
Desde lo alto de los cortados -de 70 metros de caída- de cuarcita y pizarra llega a divisarse en los días claros a 120 kilómetros, Estaca de Bares, en la provincia gallega de A Coruña. Tal es la panorámica que si es posible deberías hacer coincidir la visita con la puesta de sol y sentirte como un cormorán moñudo-ave que habita en este lugar- en la inmensidad del mar.
Por detrás del faro la caída es tan pronunciada que incluso da vértigo. Unos 70 metros desde el que se ve el increíble mar donde pescan los cormoranes. El mismo mar que con su oleaje ha abierto en la roca la gruta de la Iglesiona que es visible en la bajamar. Es cuando se puede bajar y curiosear su interior. Y es que esta es una auténtica catedral esculpida por la erosión del mar, cuya bóveda ronda los 60 metros de altura.
Playa del Silencio
Una hilera de islotes de piedra que surgen del mar, restos de una antigua fractura de cuarzo y pizarra, rasgo característico de la playa de Gueirúa, a la que se accede desde el pueblo de Santa María, por un camino de un poco más de un kilómetro y un tramos final de escaleras. Esta zona es conocida como La Forcada, y divide la playa de su vecina Calabón.
Siguiendo la puesta de sol, hacia el oeste nos encontramos con quizás la playa más bonita y quizás también la más intimidante del país, la playa del Silencio.
Envuelta por una densa vegetación atlántica en un paraje salpicado de islotes rocosos esta playa de cantos rodados y agua verde esmeralda es de fotografía. Una de ellas puede ser la de la pétrea concha de 330 metros situada bajo un escarpado promontorio con perfil de cachalote.
En ella reina la intimidad y el más absoluto silencio, tal como su nombre indica. La playa es un lugar ideal para recolectar bígaros o bucear.
La ensenada de postal se halla en Castañeras, desde donde hay que seguir en coche para encontrarla por una pista de hormigón (800 metros) y luego a pie por un sendero (300metros).
Cadavelo y la Ermita de la Regalina
La siguiente parada en nuestra ruta de Cudillero a Luarca es Cadavelo. Elegido en 1954 el más bonito de Asturias, cuando Cudillero aún no ostentaba dicha posición.
El pueblo presume de tener más de 100 hórreos, hermosas villas indianas y coquetas casas con jardines muy cuidados.
Dos de esos hórreos se encuentran en el promontorio de la Regalina.
Aquí se encuentra la ermita de la Regalina, una ermita blanca y azul relativamente moderna, pero ubicada al borde del acantilado. Su espectacular entorno es la envidia de muchos santuarios milenarios. El paraje es conocido también debido a su forma como la punta del Cuernu, goza de una vista espectacular sobre la playa de la Ribeirona y el resto del quebrarado litoral.
En verano es la mejor época para acercarse a estas tierras, más si lo hacemos coincidir con el último domingo de agosto. Es en esa fecha cuando se celebra la romería de la Regalina y los vecinos de Cadavedo y comarca acuden al alto promontorio donde se yergue la ermita.
Cabo Busto
Un poco antes de llegar a Luarca hay que desviarse a Busto para asomarse a sus acantilados que rodean su faro. Situados a unos 15 kilómetros de nuestro destino, Luarca, aquí encontrarás miradores excepcionales y un sendero (PR-AS 4) al filo de los acantilados más verticales de la costa occidental asturiana.
El sendero circular de siete kilómetros y dos horas de duración es sencillo y está muy bien señalizado por lo que es ideal para hacer con niños. Combina a la perfección el mar y la tierra pues a un lado oímos el sonido del mar y el graznido de las gaviotas. Al otro, los prados de siega y el sonido de un mundo rural intacto.
En el pueblo que le da nombre hay varios hoteles con encanto y una pastelería realmente irresistible, quizás la mejor de todo el país: pastelería Cabo Bustos.
Luarca
Por último llegamos a Luarca. Es indispensable subirse al promontorio de la Atalaya que está muy cerca del puerto de esta antigua villa ballenera.
Aquí, junto al faro y la ermita de la Virgen Blanca está el cementerio, abierto a los vientos, es uno de los más fotografiados de España.
En él descansa en paz junto a su esposa Severo Ochoa, el luarqués nobel en medicina en el 59. El hombre que tantas contribuciones hizo a la ciencia, enamorado de su trabajo, su pueblo y su mujer. Su tumba sencilla, como sus costumbres, contrastan con los grandes panteones de antiguos acaudalados indianos. Al lado se encuentra el infinito Cantábrico.
También en Luarca se encuentra La Fonte Baixa, otro mirador excepcional que no te puedes perder pues es además de uno de los mayores jardines botánicos de España. Aquí sorprenden su helechos gigantes de Tasmania, sus árboles centenarios o milenarios y sus maravillosas flores: camelias, hortensias, magnolias…
Y si queremos pasar un día de playa, podemos elegir entre Otur, Portizuelo o Cueva. La primera es la favorita de las familias, porque con la marea baja se forman grandes charcas que con el sol se vuelven calentitas, haciendo la delicia de los más pequeños.
Y aquí acabamos nuestro segundo tramo de Cudillero a Luarca, dos de las localidades más pintorescas de la costa occidental asturiana.