Sevilla es una ciudad andaluza preciosa, especial, con duende. Difícil de olvidar para muchos por muchas cosas.
La primera puede que sea por lo que ves, en la grandiosidad de sus monumentos. También por lo que hueles, en sus calles y plazas llenas de aromas a azahar y jazmín. Pero también por la oyes, en sus fiestas con sus cantes, como las saetas en las procesiones. O por lo que sientes, la alegría de sus gentes y la música de guitarra española que se escucha por sus calles y barrios populares como el de Triana.
Sin embargo hay quien dice que Sevilla es inolvidable por lo que saboreas en sus bares, donde las tapas son las auténticas responsables.
Sea lo que sea, Sevilla es una ciudad que hay que visitar sí o sí para disfrutar de su belleza y monumentalidad y dejarse llevar por la tradición popular de la más genuina España del sur.
Y si decides hacerlo, lo mejor es evitar el verano, pues por el día la capital hispalense alcanza temperaturas extremas. Por eso, si no te queda mas remedio y vas en verano, puedes aprovechar para disfrutar de las visitas nocturnas a los monumentos y de los festivales que se celebran por las noches en sus jardines.
Para llegar a Sevilla por carretera desde Madrid se puede seguir las carreteras A-4 y A-5 (conectando con la A-66). Desde Portugal se llega por la carretera A-49. Y desde la Costa del Sol, por la carretera A-92 y desde Cádiz, por la carretera AP-4.
La monumentalidad de la ciudad de Sevilla
La ciudad está llena de un sinfín de grandes monumentos, lo cual puedes comprobar en los pocos metros que separan la Giralda, la Catedral y el Real Alcázar de Sevilla.
El Real Alcázar descubre un extraordinario conjunto palaciego repleto de detalles.
La Giralda es el monumento más emblemático e icono de la ciudad. Alberga uno de sus principales encantos en el mirador. Se trata de una fantástica panorámica sobre la ciudad, con un patio de naranjos, muy típico de Andalucía, y el mayor templo gótico de Europa, la Catedral, en primer plano.
Pero además Sevilla es mucho más que sus monumentos. Es una ciudad que se vive en la calle y en sus grandes espacios abiertos como la enorme plaza de España, el Parque María Luisa las vanguardistas Setas de Sevilla.
Fiestas y tradiciones
La Semana Santa y La Feria de Abril son las fiestas más internacionales de la ciudad.
La Semana Santa es una fiesta emotiva, de la pasión y el fervor religioso. Para vivirla, nada mejor que asistir a una de sus procesiones y oír en directo una saeta (emotivo cante flamenco dedicado a las imágenes religiosas).
La Feria de Abril es alegría y pasión por el arte popular andaluz, una oportunidad inmejorable para disfrutar del sonido de la guitarra española, la moda flamenca y la Sevilla más festiva. Porque la tradición está presente en los espectáculos flamencos y la música de la guitarra española, los cuales puedes disfrutar en los numerosos “tablaos” o en las peñas de los barrios.
Además, el barrio de Triana está repleto de tiendas y talleres donde adquirir cerámicas y otras artesanías típicas de la ciudad. Abundan disfrutar del flamenco. De hecho, Sevilla acoge la que quizá es la cita internacional más importante de este arte: la Bienal.
Y si quieres disfrutar del puro ambiente sevillano, nada mejor que ir de tapas por el casco histórico en áreas tan populares como Alameda, Macarena, Nervión, Los Remedios o Triana. El “pescaíto” en adobo, los montaditos, o los típicos caracoles acompañados de un fino (vino blanco), una manzanilla (vino dulce) o una cerveza bien fría será suficiente para disfrutar un momento espectacular.
