Las Médulas, situadas en la provincia de León, son los restos de la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano. Un escenario de juegos cromáticos que parece transportarnos a otro planeta y que nos invita a perdernos en sus cuevas y lagos.
El paisaje natural de Las Médulas se conforma de un laberinto de covachas y senderos. Entre las consecuencias paisajistas de las labores mineras llevadas a cabo en Las Médulas está la formación de pequeños lagos.
Son varias las rutas señalizadas que podemos seguir por el interior del espacio natural y cada uno de ellos nos aporta distintas perspectivas e información de cómo se acometió la explotación minera.
Uno de ellos es el de las Valiñas, una senda circular de unos 3,5 kilómetros que arranca en el Centro de Visitantes, situado en la calle principal de la localidad. De fácil ejecución y bien señalizado el sendero lleva hasta las dos cavidades principales de la explotación: La Encantada y la Cuevona.
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LAS MÉDULAS, Un paisaje moldeado por la ambición humana
Para comprender por qué este lugar ha sido incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad hay que visitar el Aula de Arqueología que se encuentra a la entrada de la localidad, a pocos metros del aparcamiento.
Entre paneles y maquetas se explica en la visita guiada el secreto que hay detrás de este paisaje de perfiles puntiagudos.
Este entorno es el resultado de la ambición humana, que durante dos siglos modeló el paisaje moviendo la maquinaria imperial romano buscando el preciado metal. El oro, símbolo de poder y riqueza.
Aquí encontraron los romanos con el mayor yacimiento conocido por Roma hasta entonces, pero también con la enorme dificultad para su extracción. Ya que oro había pero mezclado con toneladas de arcilla roja, limo, arena y grava.
Los romanos explotaron el lugar durante unos 200 años, removiendo 93 millones y medio de metros cúbicos de tierra. Se estima que pudieron extraer durante ese tiempo tan solo 4,5 toneladas de oro.
Con ese rendimiento pensaríamos que sería insuficiente para llevar a cabo semejante tarea, pero es caso es que necesitaban el oro a cualquier precio para fabricar sus monedas y además disponían de manos de obra en cantidad para poder hacerlo. Unos 7800 hombres trabajando en labores mineras. Una colonia que parecía un verdadero hormiguero humano.
La forma de extraer el oro era diluyendo las montañas lanzando trombas de agua a gran presión por el interior de túneles. Una vez diluida la montaña el barrizal resultante era cribado manualmente.
El agua era recogida a centenares de kilómetros de distancia y traída hasta ese lugar por canales desde lo alto de las montañas, constituyendo una verdadera obra de ingeniería civil.
El Mirador y la Galería Orellán
El Mirador de Orellán se encuentra en la zona alta del yacimiento, ofreciendo una perspectiva única de este conjunto minero. Desde aquí, las Médulas parecen un entorno caótico, una maraña de picachos rojizos y hondonadas recubiertas de castaños.
Se accede por carretera antes de alcanzar la localidad de Las Médulas. El acceso en coche finaliza en un aparcamiento 500 metros antes del mirador.
Por debajo del mirador de Orellana se localiza la entrada a la galería del mismo nombre. Era uno de los túneles construidos por los romanos para proyectar las trombas de agua a presión hacia su interior. De esta forma trataban de diluir las montañas y obtener así el preciado oro.
El recorrido de unos 100 metros de longitud nos permite recrear la sensación que tenían allí los mineros, los cuales excavaban a pico y pala iluminados con pequeños candiles de luz.
En las paredes son visibles los rastros de aquellas tareas, así como los lugares donde colocaban los candiles para iluminarse.
La visita de unos 15 minutos es guiada y se reserva llamando.
Otros sitios de interés
Casa del Monumento Natural de las Médulas, situada junto al lago de Carucedo. Ofrece información sobre las distintas rutas señalizadas.
El Lago de Carucedo, un espacio Natural de gran importancia para las aves. Cuenta con un área de servicios donde está autorizado el baño.
El Lago Somido al que se accede por un camino señalizado de tres kilómetros desde Las Médulas.