Lanzarote es una isla del archipiélago canario con un paisaje plenamente volcánico. Un lugar especial en el que te fascinará el contraste del colorido de su tierra volcánica con el intenso azul del cielo y el océano atlántico.
En Lanzarote la naturaleza convive con el arte. Apenas hay árboles, pero la belleza de la vegetación que se abre paso nos sorprende a cada paso. Sus pueblos son de casas blancas de poca altura y el horizonte aquí es infinito.
Un lugar donde detenerte, relajarte y descansar en sus playas solitarias. Pero también un lugar donde vivir, descubriendo la esencia de sus gentes. Visitando sus museos y cuevas y como no, degustando sus vinos de la D.O.P Lanzarote.
También es un placer conocer sus galerías de arte o sus localidades con encanto como Teguise, donde lo mejor es perderse por sus tiendas de artesanía.
El lugar donde César Manrique dejó su impronta
Una de las figuras fundamentales en el desarrollo de la isla fue el artista César Manrique. Pintor, escultor, y arquitecto, su objetivo fue preservar el maravilloso entorno natural de la isla creando un bello legado.
Sus obras arquitectónicas son respetuosas con el medioambiente y se integraran con la naturaleza del lugar en plena armonía. Fruto de su trabajo hoy podemos admirar, por ejemplo, la Casa del Volcán (el lugar donde él mismo vivió). Tubos volcánicos como los Jameos del Agua. También el impresionante Mirador del Río con vistas a la isla de La Graciosa, o la Cueva de los Verdes donde se puede asistir a un concierto o admirar un jardín con más de 7.000 ejemplares de cactus.
Una naturaleza sorprendente
Más de 100 volcanes dan forma a los paisajes de esta isla que casi parece lunar. Uno de los más impresionantes es el del Parque Nacional de Timanfaya, donde se pueden contemplar hasta 25 cráteres.
También resultan increíbles los parques naturales del Archipiélago de Chinijo y de Los Volcanes. En este último sorprende su Charco Verde, una laguna de un color verde alucinante que se comunica con el mar a través de grietas subterráneas.
La belleza de playas, ya sean de arena blanca, como la de Papagayo en Yaiza, o Famara, o de arena volcánica no te dejarán indiferente. Su belleza y tranquilidad te invitan sutilmente a disfrutarlas y dejarte llevar.
Gastronomía y un vino muy especial
La singularidad de los paisajes se traslada incluso a la cocina. En el parque Nacional de Timanfaya puedes comer en uno de los restaurantes más originales del mundo, El Diablo, donde cocinan con el calor que desprende la tierra.
En la zona de La Geria, las vides crecen entre volcanes, pues aprovechan el terreno volcánico para crear viñedos en hoyos en la tierra protegidos por muros semicirculares de piedras volcánicas dando lugar a unos riquísimos vinos como el famoso Malvasía.
Para acompañar a estos vinos, nada como productos característicos de la zona, tan característicos de la cocina canaria, como las papas arrugadas, el mojo verde y rojo, pescados como la vieja, o postres como el bienmesabe…
