Castilla La Mancha, en la frontera con El Levante está la provincia Albacete. Entre la comarca del mismo nombre y la de Almansa, se encuentra Chinchilla de Montearagón.
Esta villa, enclavada en un cerro, es un lugar para visitar, aunque nos cueste un poco. Cuesta porque está llena de rampas a las que hay que subir, y por ello hay que estar en buena forma. Pero vale la pena visitarla porque como cruce de caminos que fue en la época romana, está plagada de historia.
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Palacios y casas señoriales en Chinchilla de Montearagón
Aquí abundan los palacios y casas señoriales de estilo gótico-renacentistas y barroco como el Palacio de la familia López de Haro con su patio renacentista y columnas de capitel toscano.
Puertas adentro, estos palacios nos brindan multitud de sorpresas. Igual encuentras un claustro mudéjar que un patio porticado, o un recinto comercial como las Tercias Reales.
Los rincones cuentan historias, y estos recintos han servido a lo largo de los años para distintos menesteres; Mercados, almacenes de grano, aulas de la Universidad Popular, lugar de celebraciones…
La Muralla de Chinchilla y el castillo
Chinchilla cuenta con una muralla y un castillo. La muralla comienza en la Puerta de Diablos y Tiradores, la última del recinto amurallado. Su trazado es el original del siglo XII y denota el valor estratégico y defensivo de la ciudad en la época musulmana.
El castillo está situado a lo alto del cerro. En él destaca su impresionante foso tallado en la roca de 25 metros de profundidad, sus torreones y sus lienzos. Aunque esta construcción es originariamente árabe, fue reconstruida por el Marqués de Villena, Juan Pacheco. Para conocer mejor su historia, lo mejor es visitar el centro de interpretación instalado en la oficina de Turismo.
Las casas-cueva de Chinchilla
Situadas al pié de la muralla y al borde de la escarpadura del altozano de Chinchilla de Montearagón se encuentra El barrio de las casas-cueva excavadas en la roca. Estas casas se extienden hasta los aledaños del castillo.
Este lugar pintoresco parece haber sido construido por moriscos que llegaron aquí procedentes de Granada tras la rebelión de las Alpujarras. Es por eso por la razón del parecido de estas casas-cueva con las de Guadix.
Muchas de estas casas-cuevas se abandonaron o cerraron, pero dos apasionados de la cultura popular como Manuel Belmonte y su mujer, Carmina Useros, hicieron posible que algunas se recuperaran como alojamientos turísticos. También gracias a ellos se fundó el museo de la Cerámica, que hoy en día alberga unas 200 piezas cerámicas de toda España. Entre ellos: botijos, cántaros, orzas, soperas, morteros…
La Laguna de Pétrola
Situada a poco más de 20 kilómetros de Chinchilla se encuentra La Laguna de Pétrola, uno de los parajes más importantes de la zona debido a su singularidad paisajística, biológica y geológica.
Declarada Reserva Natural, esta laguna esteparia hipersalina es el refugio de muchas aves migratorias y por lo tanto excelente zona de turismo ornitológico. También porque es una de los pocos lugares de reproducción en España de especies de aves acuáticas como la amenazada malvasía cabeciblanca o el flamenco común.
Almansa y su castillo
A unos 40 minutos de Chinchilla se encuentra Almansa. Aquí destaca la Iglesia de la Asunción con su campanario barroco de ladrillo visto macizo y también su hermosa fortaleza.
El Castillo de Almansa fue construido en la Edad Media. Encaramado sobre el cerro del Águila, un escarpado peñascal que eleva su espectacular silueta sobre la llanura y en el que empiezan las visitas.
La fortaleza, tras casi cuatro años cerrada y ser remodelada, fue reabierta en 2019. Las últimas excavaciones arqueológicas han constatado que además del actual torreón, hubo otra más pequeña. Se constató también que la edificación fue siempre usada como fortaleza con actividad militar y guerrera, nunca como edificación palaciega.
Después de visitar el castillo merece la pena acercarse al Museo de la Batalla de Almansa. Así podemos entender las causas, el contexto y el desarrollo de la batalla determinante en el devenir de Europa. Su importancia es tal que en la localidad, el 25 de abril se realiza una recreación de la misma.
Para completar la experiencia lo ideal es acercarse a los lugares donde tuvo lugar la contienda. Estos enclaves están perfectamente señalizados y es fácil llegar hasta ellos ya que hay un recorrido senderista que parte de Almansa y nos lleva hasta ellos
La senda de la Rambla de los Molinos
Es la ruta que nos conduce a esos enclaves. El camino discurre por el paraje de Mearrera.
A través del mismo podemos conocer el sistema de acequias y azudes creados creado en la época del al-Andalus así como los molinos harineros construidos entonces. Cierto es que la mayor parte de ellos han desaparecido pero el Molino Alto aún está en pié y totalmente rehabilitado.
Además de verlo en funcionamiento, también se puede visitar su Aula de funcionamiento. Un recorrido de unos 12 kilómetros en un bosque, con sierra y arroyos que vale la pena visitar.