El Parque Natural de Somiedo situado en el municipio del mismo nombre, se encuentra en el área central de la cordillera Cantábrica, al sur de Asturias.
Vertebrado en torno a cuatro valles principales atravesados por los ríos que le dan nombre; Saliencia, Valle, Somiedo y Pigueña, este idílico rincón nos transporta al pasado como en un túnel del tiempo.
Desperdigadas por el fondo de los vallles o colgadas en empinadas laderas se alzan recónditas aldeas. La Peral, LLamardal, La Falguera; Santa María del Puerto y así hasta 38 localidades somedanas que dan cobijo a unos 1600 habitantes del municipio.
Aquí, tan interesante es perderse por sus maravillosos senderos naturales, como conocer el patrimonio etnográfico, recorriendo valles y visitando museos.
Pues en el parque aún pueden rastrearse los últimos vestigios de una tradición ganadera, la trashumancia, en vías de extinción. En medio de un hermosísimo entorno salpicado de cabañas de teito, lagos glaciares y picos majestuosos. Todo ello bajo maravillosos bosques de hayas, robles y abedules y la presencia de vacas roxas que pastan a sus anchas ajenas a la presencia del mítico oso pardo.
La elección del cuándo ir dependerá de qué se quiera disfrutar. En invierno, el blanco de la nieve cubre el parque. De finales de primavera a principios de otoño el parque se tiñe de verde. Sin embargo es quizás en otoño, cuando el parque se cubre de gran variedad cromática donde destacan los ocres, amarillos y naranjas cuando el bosque alcanza su máximo esplendor.
Somiedo, las montañas donde sobrevive el oso pardo
Para llegar al parque desde la meseta en coche, lo mejor es tomar la autopista A-66 y abandonarla en la salida CL-626 hasta Piedrafita de Babia, donde está la desviación a Somiedo.
El Parque Natural de Pola de Somiedo es un relieve abrupto que alberga una naturaleza salvaje. Destacan especies como el lobo, el corzo o el urogallo, pero sobre todo una de las poblaciones de osos pardos más importantes de la cordillera Cantábrica. Por eso se las conoce como “las Montañas del Oso”.
Al borde de la extinción, entre sus pliegues encontraron refugio una de las últimas poblaciones de esta especie que quedaban en la cordillera Cantábrica. La elevación del nivel de protección de la zona, primero en 1988 como Parque Natural y luego en el 2000, como Reserva de la Biosfera permitieron su consolidación.
Hoy en día puedes ir a la búsqueda del oso visitando uno de los lugares recomendados para avistarlo, el mirador del Príncipe. Aunque no es fácil dar con él, igual tienes suerte, si vas provisto de prismáticos y sigues las indicaciones de algún guía que sepa rastrear el bosque.
También puedes seguir las indicaciones de la Casa de la Fundación del Oso Pardo situada en Pola de Somiedo, sede de la ONG dedicada a la conservación del oso pardo y su hábitat.
Y la tierra de brañas y vaqueiros
No solo los osos se encontraban en peligro de extinción en la zona, sino también otro gran tesoro, la cultura popular montañesa. Un modo de vivir ancestral, arraigado en las raíces culturales con una riqueza difícil de encontrar en otros lugares.
Somiedo sigue siendo ese territorio que obligó a los primeros pobladores a soportar crudos inviernos mediante una agricultura basada en la ganadería de trashumancia. Un sistema ancestral con el que el paisaje se tornó de pastos rotacionales llamados brañas salpicados de refugios llamadas cabañas de teito.
Una parte de los habitantes de Somiedo son los míticos vaqueiros. Anclados en el origen de los tiempos, su vida gira en torno al cuidado del ganado, las vacas roxas asturianas; La recogida de la hierba, el estercolado de los prados y la subida a las brañas para aprovechar los pastizales de altura.
Aquí, en las brañas, podremos disfrutar pues de muestras arquitectónicas de cultura popular, como la singularidad típica en estos paisajes, la cabaña de teito, con el tejado de cubierta vegetal (techo de escoba) y las paredes de piedra. Más primitivos aún son los corros, una estructura circular de piedra sin labrar.
Dicen que las brañas suponen el último vestigio de la tradicional cultura pastoril sin igual en las montañas europeas. Y aunque existen muchas desperdigadas por estas tierras, La Mortera de Saliencia; Ordiales de Arbeyanes;Braña Vieja etc. Las mejores conservadas son las de Pornacal y Mumián.
En el Ecomuseo de Somiedo dedicado a recuperar la memoria de la vida tradicional de la zona puedes conocer más sobre esta cultura ancestral. Está distribuido en dos sedes o núcleos principales.
En Caunedo, cerca de Pola de Somiedo, el antiguo edificio de la escuela acoge la exposición dedicada a los oficios; trabajos agrícolas, artesanales y la enseñanza. También a la singular forma de vida de los pastores trashumantes asturianos, que alternaban su lugar de residencia entre las brañas de altura y los pastos bajos.
En Veigas, localidad situada en el valle de Saliencia encontramos tres casas con teitos vegetales y la estructura y mobiliario tradicional. Un reflejo del trascurrir de la vida diaria en estas tierras hace muchos años. Utilizadas para resguardar el ganado y los utensilios de labranza, estas casas rústicas son indisociables de este paisaje asturiano.