Salamanca es una bella ciudad que destila cultura y arte por los cuatro costados. Ciudad patrimonial, su conjunto monumental está compuesto de varias edificaciones. Su plaza Mayor es la más bella plaza porticada de España y una de las más bellas del mundo.
Su Catedral es visible tanto desde sus propio pie en la plaza de Anaya, o desde el puente romano que cruza el río Tormes. Pero su perspectiva más singular es desde las torres de Clerecía medievales, tanto de día como de noche. Desde ellas se obtiene una panorámica espléndida del casco histórica de esta ciudad dorada que destila arte por todos sus rincones.
Visitar Salamanca es un placer en cualquier época del año, pero sobre todo en verano, cuando se realizan las visitas nocturnas a las torres de la Catedral. También en Semana Santa que es de Interés Turístico Internacional.
Sus principales vías de comunicación son la autovía A-62 que desde Burgos y Valladolid se dirige hacia la frontera portuguesa; La A-66 que la une a Zamora; la E-803 a Extremadura y la A-50 con Ávila.
Lo más práctico para recorrer y conocer la ciudad es adquirir la Salamanca Card, una tarjeta turística que permite el libre acceso a monumentos, museos y toda la oferta cultural y de ocio de la ciudad, además de disfrutar de importantes descuentos en restaurantes, bares hoteles y tiendas. Precio de la de 24 horas es de 22€ y la de 48 horas es de 25€. Más información…
Visitando la Catedral de Salamanca
La visita a la catedral no se inicia en su puerta principal sino en la pequeña puerta que se abre a la plaza de Juan XXIII. Desde aquí arranca el recorrido que nos lleva de las mazmorras hasta las campanas de la catedral.
La visita a la exposición Ieronimus puede ser diurna (todos los días. 3,75€) y nocturna, guiada y ambientada, con música y juego de luces (viernes y sábados, de julio a noviembre en varios pases y los días de puente hasta el diciembre Entrada 6€. Plazas limitadas 25 personas/pase).
Ieronimus fue aquel obispo también llamado Jerónimo de Perigaux, artífice de poner en pie el primer templo románico. También tuvo que ver con la reconquista cristiana de la ciudad y fue capellán del Cid Campeador.
Recorriendo sus distintas salas
Las torres de las dos catedrales–la vieja o románica del siglo XII y la nueva o gótica del siglo XV– nos van poco a poco introduciendo en su camino ascendente en su arquitectura, que resumen en sus estancias y terrazas novecientos años de historia y espiritualidad acumulando cultura entre sus piedras doradas.
La primera sala que visitamos es la sala del Carcelero, luego la del Alcaide, el jefe de la fortaleza, con una ventana geminada abierta desde la que se obtiene una panorámica espectacular sobre la catedral vieja. La sala además de las vistas contiene instrumentos musicales, fiel reflejo de la importancia que la música ha tenido desde siempre en las iglesias y en esta, referente europeo durante el renacimiento y el barroco no iba a ser menos.
La siguiente sala es la de la torre de Mocha, donde destacan sus dibujos históricos. Mientras que en la sala de la Bóveda la Catedral muestra sus heridas. Por un lado las grietas en los paramentos debido al sobrepeso de las sucesivos añadidos, las debidas al incendio de la torre de las Campanadas y las derivadas del terremoto de Lisboa acontecido en 1755, que aunque el epicentro estaba lejos, también se notó aquí.
Disfrutando de las mejores panorámicas
Para disfrutar de las mejores panorámica hay que asomarse a la terraza de la torre Mocha, caminar por los tejados de las dos catedrales y casi tocar la torre del Gallo.
El recorrido por el andén interior de la catedral gótica también nos regala inimaginables puntos de vista.
Luego el camino se va retorciendo por una escalera de caracol que nos lleva a la terraza de Anaya y luego a la musealizada sala del Reloj, para finalmente acabar en la torre de las Campanada, el punto más alto de la catedral con miradores a 360º.
Si además, llegamos a las 12 de la mañana tendremos el privilegio de oír el sonido atronador de las campanadas.
