Viajamos por las tierras de O Baixo Miño, llamadas así porque son las que baña el río Miño en el tramo final de su curso, antes de desembocar en el océano Atlántico.
El Miño es el gran río gallego que baja por las tierras gallegas como es representado en la bandera de Galicia. Separa España de Portugal por 300 metros de orilla a orilla. Por eso por las noches, además de la luz de la luna, refleja las luces de las dos ciudades fronterizas.
Un puente internacional une la capital del Baixo Miño, Tui con la población portuguesa de Valenca do Minho. En medio de un espacio natural muy interesante, por contener un estuario de gran riqueza ecológica por la variedad y cantidad de aves que invernan en este lugar.
Tabla de contenidos
Resumen de nuestra ruta
Nuestro itinerario en el Baixo Miño parte de Tui, que alberga la única catedral de la provincia de Pontevedra. Enclavada en la parte más elevada de la ciudad, la Catedral de Tui es un excelente mirador sobre el valle.
A 27 kilómetros de Tui se encuentra A Guarda, hermoso pueblo costero donde se ubica el famoso castro de Santa Tegra. A Guardia está a 80 kilómetros al sur de Pontevedra. Se va por la autopista de las Rias Baixas (AP-9) hasta Tui y luego por la carretera P-552.
Por el camino nos acercaremos a las comarcas de Tomiño, O Rosal y Oia, una tierra fértil donde las haya, donde encontraremos excelentes bodegas, campos frutícolas y hasta antiguos molinos harineros.
A Guarda
Cualquier momento del verano es adecuado para disfrutar de las playas y de las actividades del Miño y de las que se desarrollan torno al puerto de la Guardia. Aquí se congregan las gamelas que pescan el peixe del día y la gente que se reúne a picotear en las taperías que proliferan por la zona, o en el hotel San Benito, antaño convento y por ello repleto de vírgenes románicas.
Sendas de ascenso al monte
Desde el puerto se puede rodear el monte Santa Tecra por la orilla del mar, caminando entre viejos molinos de viento, salinas y cetáreas que son los viveros donde se criaban los famosos bogavantes y langostas típicos de la zona.
También por la senda litoral se llega en unos quince minutos a las playas de O Muiño y A Lamiña, justo donde el río se funde con el mar y que por ello tiene agua salada con la marea alta y dulce si es baja.
A la cumbre del monte se puede ascender caminando desde A Guarda en media hora, que es lo que se hace la segunda semana de agosto (el primer domingo). Esta es una fecha ideal para visitar esta comarca de O Baixo Miño, pues es cuando se celebra en A Guarda las Festas do Monte.
Muchos jóvenes (y no tanto) suben a golpe de tambores y garrafas de vino entre una animada y colorida romería en la que todos acaban del color morado del vino, por lo que esta fiesta también es conocida como la fiesta del vino.
Al monte también se puede subir en coche, que es lo más habitual desde que se construyó su carretera en 1913. Fue entonces, cuando se construía esa carretera cuando se descubrió en la ladera del monte el más famoso de los castros gallegos, el Castro de Santa Tecra.
Castro de Santa Trega (Tecla)
Dicen que Santa Tecra es la doctora de las dolencias del corazón. Nosotros no comprobamos las virtudes milagrosas de esta santa pero estamos convencidos de que para subir andando hasta su ermita, en los alto del monte, no se puede tener insuficiencia cardíaca.
Al llegar arriba nos encontramos con los castros, el Castro de Santa Tecra, donde se agrupan los restos de un poblado amurallado de unos 700*300 metros donde debieron convivir unas cuatro mil personas, los celtas, un pueblo galaico que tuvo su capital en la vieja Tui. El poblado lo conformaba una especie de cabañas circulares, hoy restauradas, cubiertas de techos de paja. Estas construcciones son el mejor testimonio de la cultura galaicorromana, la cultura de un pueblo, el celta, que habitaron este enclave entre los siglos I a.C. y I d.C, coincidiendo con la romanización del noroeste peninsular.
Desde A Guarda sube una carretera bien señalizada hasta el castro. Se encuentra a tres kilómetros (unos 341 metros) de la población de A Guarda, en la ladera septentrional del monte. Un kilómetro más arriba se encuentra el Museo Arqueológico Monte Santa Trega (Masat).
