El río Manzanares nace en Manzanares El Real, en la Sierra de Guadarrama, entre las montañas de La Maliciosa y las Guarramilla en La Pedriza. Entre figuras de granito esculpidas por la naturaleza en una zona conocida como La Pedriza.
La Pedriza se encuentra a 1420 metros de altura, a más de quinientos metros de la población de Manzanares El Real. Aquí las heladas y el agua han esculpid formas zoomórficas.
Entre estas figuras de pájaros, caracoles, focas…destaca la de El Elefantito. Para encontrarla tenemos que dejar el coche a 2,5 kilómetros de manzanares, en el aparcamiento del Tranco y desde allí, subir la escalera que bordea por el lado derecho el restaurante Casa Julián para seguir subiendo por la señalizada Senda de las Carboneras.
En aproximadamente media hora se alcanza el Mirador del Tranco desde donde se divisa el histórico Castillo de Manzanares, el de los Mendoza. Obra de Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos y del Marqués de Santillana. También podemos divisar el embalse de Santillana, hábitat de importantes poblaciones de aves acuáticas. Todo ello está rodeado de un paisaje pétreo que más bien parece un laberinto y que lo envuelve como un abrazo de gran fortaleza.
Tras aproximadamente una hora de caminata alcanzamos la Gran Cañada, una gran pradera regada por un arroyo. Aquí se separa la senda que va a El Elefantito, señalizada con pequeños hotos de la que va a la montaña de El Yelmo, marcada con pintura blanca y amarilla.
Para llegar al El Elefantito seguimos el arroyo, primero aproximadamente medio kilómetro hacia la derecha y luego a la izquierda por la vaguada de las Cerradillas. Tras hora y media de caminata, divisamos por fin a lo alto la peña de El Elefantito.
Siguiendo hacia arriba, aproximadamente una hora, por la senda de las Carboneras, tras rebasar el collado de la encina, podemos divisar El Yelmo. Este es una roca pelada enorme de aproximadamente 150 metros de altura, con 22 vías. Todo un paraíso para los escaladores, como también lo es el risco de La Vela, una afilada aguja vertical, dura pero a la vez espectacular. El Yelmo tiene numerosas vías de escalada pero por la cara noroeste se puede a pié sin dificultad.
Un poco antes de llegar a la inmensa roca, tras casi tres horas y media de ruta se encuentra la hermosa Lagunilla del Yelmo. Como describe su nombre es una pequeña laguna que apenas nos alcanza la rodilla. Por eso, en verano se seca y en invierno se hiela con facilidad. A pesar de su tamaño vale la pena visitarla por su belleza, que recuerda un jardín Zen. No hay ninguna indicación que nos lleve hacia ella. Nosotros seguimos unos metros más adelante del collado de la Encina, desde donde empezamos a divisar el Yelmo, una trocha marcada con hitos a la izquierda de una piedra redonda y solitaria, que descansa sobre una terraza rocosa. A cinco minutos está la Lagunilla.
Una brecha en la parte occidental del roquedo nos permite divisar el valle del alto de manzanares, donde nace el más castizo de los ríos del mismo nombre.
Recorrer la ruta nos ha llevado unas tres horas de ida y ahora nos queda otras dos de vuelta así que si queremos llegar a tiempo para comer es recomendable madrugar.