Santa Eulalia de Bóveda es un santuario tardo-romano (siglos III y IV) situado en la periferia de la ciudad de Lugo, a tan solo 14 kilómetros, en la parroquia de Santalla de Bóveda de Mera. Este lugar que conserva pinturas murales únicas en el mundo por lo que es un destino imprescindible para quienes deseen explorar el legado histórico y espiritual de Galicia.
Conocido en gallego como Santalla de Bóveda, es una de las construcciones más fascinantes de Galicia. Es el único en su género en todo el territorio que ocupó el Imperio Romano. Originalmente dedicado a la diosa Cibeles, más tarde se adaptó al culto cristiano, específicamente a Santa Eulalia, una de las santas más veneradas en la región.
Un Legado Cultural y Espiritual
Santa Eulalia de Bóveda no solo es un santuario, sino un testimonio del sincretismo entre las tradiciones romanas y cristianas. Su excepcional estado de conservación y singularidad arquitectónica hacen de este lugar un punto clave para los amantes de la arqueología y la historia. Además, su pequeño museo cercano permite profundizar en el simbolismo y uso de este santuario en diferentes épocas.
Arquitectura del Santuario
El edificio se compone de una sala rectangular con una bóveda de cañón y un atrio con dos columnas que anteceden a la fachada. En su interior se encuentra una piscina central poco profunda que, según se cree, se usaba en rituales de purificación. Destaca su arco de herradura, el más antiguo de España como elemento estructural, influenciando posteriormente la arquitectura visigoda.
La estructura actual conserva la cripta, mientras que la planta superior, que en tiempos romanos servía para los taurobolios (sacrificios rituales de toros), fue destruida en parte durante su conversión en capilla cristiana. La planta inferior, con muros perimetrales y pasillos ventilados, es un espacio único que combina funcionalidad y misticismo.
Pintura y Escultura
El interior del santuario conserva un conjunto de pinturas murales excepcionales en toda Hispania. Estas representan aves como pavos reales, faisanes, gansos y perdices, símbolos asociados a la diosa Cibeles. Las figuras están rodeadas de motivos vegetales, como el árbol sagrado del pino, emblema del dios Atis. Estas pinturas reflejan la importancia del canto de las aves como parte de los rituales religiosos, dotando al lugar de un aire místico.
En cuanto a las esculturas, el repertorio encontrado incluye imágenes asociadas a Cibeles, como leones y tambores. Uno de los elementos más significativos es la llamada Piedra Negra, considerada una epifanía de la diosa.