A juzgar por los restos que aquí se encontraron y que se exponen en el museo, los celtas eran gentes de paz, dedicadas a la agricultura, ganadería, pesca y sobre todo al comercio. Por ello los campamentos castrenxes eran elegidos en la antigüedad en enclaves privilegiados con buena visibilidad.
Este no es una excepción. Desde la cima del monte se gozaba de una posición inmejorable para controlar tanto las rutas marítimas del atlántico como las fluviales del Miño. Y es que desde aquí se divisa el valle vinícola de O Rosal, la desembocadura del río Miño, el hermoso país vecino, Portugal y la inmensidad del mar, donde podemos disfrutar de hermosísimos amaneceres y atardeceres.
Bodegas de O Rosal
En nuestro camino hacia Tui pasamos por la comarca de O Rosal. Este lugar es una parada obligada para un foodie que se precie, pues en sus bodegas se producen algunos de los mejores vinos de la Denominación de Origen Rias Baixas.
A diferencia de los de la comarca del Salnés, aquí no predominan los monovarietales de uva albariño, sino coupage con otras variedades (godello, treixadura, caiño…) e incluso con alguna variedad que se creían desaparecidas, como la castañal. De ella solamente quedaba una talla en el retablo de la catedral de Tui. Redescubierta por el CSIC en una finca de las bodegas Valmiñor, que es la bodega que hace los vinos más originales de la comarca.
Podemos citar hasta casi una docena de bodegas de la zona. La más comercial y conocida es Terras Gauda. Quinta de Couselo y Santiago Ruiz son bodegas familiares con especial encanto y Lagar de Cervera es una bodega muy moderna e impactante con vocación enoturística.
Nosotros tenemos una especial predilección por Bodega Aldea de Abaixo y su vino monovarietal albariño Gran Novás, algún día os contaremos el porqué.
Los Molinos do Folón y del Picón
Otra parada indispensable en O Rosal es la que debemos hacer a unos 15 kilómetros, para conocer los molinos do Folón y del Picón, entre Martín y Fornelos. Estos son un asombroso conjunto etnográfico compuesto no por uno o dos molinos, sino por nada más y nada menos que por 67 molinos en cascada, escalonados uno detrás de otro en un no menos asombroso paraje natural.
Ubicados en las laderas de un monte rebosante de agua, con multitud de cascadas y pozas, este es un lugar ideal no solo para realizar senderismo sino también para disfrutar de una tarde de merienda y baño campestre.
Hay un punto de información en el molino más próximo al asfalto y un sendero circular señalizado de pequeño recorrido (PR-G94) de tres kilómetros y unas dos horas de duración.
Tui
La ciudad
La ciudad medieval de Tui es un conjunto monumental que serpentea desde la catedral en un entramado de calles, plazas y callejones que albergan algunos de los edificios civiles y religiosos más emblemáticos.
Para visitarla hay que dejar el coche bien aparcado para callejear por su casco histórico.
Abajo del todo se encuentra el río con un estupendo paseo por su margen ideal para pasear o pedalear. También se puede navegar en barco o remar.
la Catedral de Tui
Y es que Tui fue la ciudad sudoccidental más importante de Galicia en tiempos de los romanos y todavía hoy en día puede presumir de catedral y obispado, algo de lo que no goza ni la mismisima capital de la provincia, Pontevedra.
A lo alto se encuentra una construcción que más que una iglesia parece un castillo con sus torreones y almenas pero que en realidad es la Catedral de Tuy. Situada en la parte más elevada de la ciudad este Imponente templo fortificado construido entre los siglos XII y XIII en estilos románico y gótico divisa el pueblo y la desembocadura del río.
No debes abandonar el Baixo Miño sin probar…
Los espectaculares vinos blancos de la comarca de O Rosal acompañados de una no menos espectacular lamprea. Para ello debes visitar la comarca del Baixo Miño en los tres primeros meses del año, que es cuando este pez de boca succionadora y forma de serpiente viene a desovar al río. Los cocineros de la comarca de esta comarca -además de en la zona de Arbo, en la comarca de A Paradanta- suelen prepararla guisándola en su propia sangre. Pero también se consume ahumada el resto del año, compartiendo protagonismo con la angula y la anguila, que junto al salmón y el sábalo son otros manjares que no te deberías perder en esta zona,
Los manjares de las distintas fiestas gastronómicas que tienen lugar en A Guarda, como la fiesta de la langosta, a principios de julio, o la del pez espada el último fin de semana del mismo mes, o la de la angula que tiene lugar en abril en Tui.