Las Aguas de Cabreiroá, reconocidas por su calidad y embotelladas para consumo, provienen del balneario homónimo en Verín. Aunque el antiguo balneario está cerrado, sus instalaciones pueden visitarse, destacando el pabellón del manantial y los jardines exteriores.
Construido en 1907 y operativo hasta la Guerra Civil española, el balneario fue un destino termal de renombre en Europa. Las aguas, bicarbonatadas sódicas a 16 grados, son únicas en la península ibérica y apreciadas por su contenido de anhídrido carbónico y bicarbonatos. Reconocido incluso por Ramón y Cajal, el balneario atrajo a investigadores y peregrinos desde el siglo XIX, especialmente por sus propiedades medicinales para problemas metabólicos y urinarios.


