La conocidas Hoces del Duratón es un vertiginoso tramo de 27 kilómetros en los que el río se va retorciendo en medio de uno de los paisajes más hermosos de la península. Se inicia en la localidad de Sepulveda. El recorrido por esta villa medieval, que atalaya desde la altura el encajonado y sinuoso curso del río Duratón, nos llevará entre otros atractivos a las iglesias de los Santos Justo y Pastor, de San Bartolomé del Salvador y de Nuestra Señora de la Peña, todas ellas románicas.
Porque sí, la localidad es famosa por su románico, pero también por su plato estrella, el lechazo asado. Un cordero que se suele asar en un horno de leña y que para un Foodie -que no sea vegetariano- es una verdadera delicia gastronómica a degustar en cualquiera de su veintena de asadores.
Por eso nos decidimos acercarnos a esta conocida localidad segoviana, para disfrutar de su mesa y también, como no, de su entorno.
Visitando Sepulveda
El Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Duratón se encuentra integrado con gusto y acierto en la antigua iglesia románica de Santiago, en el casco histórico de Sepúlveda. Ofrece completa información sobre los distintos ámbitos naturales que forman el parque así como las actividades permitidas en ellos.
La Senda de los ríos
El centro es el mejor lugar para arrancar La Senda de los ríos, un paseo circular, fácil, de 5,5 kilómetros que puede recorrerse en unas horas sin contar paradas. El nombre de la senda le viene de que ese circuito envuelve el punto en el que el río Castilla rodea la población por el sur, juntando sus aguas con las del Duratón, que lo hace por el norte.
El paseo discurre por el corazón de Sepúlveda, dejando atrás en la Plaza Mayor la Oficina de Turismo -921 540425-. Instalada en la Antigua Cárcel del Partido convertida hoy en Centro de Interpretación. El recorrido por sus tres plantas ofrece una interesante recreación del ambiente que se vivía en estos establecimientos penitenciarios.
En la plaza Mayor de esta localidad podemos admirar el edificio del reloj, adosado a la muralla, en cuyo torreón sobresale la espadaña. Luego el paseo pasa por la Puerta del Ecce Homo o del Azogue en dirección al santuario de Nuestra Señora de la Peña.
Desde el arco se asciende por la calle de los Santos Justo y Pastor. Aquí se encuentra el Museo de los Fueros en el interior de la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, construida entre los siglos XII y XIII. La iglesia reúne una interesante colección de obras de arte, así como información histórica relacionada con la localidad.
También el frontón de la Casa del Moro, presidido por la cabeza de un hombre sobre un alfanje que habla de la legendaria toma de Sepúlveda, en la reconquista por el conde Fernán González. La calle finaliza en la explanada que preside el templo románico de Nuestra Señora de la Peña, en la que destaca el tímpano de su portada, algo raro en la provincia segoviana.
Otros templos románicos que debemos visitar son la Iglesia de El Salvador, la más antigua de Segovia; con su galería porticada. Consta de ocho potentes arcos con capiteles de temática variada. También la Iglesia de San Bartolomé, fuera ya de las murallas.
Caminatas por las Hoces del Duratón
Tras la visita artística y cultural de la villa de Sepúlveda empezaremos la verdadera caminata por las primeras Hoces del Duratón.
La Senda Circular
Desde los balcones que hay detrás de la Iglesia. Allí hay un panel informativo de la senda junto a las casas de la Guardia Civil. La senda se dirige hacia la puerta de la Fuerza, que es otra de las siete puertas con las que contaba la localidad para bajar hasta el río a través de un camino romano.
Tras cruzar el río por el puente de Picazos da comienzo el tramo por el fondo del cañón. Este se va estrechando a medida que avanzamos, de tal forma que hay que encaramarse a la pared del desfiladero y caminar sobre una pista de tierra hasta llegar al puente romano de Talcano.
El circuito circular ahora retorna hacia Sepúlveda. Acompañado de trazado meridional de las murallas, pasando por otras dos de sus siete puertas, la puerta de Castro y la de Duruelo.
