El otoño pinta de múltiples tonalidades de ocre, dorado y rojizo el hayedo de este bosque escondido en el Parque Natural de la Sierra Norte.
Sorteando sinuosas carreteras de la Sierra de Ayllón, recorremos el hayedo de la Tejera Negra, el más meridional de Europa y el más extenso del Sistema Central.
Iniciamos nuestra ruta una de las más hermosas y llena de color, el de las hojas que pueblan suelos y árboles y la de los pueblos, la Ruta de los Pueblos Rojos y Negros.
Tabla de contenidos
Buscando el Pueblo de Cantalojas
A este pueblo de Guadalajara se puede llegar desde Riaza en Segovia o ya desde Guadalajara.
La carretera para llegar es un constante zigzagear pero llegar a este hayedo de la Tejera Negra, declarado por la Unesco como Patrimonio Mundial es ya una recompensa.
Y es que en este lugar se encuentra un bosque único, beneficiado por un particular microclima y miembro de los hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa. Heredero de un pasado ya lejano, en que la vieja Europa estaba cubierta por una enorme masa forestal de hayas.
Una visita obligada es al maltrecho Castillo de Diempures y a los pueblos negros ubicados en esta zona, donde podemos admirar su arquitectura tradicional. Desde aquí partimos ya hacia Cantalojas.
A las afueras de la localidad se encañonan los ríos Lillas y Zarzas, afluentes del Sorbe.
La carretera que lleva a las puertas del hayedo exige ir despacio, porque por aquí pasan animales sueltos.
Dejando a la derecha el camping de Los Bonales, enseguida encontramos la entrada al parque natural.
Situado a dos kilómetros del pueblo de Cantalojas y en la misma entrada del hayedo se encuentra el Centro de Interpretación del Hayedo. Este acoge una maqueta a escala del parque natural, paneles interactivos de sus diferentes ecosistemas. También de sus fauna y flora. Cuenta con una sala de audiovisuales.
Los recorridos por el hayedo
Para acceder al hayedo es necesario reservar plaza de aparcamiento de pago en la web
Existen dos rutas circulares para realizar a pié y de dificultad baja.
La principal es la senda de Carreras, de 6,5 kilómetros y unas dos horas y media de duración. No tiene pérdida, pues está señalizada con postes de madera de color blanco.
La senda del Robledal son 17 kilómetros para lo que hay que emplear algo más de seis horas. Está marcada con balizas de color verde.
Dado que nuestro estado de forma física es bastante justito, en esta ocasión elegiremos recorrer la primera de las sendas, la de Carreras.
la Senda de Carreras
Esta ruta no tiene pérdida pues está señalizada con postes de madera y marcas de color blanco.
También encontramos en el tramos que corre paralelo al río Lillas, observamos las vacas pastando por las praderas. Después de 20 minutos, tras pasar el puente, el camino empieza a empinarse.
Durante el paseo por la senda de las carretas se descubre una carbonera, que es una pila de leña cubierta de retama y arena que se disponía en los montes a modo de horno para hacer carbón. La ruta era la que seguían los fabriqueros para trasladar el mineral negro en sus carretas.
El trayecto se vuelve ahora aún más costoso pero el trayecto adquiere un encanto especial. El suelo está cubierto de hojas y las piedras de musgo. Aquí reina el silencio, enturbiado únicamente por el sonido de las aguas de los arroyos. Y el bosque caducifolio lo envuelve todo, hayas principalmente pero también robles, abedules y otros.
Después de una hora aproximadamente alcanzamos el Prado de Matarredonda para contemplar las vistas de la Sierra de Ayllón.
Ahora el recorrido circular continua ya en descenso, salvo alguna que otra subida, alcanzando primeo un puente de madera, algunos arroyos y unas colmenas tradicionales.
A medida que íbamos avanzando el hayedo iba desapareciendo dando lugar a un pinar silvestre antes de finalizar la ruta en el aparcamiento donde lo iniciamos.
La Ruta de los Pueblos Rojos y Negros
En la segoviana sierra de Ayllón se descubre un conjunto de pequeñas aldeas cuyas casas fueron construidas con las tierras arcillosas o pizarras de su entorno, otorgándoles un colorido especial. De los Rojos, los pueblos de Madriguera y Vilacorta son los mejores ejemplos. De los Negros, lo es El Muyo.
A unos 30 minutos, cerca del hayedo, queda el pueblo de Valverde de los Arroyos, con sus casas de piedra con balconadas de flores y tejados de pizarra y las chorreras de Despeñalagua, dos soberbias cascadas cuyas aguas se precipitan desde 70 metros de altura.
Otros sitios de interés
De nuevo al volante, el valle del alto Sorbe depara otras paradas. La primera es en el Castillo de los Zúñiga de Galve de Sorbe. Construido en lo alto del monte, destaca su torre del homenaje. Solo se puede visitar el exterior.
También hay que admirar Umbralejo y La Huerce, testimonio de estas tierras solitarias y despobladas y sobre todo el maravilloso entorno natural de la Sierra de Ayllón.