De noche, la catedral se llena de música y juego de luces para iniciar su viaje por las alturas y sentir que estás más cerca de Dios.
Catedral Vieja iluminada durante su visita nocturna
La otra perspectiva de la ciudad
Una vez hemos bajado de los tejados de la Catedral, seguimos buscando otras perspectivas, lo que no es demasiado difícil, ya que Salamanca alberga algunas torres más. Las siguientes quedan muy cerca, rivalizando entre sí. Son las Torres de la Clerecía. Unas torres barrocas de la iglesia del antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, que hoy alberga la Universidad Pontificia de Salamanca. Son las
Además de las vistas, la subida al edificio permite descubrir la historia del Colegio Real de la Compañía de Jesús.
El tránsito entre las dos torres de Clerecía permite, de día y también de noche, una visita única del casco histórico de la ciudad y de la Catedral que queda muy cerca y que alcanza una altura similar.
El acceso se realiza desde el claustro barroco, tomando la Scala Coeli, la escalera del Campanero, una singular escalera hacia el cielo, que permite el tránsito entre las dos torres y que a medida que se asciende, con luz y sondo ambientado, permite descubrir la historia del colegio de los jesuitas y las panorámicas sobre el casco antiguo de la ciudad.
Otros lugares de interés en la Ciudad
Salamanca es una ciudad para perderse en sus calles peatonales, sobre todo en la rúa Mayor que nos lleva casi sin darnos cuenta a la Plaza Mayor.
Antes de empezar nuestro itinerario conviene sentarse en alguna de sus terrazas y disfrutar el ambiente universitario que se respira en las conversaciones multilingües de los viandantes, y en el bullicio estudiantil que lo rodea todo.
Plaza Mayor
La bellísima plaza Mayor de Salamanca es el punto de encuentro y lugar de paseo donde fluye toda la vida salmantina. Como si de un corazón se tratara, de ella parten el resto de arterias de la ciudad. Bajos sus arcos se ubican la oficina de turismo y cafés con historia. También en esta plaza se encuentran sus edificios universitarios donde se recuerda a los granes literatos como Miguel de Unamuno o el místico Fray Luis de León.
Paseo Universitario
Forman parte de este paseo además de la Clerecía, frente a la Casa de las Conchas, la plaza, el Colegio y la hospedería de Anaya; Las Escuelas Mayores y el Colegio Arzobispo Fonseca (Entrada 10€). El patio de las Escuelas Menores (entrada gratuita) y la calle Libreros, donde se encuentra la casa-museo de Unamuno (cerrado sábados y domingos. Entrada 4€)
Casa Lis
La Casa Lis es un antiguo palacete modernista del siglo XX alberga una galería con la colección de artes decorativas dedicadas al art noveau y al art decó. Además de admirar sus porcelanas, muñecas, joyas y otras artes decorativas y pasar un buen rato en su entretenida tienda, es recomendable sentarse a disfrutar relajadamente de un café en su modernista galería acristalada.
Los conventos de los dominicos
El Convento de San Esteban es un grandioso monumento renacentista que además del convento de los dominicos, alberga un templo de grandes dimensiones y dos claustros, el de los Reyes y el de Colón. En 2016 la orden de los dominicos cumplió ochocientos años. Destaca en este monumental convento su fachada, que parece más bien un retablo esculpido. Abre todos los días. Entrada 3€
Enfrente del Convento de San Esteban se encuentra el convento de Dueñas, también de la misma orden.
Puente romano que cruza el río Tormes
Por último, después de visitar la ciudad hay que darse un respiro y disfrutar de su cara más verde. Después de pasar por el huerto de Calixto y Melibea hay que llegar al puente romano y acceder al museo fluvial que discurre frente al Tormes, cuyas orillas han recuperado todo su esplendor paisajístico y ecológico.
A lo largo del río se encuentran miradores, merenderos, zonas de ocio, deportivas y de esparcimiento. En los meses de verano puedes subirte en un barquito para recorrer las aguas y desde este punto quedarse en la retina con otra nueva perspectiva de la catedral.