Rematamos aquí nuestra jornada sentados a la mesa para degustar el famoso cordero asado a la leña en alguno de los restaurantes de esta localidad. Realmente este plato hace honor a su fama gastronómica. Ya por la tarde, nos pasaremos por otros lugares que ver y así acelerar la digestión.
La Senda Larga
La Senda Larga es la más bella y representativa de las que hay señalizadas en la hoces y como su nombre indica, bastante prolongada. De hecho, abarca 12 kilómetros solo de ida, que nos llevará unas seis horas sin contra paradas.
La senda arranca al pie de Sepúlveda, junto a la rotonda de la que salen las carreteras de Segovia, Boceguilas y Vilar de Sobrepeña. Liego la senda cruza a 300 metros el puente de Talcano y continúa sin pérdida por la margen derecha del río Duratón hasta el puente de Villaseca, donde acaba.
En el recorrido se atraviesan dos zonas de reservas, donde de enero a julio podemos pasar sin permiso, pues los buitres están criando. Es en estos cortados donde se observan un mayor número de ellos, planeando por el cielo. Además de buitres leonados, podemos disfrutar de un bosque de ribera donde abundan los álamos.
También encontraremos en nuestro trayecto unas cuantas cuevas como la cueva de los Siete Alatares, una iglesia rupestre visigótica con aras excavadas en la roca bajo arcos de medio punto y de herradura. Y donde parece ser que en el siglo VII, celebraban sus liturgias ermitaños amigos de la soledad.
Después de rebasar la cueva de los Siete Altares alcanzamos el puente por el que pasa la carretera de Villaseca a Sebúlcor. Aquí se encuentra un chiringuito y una playa sombreada por chopos donde descansar antes de regresar por donde hemos venido.
Otros lugares que disfrutar en el entorno
Para redondear nuestro fin de semana hay que hacer unas cuantas visitas más.
El Mirador de Zuloaga
La visita más espectacular de Sepúlveda la encontramos en el mirador de Zuloaga. Aquí destaca la Iglesia de El Salvador coronando desde un altozano el apiñado caserío.
La Ermita de San Frutos
La Ermita de San Frutos, a cinco kilómetros de Villaseca, es el rincón más visitado y fotografiado del Parque Natural de las Hoces del Duratón. Esta misteriosa y llena de encanto ermita románica del siglo XII se localiza en un increíble meandro del río, sobre un estrecho espolón rocoso y parece una pequeña península recortada por precipicios de más de 70 metros.
Levantada sobre otra visigótica, cuya fundación se atribuye a San Frutos (642-715), se encuentra en el término de Carrascal del Río pero se accede por Villaseca tras recorre cuatro kilómetros en coche por una buena pista de tierra y el último a pie por el borde de un acantilado dominando un paisaje espectacular. El acceso se efectúa por un pequeño puente de piedra que salva la grieta de la Cuchillada, que según la tradición fue abierta por San Frutos con su bastón para detener a los sarracenos.
La ermita es en realidad los restos de un priorato fundado por San Frutos y sus hermanas mártires, Valentín y Engracia en el siglo VII. San Frutos fue un rico segoviano que a mediados del siglo VII repartió todas sus pertenencias con los pobres y se fue a vivir con sus hermanos a esta península rocosa rodeada por todas partes- menos por un estrecho puente-de precipicios, las aguas verdes del Duratón y los buitres. Llamado también el santo pajarero, es el patrón de Segovia.
Su romería se celebra el 25 de octubre, una fiesta multitudinaria -sobre todo si coincide el fin de semana- y colorida romería hacia la ermita.
El Museo de Lope Tablada de Diego
También hay que acercarse al Museo de Lope Tablada de Diego, ubicado en el edificio del Antiguo registro de la Villa de Sepúlveda. Alberga una exposición permanente con cerca de 30 obras del pintor, entre las que se encuentran panorámicas de la zona, bodegones y retratos.