Alarcón se encuentra al sur de Cuenca, en la comarca de La Manchuela, a 78 kilómetros de la capital conquense. Sus tres murallas, su castillo, cuatro torres avanzadas y un inmenso foso natural con las verdes aguas del río Júcar, hacen de esta villa un lugar que parece recién salido de la Edad Media.
La villa, es un lugar ideal para los amantes del arte, histórico y contemporáneo, pero también para los amantes de la naturaleza que la rodea desde los mismos pies de sus murallas.
Para llegar a Alarcón desde Cuenca lo más rápido es ir por la carretera N-302 hasta Montilla del Palancar y luego por la antigua N-III dirección Madrid hasta el kilómetro 187, donde aparece señalizado el desvío a Alarcón. Desde Madrid hay 192 kilómetros. Se va por la autovía del este A-3, hasta Honrubia y después por la antigua N-III.
Lo mejor es reservar la visita para otoño, con menos calor, para disfrutar además del intenso colorido de las alamedas y saucedas que salpican la hoz del Júcar.
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La Tierra de Alarcón
La Tierra de Alarcón abarca 63 poblaciones, algunas distantes más de 120 kilómetros entre sí. Cuando contaba con unos seiscientos habitantes Alarcón tenía hasta cinco parroquias. Hoy, esta bella localidad apenas alcanza los 150 habitantes.
Encajonada entre las abruptas gargantas del río Júcar, se encuentra la localidad de Alarcón, una villa típicamente medieval, declarada Conjunto Histórico Artístico por la belleza y armonía de sus monumentos y su entorno. En su día, esta ciudad fue una plaza clave para consolidar el avance cristiano hacia Levante. En medio de ninguna parte, por el norte se llegaba hasta Valeria y por el sur hasta Albacete.
La villa conserva casi en su totalidad un recinto amurallado, que rodea gran parte del pueblo. Cuenta también con un castillo con su torre del Homenaje, que fue escenario de importantes episodios históricos en tiempos de la reconquista, y que hoy en día es Parador de Turismo.
En su plaza Mayor, dedicada a la memoria del infante don Juan Manuel, se encuentran la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVI, construida sobre un antiguo templo románico; y el Ayuntamiento.
La Hoz de Alarcón
La hoz de Alarcón también es conocida como la Herradura, una gran hoz o meandro encajado que el río Júcar describe alrededor de la villa amurallada.
Un sendero circular señalizado de 8,7 kilómetros y unas dos horas y media de duración permite recorrerla sin mayor dificultad, a pie o en caballo-635 592984-.
Par ver más de cerca las verdes y relajantes aguas verdes del Júcar hay que seguir el sendero Hoz de Alarcón (PR-CU 71). Un itinerario perfectamente señalizado con letreros y marcas blancas y amarillas.
El sendero parte de la puerta Chinchilla para rodear el barranco que rodea la villa hasta llegar al puente del Henchicero y luego asciende a la torre de los Alarconcillos. Si quisiésemos observar las aguas más e cerca, no nos quedaría más remedio que recorrerla navegando.
Torre del Campo
El mejor lugar para obtener una panorámica completa de Alarcón es la Torre del Campo. Desde ella puedes abarcar de un vistazo la villa amurallada y todas sus defensas, incluida la hoz de Alarcón.
La Torre del Campo se eleva vertiginosamente al borde de la hoz, pocos metros antes de que la carretera se meta en la población, atravesando las puertas del Campo, de En medio y del Bodegón.
Historia y patrimonio de la villa de Alarcón
De su historia se cuenta que la ciudad fue reconquistada gracias al arrojo del capital Hernán Martínez de Cevallos, escalando por las paredes montañosas que rodean la ciudad con unas dagas vizcaínas a modo de piolets. Lo cierto es que en aquella época la ciudad no debería estar muy bien defendida. Por ello, sus siguientes señores-los caballeros de Santiago, el infante Juan Manuel, los marqueses de Villena… -se empeñaron en protegerlo mejor, levantando cuatro torres avanzadas, tres murallas y un potente castillo.
Rodeada por la hoz del Júcar, un hondo barranco de aguas esmeraldas le servía como el más seguro y bello de los fosos. Declarada conjunto histórico por su completo recinto amurallado y sus monumentales edificios. Entre ellos se encuentra el palacio del Concejo-Ayuntamiento-, sobre una lonja-galería-renacentista de arcos rebajados, en la plaza de Don Juan Manuel.
Visita a la villa de Alarcón
La Plaza de Don Juan Manuel es la mayor de las plazas de Alarcón y el mejor lugar para empezar la visita a pie por la villa. Además del Ayuntamiento, aquí se alza la Iglesia Herreriana de San Juan Bautista.
Pinturas murales de Jesús Mateo
El templo llevaba más de un siglo sin culto hasta que en 1994 un joven artista, Jesús Mateo, lo lleno de modernas pinturas abstractas.
Las pinturas murales de Jesús Mateo www.muralalarcon.org son una obra monumental de unos 1500 metros cuadrados declaras de interés artístico mundial por la Unesco. Los que las interpretan dicen que representan los mundos anteriores a la presencia humana en la Tierra y la posterior lucha del hombre y la naturaleza. Se pueden visitar de viernes a domingo. Cierra en enero y febrero y la entrada cuesta 2€.
Iglesias
De la plaza de Don Juan Manuel salen dos calles paralelas, Capitán Julio Poveda y Doctor Tortosa, las cuales vertebran la villa.
Caminando por estas y sus adyacentes podemos ver tres Iglesias: La románica de Santo Domingo de Silos, hoy auditorio y sala de exposiciones. La Iglesia de Santa María, la cual tiene un hermoso retablo mayor y una de las mejores portadas de toda Cuenca y la Iglesia gótica de la Santa Trinidad, la cual permanece cerrada. Por eso, si quieres visitarla has de ir con guía.
Otros monumentos
En las exposiciones, las obras artísticas contemporáneas conviven de manera curiosa con piezas medievales. De estas destaca un arcón de piedra y hierro del siglo XI que custodió durante siglos los Fueros de Alarcón.
También en Alarcón hay nobles casonas y palacios, como el palacio de Castañeda el cual alberga el Museo del Ruso -659 116918-. El museo celebra exposiciones temporales de arte contemporáneo y fue casa y estudio del pintor Miguel Ourvantzoff, al que debe su nombre. Destaca su fachada renacentista, la cual se atribuye a Esteban Jamete.
Por último, el Castillo, que levanta su almenada torre a más de 50 metros sobre las aguas del Júcar. Hoy, reconvertida en Parador de turismo, ofrece a sus huéspedes un remanso de tranquilidad, la misma que necesitó el infante don Juan Manuel para escribir la mayor parte de su obra, entre batalla y batalla.
Visita con guía
La visita guiada es la única forma de acceder al interior de varios monumentos habitualmente cerrados al público y la mejor para empaparse de la historia y el espíritu de la villa.
La visita tiene una duración de dos horas y un precio 15€. Incluye las iglesias de Santa María y Santa Trinidad, el Castillo de Alarcón en el alto de un peñasco sobre el meandro del río Júcar y las pinturas murales de Jesús Mateo.