A espaldas de la Costa Brava, entre el mar y la montaña, se encuentran un conjunto de pueblos preciosos que parecen del Medievo. Enmarcados de viñedos y llenos de murallas, torres y fortalezas feudales, parecen sacados de un cuento.
Hay quien llama a esta comarca del Baix Empordà la Toscana catalana por su analogía con esta famosa región italiana. Razones no les faltan. Bajo el cobijo de los fríos Pirineos orientales se alzan como atalayas hermosos pueblos desde los que se presiente el aroma del mar Mediterráneo. Tanta belleza cautivó a escritores de la talla de Josep Pla como y pintores como Salvador Dalí los cuales plasmaron en sus escritos y cuadros toda su esencia.
La mejor estación para visitar esta hermosa comarca es en otoño y primavera, ya que los campos están preciosos y hay más animación en los pueblos, ya que en invierno reina la calma y la soledad.
Pals, punto de inicio de nuestra ruta por los pueblos medievales de la comarca del Baix Empordà se encuentra a 45 minutos de Girona y a una hora y media de Barcelona. Más información…
Los bellos pueblos del Baix Empordà (Bajo Ampurdán)
Estos pueblos del Baix Empordà se encuentran muy cerca unos de otros, concentrados en torno a la capital comarcal, La Bisbal, famosa por su tradición ceramista.
Hoy iniciamos una ruta de un par de día por sus pueblos. Pals, Torroella de Montgrí, Púbol, Gualta, Ullastret, Palau Sator, Peratallada, Vulpellac, Cruilles, Monells, Corça, Rupiá, …son algunos de ellos. Aquí además de descubrir sus innumerables tesoros podrás deambular entre sus plazas porticadas y sus callejuela empedradas.
Para conocer la zona con calma, la empresa Burricleta alquila bicicletas eléctricas con GPS interactivo para viajar a un ritmo pausado por estos bellos caminos. Una forma de fomentar el ecoturismo a la vez que se aprende cultura.
Pals
Quizás Pals sea el pueblo medieval más bonito y conocido de la comarca. Encaramado a lo alto de una montaña, conserva un conjunto medieval impecable.
En su trazado de callejuelas empedradas se encuentra un castillo. Desde su Torre de las Horas, construida entre los siglos XI y XIII y desde el mirador de Josep Pla se puede disfrutar de unas vistas fascinantes que alcanzan desde la montaña a las playas.
En Pals son visitas indispensables la Casa Rufina, la Iglesia de Sant Pere, la Torre del Homenaje y la masía Ca la Pruna, que es su Casa de la Cultura. Más información…
Púbol
Pasear por el entramado de este diminuto pueblo es un placer, pero si por algo es conocido este bonito pueblo es por otra razón.Aquí se encuentra el Castillo de Púbol, uno de los vértices del llamado Triángulo Daliniano (junto al Teatro museo de Figueras y la Casa-Museo de Port Lligart). Ya lo hemos visitado previamente, así que en esta ocasión ya no nos acercamos.
Gualta
En este pueblo medieval destaca el puente románico sobre el río Daró. El puente data del siglo XVI y lo más curioso son las marcas que exhibe sobre el pavimento. Corresponde a las ruedas de los carros que día tras día lo atravesaban transportando mercancías y rebaños y que así plasmaron su huella en el tiempo.
Ullastret
Aquí destaca el poblado ibérico de Puig de Sant Andreu, el más grande de Cataluña. Un conjunto arqueológico de una auténtica ciudad que data de la primera mitad del siglo VI a.C. y que nos da a conocer de rpimera mano el impacto de la cultura ibérica en la zona nordeste de Cataluña. Se visita de martes a domingo y su precio es de 5€.Más información…
Palau Sator
Es un precioso pueblo amurallado con calles circundantes que giran en torno a la plaza del castillo.
Peratallada
Conocida como la vieja dama del Empordà, Peratallada es quizás el pueblo más turístico. No es de extrañar. Sus calles serpenteantes cubiertas de elementos góticos de piedra y sus flores cubriendo sus paredes le confieren un aire romántico que atrae a todo tipo de visitantes y turistas.
Monells
Además de por su atractiva plaza porticada, este pueblo es conocido por salir en la película de ocho apellidos catalanes.
Otros atractivos; gastronomía y fiestas
El primer atractivo de la comarca son sus pueblos en sí. Llama la atención su colorido tostado, característico de la piedra arenisca de color miel con la que están construidas sus edificaciones.
También en este entorno idílico, donde reina un modo de vida pausado destaca una espectacular gastronomía, que se cocina, como todo lo que aquí se hace, a fuego lento. Aquí el producto estrella es el arroz, cuyo cultivo data de tiempos inmemoriales. Tal es su importancia que se celebran dos fiestas de exaltación del producto. Una es la de la plantación en junio y otra de la recogida en octubre.
Durante esas fechas los restaurantes de la zona ofrecen un menú a base de arroz que debes de probar.
